ッᝍ 𝗧𝗼𝗼 𝘀𝗹𝗼𝘄 𝘁𝗼𝗼 𝗳𝗮𝘀𝘁 • ꒰ hyunin ꒱

𝗫𝗜𝗜

Desperté por causas naturales de mi cuerpo, simplemente el sueño se comenzó a ir y mis ojos tendieron a querer abrirse. Con mucha pesades comencé a obedecer a las señales de mi cerebro y abrí los ojos con dificultad y cansancio, aún tenía sueño, pero mi cuerpo quería despertar sí o sí.

La primera imagen que enfocaron mis ojos fue el rostro relajado de mi novio recostado a mi lado, con los labios entre abiertos y el cabello revuelto peor que un nido de pájaros. Sonreí por la vista y levanté una de las manos que tenía rodeando su cintura y comencé a arreglar su pelo, acariciandolo.

Pasé mi vista a su rostro entero, sus ojos cerrados, sus pestañas, sus cejas, su frente relajada, sus mejillas, su nariz tan hermosa, sus labios tan deliciosos y perfectos, incluso su barbilla que sí es muy bonita.

Al ver su barbilla pude notar parte de su cuello, el cual me llamó la atención porque tenía unas manchitas muy particulares rodeando el perímetro. Abrí los ojos en grande al notar que había al menos tres pequeñas manchas en cada lado, tanto izquierdo como derecho, si bien no eran enormes sí se notaban e incluso había una muy arriba como para ser cubierta con el cuello de la ropa.

—Ay no, los señores Yang me van a matar si las ven —Susurre para mí mismo preocupado.

Bajé más la vista hacia su pecho y también note otras manchitas esparcidas por la superficie.

¿En qué momento...?

Acerqué mi mano y las acaricié, como si eso ayudara a que se fueran, pero dejé de tocar cuando me di cuenta de que seguían igual de intensas.

—Bueno, ahí es más difícil que se vean —Traté de calmarme con esa idea, porque después de todo era cierto, nadie más que yo, y probablemente sus papás, le verían el pecho a Jeongin.

Me quedé viéndolo dormido un tiempo más, aclarando mi mente y ahuyentando los pensamientos negativos, no era momento de pensar en eso, no cuando hace unas horas hice el amor por primera vez con Jeongin, ese debería ser mi pensamiento primordial.

Recordé varias escenas de lo ocurrido en ese momento tan significativo, los besos que compartimos, las sensaciones que tuve al embestirlo, sus gemidos y mi nombre en ellos, sus expresiones de placer, las palabras de amor que nos dimos, el mejor orgasmo que he tenido en mi vida, incluso los besos que provocaron esas manchitas. Cada instante lo sentí revivir, haciéndome sonreír por caer en la realidad del asunto.

Hice el amor con el amor de mi vida.

No ocurrió nada malo como creí que pasaría y fue mucho mejor de lo que pude imaginar o soñar, simplemente había sido perfecto.

Noté que mi novio comenzaba a removerse un poco en su sitio, moviendo su cabeza y sus brazos, estirando sus piernas y enredandolas con las mías. Al igual como me pasó a mi, sus ojos comenzaron a abrirse con dificultad y cansancio, acelerando mi corazón pues estaba a punto de verme después de tan magnífico momento, ya quería que habláramos de cómo estuvo.

—Buenos días —Le dije con voz alegre al notar que sus ojos estaban lo suficiente abiertos para notarme.

—Buenos días —Apenas y habló con voz cansada y adormilada, sonriendo leve después.

Reí por lo bonito que se veía en estos momentos y él también lo hizo, despabilandoce más.

—¿Cómo amaneciste? —Le pregunté rodeando su cintura otra vez.

Vi que se sonrojaba y mordía su labio inferior, bajando la mirada.

—¿En serio hablaremos de eso? —Me preguntó con voz un poco infantil.