«Convenience Store»ꨄ︎

❥︎10

Desde aquella noche Jongseong comenzó a acercarse a Sunoo.

Para ese punto ya no sabía si era por lo demente que estaba, el hecho del innegable atractivo del foráneo o por su mentalidad sobre lo corta que es la vida y que debería vivirla como si en cualquier momento fuera a morir— cosa que era posible—. De cualquier manera, ahora el pelinegro quería al muchacho azabache de la tienda de conveniencia y todo lo que iba con él, como si fuera un capricho que intentaría conseguir.

Quería sus cabellos rosas, sus finos y brillantes ojos, los labios delgados que tenía y que se teñian de un color cereza de tanto que los mordía por mero fastidio, su piel con un ligero y casi imperceptible tono canela además de los diversos lunares que la decoraban como estrellas al cielo nocturno, su personalidad brisca y fuerte, pero en realidad se podía notar que era sensible y temerosa, la faceta sería que mostraba a pesar de como sus manos temblaban bajo el mostrador, su dulce voz insultándolo de la forma más jodida e inclusive el perfume barato que utilizaba de vez en cuando, cuando siquiera se acordaba que lo tenía.

Jongseong estaba interesado en cada una de esas cosas del contrario.

Puede ser que aquel interés repentino solo fuera una efímera atracción, como también pudiera ser que fuera algo que llegara a durar años, eso ya no importaba realmente. Él estaba dispuesto a arriesgarse de todas formas.

—¿Qué tú quieres que cosa?

El pelinegro invasor de cajas de refresco apiladas salió de su pequeño momento dubitativo cuando la voz de Sunoo hizo eco en la tienda.

Ambos jóvenes de edades diferentes ocupaban un lugar diferente en la tienda de conveniencia, el azabache se cuestionaba la posibilidad de tomar un paquete de gomitas de la estantería frente a la caja registradora y Jongseong estaba cómodamente sentado sobre las cajas de refrescos que el más bajo debió haber ordenado hace unas largas dos horas. El pelinegro se había aparecido hace no mucho con una propuesta que causó una expresión extrañada en el cabello más claro, misma que aún decoraba su rostro.

—Salgamos— repitió el pelinegro con absoluta calma.

Ante ello, Sunoo no pudo evitar reír de forma irónica.

—No es por intentar ofenderte, pero realmente no confío en ti, gracias— contestó en azabache, rodando sus ojos antes de rodear el mostrador y regresar a su puesto original.

Jongseong lo siguió con su mirada, poco después desocupó su cómodo lugar para recostarse con sus antebrazos sobre el mismo mostrador, justo enfrente de Sunoo.

—Lloraste sobre mi hombro.

—Eras el único con un hombro para eso.

El pelinegro entrecerró sus ojos, el contrario se encogió de hombros, colocándose en la misma posición que él, solo que desde su propio lugar.

Sunoo expresaba lo que pensaba con seguridad mientras que Jongseong dejaba que su vista se moviera a la par de las cejas del pelirosa.

Era entretenido el movimiento involuntario que hacía para ayudar a expresar sus emociones.

—Eres directo, me gustas— confesó Jay una vez más a lo que el azabache desvío su vista en medio de un suspiro.

Hace solo dos meses el mismo que ahora dictaba sus pensamientos sin arrepentimientos, sentía una profunda ansiedad de solo recordar al pelinegro, no obstante y pasado el tiempo se acostumbró a él, llegando a expresarse como si fuera solo una persona más.

Total, si lo hubiese querido matar ya lo habría hecho.

E incluso, hasta cierto punto, comenzaba a apreciar esa extraña cercanía entre ambos.

Sin embargo, el hecho que de un día para el otro llegara con la propuesta de salir como pareja era algo que no estaba en sus planes en lo absoluto.

—¿Se puede saber por qué quieres salir conmigo tan de repente?

—La vida es corta, más para alguien como yo, ¿Debo explicarlo mucho?— concluyó Jongseong sin mucho esfuerzo, ya tenía su respuesta planeada desde un principio —además, creo que deberías sacar a ese tipo raro de tu cabeza. Se va a casar, Sunoo, supéralo.

—Lo dices como si fuera algo sencillo— suspiro Sunoo a la vez que se aleja a del mostrador.

—Es sencillo— contestó el pelinegro de inmediato—, solo necesitas motivación. Así como yo necesite motivación para decirte que salgamos, pero no me quieres hacer caso.

Sunoo convirtió sus labios en una fina línea ante la décima afirmación del pelinegro sobre ese tema.

—Te pedí que tiráras la cadena, eso requirió toda mi motivación acumulada en el baño— alego el pelirosa, Jay rió.

—Si, bueno, eso de todas formas no responde mi propuesta, querido.

Por más que lo intentó, Kim no pudo retener el fuerte suspiro que escapó de sus labios antes la insistencia del más alto.

—Solo una cita— aclaró el pelinegro cuando notó que el contrario estaba considerando la propuesta.

Sunoo lo pensó con ligereza, no vamos a mentir, ya para ese momento no tenía mucho que perder, al menos nada de lo que podría considerar de valor. La atracción física entre ambos era casi innegable, él no quería pensar en la absurda invitación de boda que continuaba dentro de su abrigo —se negaba completamente a sacarla de allí para afrontar la realidad —, en todo ese tiempo que había estado viviendo allí no había ido más allá de su trabajo y su hogar alquilado, y por otro lado, el pelinegro parecía completamente dispuesto a continuar insistiendo hasta que dijera que si.

Sunoo desvió su mirada a una estantería aleatoria y luego la llevó hasta el que iba vestido con un pantalón ajustado oscuro y un suéter ancho de color negro, ese mismo que esperaba una respuesta con un semblante supuestamente inocente y sus comisuras alzadas tan solo lo suficiente para formar una vaga sonrisa.

El más bajo lo pensó una última vez.

—Bien... Tengamos una cita entonces — aceptó al final, haciendo que la sonrisa del pelinegro se ampliara aún mas—, pero no quiero que hagas ninguna mierda ilegal.

Y asi la sonrisa de Jongseong se borró de inmediato.

—¿Cómo se supone que entraremos al autocine sin auto entonces?

En ese momento, y sin siquiera haber pasado diez segundos, Sunoo comenzó a cuestionar su decisión anterior.

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1025 palabras

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