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Con el cielo nocturno cubriendo la ciudad y solo los faroles anaranjados y la gran luna plateada iluminando su camino de regreso, Sunoo caminaba con calma hacia su departamento luego de haber terminado su turno de aquel día, sus viejos audífonos cubrían sus oídos junto con una reproducción de canciones de Britney Spears que por alguna razón tenía ánimos de escuchar.

En su camino el silencio había sido cómplice de su ansiedad, finalmente luego de colocarse sus auriculares había decidido comenzar a divagar sobre su nuevo estilo de vida, ese que causó un drástico cambio en su rutina; ahora estaba lleno de deudas, problemas y preocupaciones constantes que no lo abandonarían pronto, dudaba de su capacidad para salir adelante, pero evitaba a toda costa el siquiera pensar en ello, simplemente lo categorizaba como "sobrevivir". Todo por huir de quién antes hacía su corazón vibrar eufórico mientras las comisuras de sus labios se alzaban con emoción y ahora le daba ganas inmensas de llorar interminablemente y no de felicidad, claramente.

En medio de sus pensamientos flotantes, una melodía conocida para él comenzó a sonar.

Criminal

La canción que relataba una historia de amor diferente y probablemente insano donde una chica de buenos principios cambió drásticamente su vida, se enamoró de un criminal y está le explicaba a su madre aquello, pidiéndole entre lágrimas que dejara de temer por ella, que estaría bien. Y al final era verdaderamente desgarrador imaginar una historia donde alguien de buenos principios acababa atrapado en una telaraña de dependencia, estrés, sufrimiento y dopamina elevada a base de narcóticos nocivos para la salud.

Sunoo por su parte creí que no era posible que aquel tipo de relación surgiera con una persona racional que conociera los verdaderos peligros de los que el amor no los iba a salvar por meterse con un delincuente.

Eso creyó.

Con aquel pensamiento en mente, el azabache suspiró, dispuesto a sacar el teléfono para cambiar a la siguiente canción, algo de rock tal vez, para contrastar con su elección de todo el día. Al mismo tiempo que hacía aquello pasó por el inicio de un callejón, y ocurrió tanto en tan solo pocos segundos que no pudo cambiar la melodía.

Primero su cuerpo había sido jalado hasta dentro del callejón desde su cuello y cintura, después su espalda chocó contra la pared de ladrillo rojizo y viejo de una de las paredes del oscuro lugar, obligándolo a jadear por el repentino dolor. Antes de que pudiera reaccionar su agresor con prisa y manteniendo con su otra extremidad una navaja en la yugular del muchacho, pasó su mano por todo su cuerpo, tomando agresivamente el dinero que cargaba consigo en su bolsillo, su billetera y llaves al igual que sus audífonos y teléfono que habían caído al suelo.

Lo último que el desconocido estuvo a punto de tomar del pelirosa a la fuerza era la cadenita de oro que colgaba de su cuello, pero Sunoo como pudo tomó la muñeca impropia para detenerlo en el acto, ignorando el echo de que podría morir por cualquier gesto que hiciera.

—Puedes llevarte todo lo demás... pero lo demás no— Afirmó con su respiración agitada, resignado a perder lo demás, pero negándose rotundamente a permitir que se llevará su collar.

Sin embargo, Sunoo era un ingenuo que por un segundo creyó que el delincuente sería bondadoso, quién creyó que cuando el sujeto soltó la cadena era para dejársela y que realmente no esperaba aquel puñetazo que cayó en su mejilla y su repetición en su estómago segundos después de que su asaltante le arrancará repentinamente el accesorio de alto valor económico.

«Convenience Store»ꨄ︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora