IV

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CAPÍTULO 4 : AC

   "Andrew" solo llegaba ese nombre a la mente de Martín, él se encontraba conduciendo para llevar a Silvia a donde su abuela. Después de llevarla, regreso a casa para seguir pensado en aquello que había pasado anoche, "¿cómo es posible que las cosas estén cambiando?" Se decía así mismo, él no se daba cuenta de que por primera vez sus saltos en el tiempo están tocando la realidad de las cosas "¿Qué estará pasando?" se preguntaba una y otra vez. Después de no parar de pensar en el coche decidió manejar más rápido de regreso a su casa.

(...)

   Después de llegar Martín se acostó en su mueble a pensar, solo seguía pensando en cómo es que ahora hay un nuevo vecino en el vecindario y en un fragmento de segundo pensó en los sueños que había tenido "¿será que los sueños tratan de decirme algo?" Se preguntaba a sí mismo en un bucle hasta que por fin paro de pensar y volvió a la realidad.

   —A ver Martín, piensa un poco sobre que pude estar pasando —sus pensamientos empezaron a escaparse en voz alta —En los sueños aquella silueta decía que por fin cambie el destino y salve a Silvia y justo ahora acaba de pasar algo que nunca había pasado, Andrew es alguien que en las doce veces que he saltado en el tiempo jamás él estaba, ¿Podría Andrew ser algo clave para salvar a Silvia? —se decía y repetía sin parar, pensar en voz alta siempre terminaba ayudándolo a orientarse un poco mejor en las decisiones que tomaba.

   Después de un rato, decidió que sería mejor investigar más acerca de los sueños que estaba teniendo. Mientras investigaba, pensaba que podría conocer más a Andrew, ya que creía que los sueños en los que una silueta le decía que salvó a Silvia tenían algo que ver. No podía dejar pasar eso, así que se propuso investigar a fondo.

   Justo en ese momento, sonó el timbre de la puerta y al abrir, Martín se sintió irónicamente escalofriado al ver que era su nuevo vecino, Andrew. Aunque seguía sintiendo esa sensación que le paralizaba el cuerpo, recordó que debía concentrarse en volver un poco a la realidad y dejar de lado esos pensamientos y sensaciones vagos.

   —Andrew, ¿qué haces aquí?, ¿necesitas algo? —pregunto ocultando un poco la intriga.

   —buenas tardes Martín, ¿no conozco mucho esta ciudad y quería ver si podías decirme algún lugar cerca que sea agradable?

   —no muy lejos de aquí queda un pequeño bosque, podría acompañarte si quieres —dijo disimuladamente.

   —Claro, se me haría más fácil porque así me enseñas un poco acerca de la ciudad.

   El bosque quedaba a unas cuantas horas de la ciudad, el bosque era tan hermoso que fue nombrado "el bosque del edén" por la gente de la zona.

(...)

   A eso de las dos de la tarde, estaban deslumbrados por la belleza del bosque. Había grandes y hermosos árboles de un color verde oscuro, una hermosa cascada no muy lejos de allí, y un lindo campo lleno de flores de muchos colores. Podían oír y ver pájaros al mirar hacia el cielo, y al mirar hacia el suelo podían ver grandes iguanas, ardillas y muchos animales pequeños. Era algo muy hermoso y difícil de descubrir para ellos. El bosque no solo era hermoso, sino también inmenso. Era tan grande y extenso que las personas de la ciudad tenían la creencia de que en ese bosque había algo mágico.

   — ¡WOW! tenías mucha razón, este bosque es realmente hermoso —dijo Andrew de manera muy asombrada y con una gran emoción.

   —Te lo dije. —respondió con una sonrisa y la misma fascinación que siempre sentía al ver el bosque — ¿y de dónde eres Andrew? —preguntó mientras caminaban por los senderos del bosque.

   —Soy de muy lejos, pero desde hace tiempo había querido mudarme a estos lares.

   —Eres alguien bastante reservado.

   —Con el tiempo se aprende a que no puedes andar por ahí contándole a todo el mundo tu vida —dice observando a Martín con sus profundos ojos azules —pero lo que sí puedo decirte es que vengo de un orfanato.

   —oh, lo lamento, debe ser difícil perder a tus padres—dijo Martin sintiendo un poco de lastima por Andrew.

   —No te preocupes, tampoco es que haya tenido una pésima infancia por eso, tuve un gran hermano que siempre me protegía. —dijo con una sonrisa cabizbaja—¿y qué hay de ti, como fue tu infancia?

   Martín podía nota la manera tan calmada y serena en la que Andrew hablaba.

   — Pues me crie con mis padres, pero al cumplir los dieciochos decidí tomar la decisión de vivir solo, supongo que era una experiencia que quería vivir lo antes posible.

   —vaya, ¿y qué hay de Silvia? Se ven tan unidos y enamorados.

   —Que puedo decirte, siempre ha estado ahí para mí, creo que soy muy afortunado al tenerla en mi vida —dijo Martín mientras se recostaba en el césped.

   —Donde está la fortuna en perder siempre — dice con un tono bastante seco y sombrío.

   —¿que acabas de decir? —dice Martín asombrado.

   Por alguna extraña razón Martín sentía como esa sensación de miedo sobre Andrew aumentaba cada vez un poco más, pero aun algo dentro de él le decía que Andrew era alguien en quien debía confiar para poder salvar a Silvia.

   —Nada — dijo sacando otra vez esa sonrisa tan agradable — Ni yo sé lo que dije.

   Martin, al hablar con Andrew en ese momento preciso, pudo confirmar justo lo que quería saber. La forma de pensar, hablar e incluso ser de Andrew coincidía con lo que Martin había experimentado en sus sueños. Por primera vez, Martin sentía que tenía una pista sobre cómo salvar a Silvia y sabía que debía aprovechar el poco tiempo que le quedaba. No sabía si la próxima vez que regresara al pasado encontraría a Andrew nuevamente, y pensaba que tal vez había sido un error en el tiempo. Pero sea lo que fuera, Martin sabía que tenía que aprovechar esta pequeña oportunidad. En el fondo, él sabía que esta vez sería todo o nada.

Martín | La carrera contra el reloj Donde viven las historias. Descúbrelo ahora