I: El doncel soñador.

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9 años después...

Una mañana a mediados de otoño, en el pintoresco pueblo de Mondstadt, en las afueras de este poblado; un doncel de cabellos negros y turquesas en trenza

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Una mañana a mediados de otoño, en el pintoresco pueblo de Mondstadt, en las afueras de este poblado; un doncel de cabellos negros y turquesas en trenza... Tenía una pañoleta de color azul a modo de banda; que vestía una camisa de botones blancos, un vestido azul claro que le llegaba a los tobillos también de botones que tenía abierto ligeramente en la parte de abajo revelando unas botas de trabajo marrones y su característico corset que nunca le hacía falta, iba saliendo de su cabaña en dirección al centro del pueblo con un canasto en las manos.

- El lugar siempre es aburrido... Todos los días siempre son iguales... - Bostezo de aburrimiento y de sueño mientras empezaba a llegar al centro del pueblo. - Siempre lleno de gente simple... Que despierta así...

El reloj de la torre indicó las 7 de la mañana; haciendo que muchas de las ventanas empezaran a ser abiertas.

- ¡Bonjour! ~ - Gritaba alguien.

- ¡Bonjour! ~ - Mencionaba otra persona más.

- ¡Bonjour! ~ - Decía alguien mientras abría la puerta de su negocio.

- ¡Bonjour! ~

- ¡Bonjour! ~

- Aquí viene el panadero siempre a tiempo, su mismo pan viene a vender ~
Todo siempre pasa igual, en esta provincia; un pequeño cambio quisiera ver ya ~ - Susurraba mientras empezó a llegar cerca de una panadería, dónde un señor cuyo gorro de chef era tan grande que lo cubría. - Bonjour, Chef Mao... ¿Ha vuelto a olvidar algo? - Saludaba amablemente el pelinegro mientras tomaba dos de los panes y le pasaba algunas monedas de cobre.

- Bonjour, Venti, si... pero no recuerdo que era, pero ya me acordaré. - Decía apenado el chef tomando el dinero. - ¿A dónde vas tú, jovencito? - Preguntaba animado el señor.

- A la librería, acabó de terminar un libro acerca de un viejo caballero, su acompañante y unos molinos y-.

- Si si si... ¡Ah! ¡Ya recordé! ¡El pan en el horno! - Se apuraba mientras Venti solo volteaba sus ojos con una risita y le daba una mordida a uno de los panes mientras dejaba en la canasta el otro, costandole un poco.

- "Me vendió pan de ayer". - Pensaba ligeramente molesto mientras iba a su destino, teniendo que atravesar más partes del poblado y siendo el centro de atención para los demás; aunque lo hacía dando saltos en unas piedras adyacentes al puente en lugar de cruzarlo y caminando por el borde de la fuente principal.

Unos chicos del instituto únicamente de varones que iba a ingresar a clases junto a sus compañeros, mientras apuntaba al pelinegro. - Miren a ese chico tan extraño.

- ¿No es el doncel de aquella vez? - Preguntaba otro mientras que Venti se subía a la parte de atrás de una carreta, llamando la atención de ellos.

- Aunque tenga una linda faz, atención no le deben prestar; una mala influencia es para los demás. - Indicaba un profesor mientras empujaba a los estudiantes a que entrarán al salón.

El doncel y la bestia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora