Jujutsu

GOJO

Itadori y el resto miraron fijamente la escena frente a ellos, kagome estaba sentada en el suelo en una posición de loto mientras meditaba con los ojos cerrados y rodeándola como una especie de animal salvaje estaba su sensei con una gran sonrisa en su rostro mirándola a través de la venda que cubría sus ojos

Hace pocas semanas habían conocido a kagome, la última sacerdotisa del mundo y también la única persona que estaba bajo la protección de gojo. Kagome debía de tener la mayor protección posible, se suponía que ella debía de estar en el santuario con tengen, pero al final decidieron que kagome debía de estar afuera en el mundo con un guardián, siendo gojo el único que se adecuaba al trabajo en cuestión de fuerza y poder

"sensei, no creo que eso sea bueno"

Fushiguro habló con voz cansada mientras miraba como gojo rondaba a kagome como una especie de tigre enjaulado. Al escucharlo gojo giro su rostro ligeramente en su dirección antes de sonreír y finalmente arrodillarse frente a kagome quien aun estaba con los ojos cerrados meditando. Al ver que gojo no la dejaría en paz suspiraron y los tres se fueron dejándolos solos sabiendo que su sensei podría ser golpeado, kagome era la única que podía golpearlo

Ignorando los pensamientos de sus alumnos gojo miró fijamente el rostro de kagome con una sonrisa suave y tranquila. Lentamente alzó una mano y se quitó la venda que cubría sus ojos para verla mejor, al instante sus pupilas se dilataron y su cuerpo entero se relajó al mirarla. El poder de kagome era brillante y tranquilo, se movía a su alrededor como una brisa suave

Inconscientemente alzó una mano para tocarlo y antes de darse cuenta el poder de kagome lo rodeó como una manta cálida y acogedora. Bufo divertido y miró a kagome que seguía meditando tranquilamente sin darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor ya que su meditación era demasiado profunda, gracias a eso el siempre tenia que estar a su lado en ese momento (cosa que no le importaba)

Cayó en una pose sentada y apoyó su codo sobre su rodilla antes de apoyar su barbilla sobre la palma de su mano simplemente viéndola sin la venda de sus ojos. Cuidarla era lo mejor que le había pasado