IV: Dejando las cosas en claro.

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— ¿Estás bien, señorito Venti?... Se quedó callado un buen rato. — El pelinegro la volteó a ver, dejando escapar un par de lágrimas gruesas por más que el retuviera los hipitos, sollozos y las propias lágrimas. — Ay... Realmente lo sentimos por todo lo que pasó, señorito Venti... No llores más, por favor, le dolerá la cabeza. — Pasándole un pañuelo que había entre sus cajones; éste lo tomó con gusto para secarse las lágrimas.

— Muchas gracias, señorita... Pero solo dígame Venti como me dicen mis amigos... ¿Yun-han, verdad? — Preguntó el pelinegro aún con dudas. — No me gustan las formalidades, prefiero que me traten de tú y no de usted.

— Gracias por el dato, Venti... Y no, ese era mi apellido de soltera; Yunjin puedes llamarme igualmente.

— ¿De soltera?... Eso quiere decir que es una señora casada... Uhhh ~ — Animándose, para molestar un poco a la armario. — Y si nos ponemos en confianza... ¿Quién es su pareja? Señora de...

— Xinyan, mi adorable esposa; pero hace tiempo no la he visto... No desde que pasó lo que nos pasó y bueno... Me convertí en esto y el amo me trajo acá para evitar que rompiera las escaleras. — "Apuntando a ella misma" completamente. — Pero esos son detalles para después... — Decía abriendo una de las puertas y buscando algo... Salieron unas polillas de una de éstas. — Mon Dieu, qué pena; tal vez del otro lado... ¡Ajá! Perfecto para ti... — Sacando un vestido rojo ligeramente adornado para invierno que le acercó animadamente pero este solo lo alejó un poco.

— Gracias, pero no podría aceptarlo... Es demasiado bonito para que yo lo use. — Trataba de devolverlo pero la insistencia, tamaño y fuerza de la diva ganaba.

— No sea tan modesto... Además que con la ropa empapada que llevas y éste clima te podrías enfermar, y de paso se que te quedará perfecto para esta noche...

— Disculpa, ¿Qué pasará esta noche?...

— Disculpa, ¿Qué pasará esta noche?

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Al tiempo... Aún dentro del palacio... Pero en el comedor...

— ¿Q-qu-qué sucede, amo?

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— ¿Q-qu-qué sucede, amo?

— Estuve afuera toda la tarde en ese intento de bosque... Acabo de llegar de ese cuchitril de plantas... Voy a revisar al prisionero... Resulta que no está en la prisión... Me pongo a buscarlo como loco para ver si no se ha escapado... ¡Y me entero que está en una de las habitaciones más lujosas del lugar y me dice el maldito chef que está haciendo cena para dos y que lo invitaron! — Gritó molesto mientras Diluc y Keching titilaban por el grito de su amo.

El doncel y la bestia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora