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LUCERO
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|BAJO LA SOMBRA DE UN ENCUENTRO|
El susurro de mi nombre, apenas perceptible y la sacudida suavemente de mi cuerpo me tienta a despertarme. El cansancio y el deseo de seguir durmiendo me impiden abrir los párpados o emitir cualquier sonido en respuesta. Por un instante, mi conciencia se pierde en la nada hasta que siento un peso sobre mi delgado cuerpo. Por instinto, me despierto y lanzo la almohada para que me dejen en paz.
— Vamos, despierta o te echo agua —amenaza Kata mientras intenta despertarme rodando sobre mí.
— Dame cinco minutos más —murmuro, agarrando la almohada y cubriendo mis oídos.
— Ya dormiste mucho, tenemos cosas que hacer —responde ella levantándose molesta.
La escucho caminar hacia la puerta y, antes de salir, se detiene para decir: — Pero si quieres, te puedes quedar. Dentro de media hora salimos.
Cierra la puerta con fuerza, haciéndome sobresaltar por el impacto. Intento volver a dormir, pensando que todavía falta mucho tiempo. Pero con cinco minutos más no será suficiente. Bostezo y me levanto para alistarme. Juro que me muero de sueño; para mí, dormir nunca es suficiente. Tomo el celular del velador y veo la hora.
— ¡Demonios! —exclamo asombrada. El reloj indica que han pasado ocho horas desde que me quedé dormida y que ni siquiera he desayunado ni almorzado. Al darme cuenta de eso, mi estómago ruge de hambre.
Me apresuro a tomar una ducha y, al salir, me pongo unos jeans, unas botas y un top del mismo color. Luego me cuelgo un collar con mi nombre y, para no peinarme, aplico crema en mis rizos. Hoy es uno de esos días en los que el tiempo no está de mi lado. Esparzo el aroma de mi perfume en mi cuello y luego en mis muñecas. Salgo de la habitación en busca de Kata, pero al instante regreso por mi chaqueta de cuero y mi gorra negra para ocultar el desastre de mi cabello.
Al bajar al vestíbulo, los encuentro en el centro de la sala. Camino hacia ellos, nos saludamos y organizamos nuestro itinerario. Acordamos que primero iremos a la feria de libros, ya que está más cerca del hotel. Luego iremos a comprar un nuevo chip y, por último, antes de cenar, recorreremos algunos lugares turísticos de Berlín. Sin que se den cuenta, suspiro dramáticamente por el día agotador que me espera.
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Al llegar a la feria, me encuentro inmersa en un paraíso literario. Una amplia variedad de libros de diferentes géneros y autores se despliega ante mis ojos, desde clásicos de la literatura hasta las últimas novedades editoriales. La atmósfera bulliciosa y colorida de la feria contrasta con la tranquilidad de mis pensamientos mientras me sumerjo en la inmensidad de las letras y las historias que esperan ser descubiertas.
