S҈e҈ñ҈o҈r҈R҈a҈y҈d҈h҈e҈r҈

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Cuando el llanto de Tonga disminuyó y lo sintió alejarse, el de sol finalmente se animó a hablar.

- ¿Qué paso Che? Antes estabas re feliz wacho, ¿Por qué estás llorando ahora? - con gentileza tomo el rostro de el de cruz para secar con sus pulgares las lágrimas que aún posaban sobre ellas.

Tonga lo miro a los ojos totalmente afligido, sus ojos tan celestes como el cielo estaban rojos e hinchados por tanto llorar, si es que podía calcular el tiempo él diría que estuvo llorando por casi dos horas seguidas. El de colores rojos sorbo la nariz mientras trataba de regularizar su respiración antes de abrir la boca para tratar de gesticular palabras nuevamente.

-El...- tragó saliva intentando mantenerse sereno -El señor Raydher- volvió a sorber la nariz una vez más, mientras dejaba de hacer contacto visual para redirigir su atención a los objetos en sus manos -El señor Raydher, murió- mordió su labio inferior con fuerza tratando de contener su nuevo llanto.

Argentina dudo un momento, para este punto había soltado el rostro del contrario para sostener sus hombros, pero ahora su mente había conectado los puntos, el señor Raydher, no era ni más ni menos que el conejito león de Tonga. Podía comprender que su perdida le doliera, pero así mismo sabía que pronto mejoraría su estado de ánimo, por lo que su tristeza no debería interrumpir en el trabajo, ¿Cierto?

Una vez más, Tonga había soltado en llanto y Argentina estuvo ahí para calmarlo, a pesar de todo, el ambiente era reconfortante y lo fue durante media hora más, antes de que se escucharán voces molestas e irritadas.

Justo cuando el reloj marcaba las cinco con cincuenta, Japón junto a China y Rusia iban bajando a la primer planta quejándose de que el llanto de Tonga parecía el de un bebé, pero claro, omitiendo el hecho de que ellos realmente pensaban que se trataba de un bebé, hasta que vieron que solo era Tonga.

Rusia parecía molesto al principio, pero después de notar como el oceánico no conseguía calmar su llanto aún con ellos presentes no pudo evitar sentir preocupación por lo que dejó de lado su primer destino para acercarse a ellos. China, quien también se notaba preocupado se acercó a los demás, pero Japón solo se quejo en su idioma antes de retomar su camino a la cocina donde se puso a preparar algo para tomar, tratando de ignorar el llanto del bicolor con cruz.

Rusia y China cuestionaban a Tonga cuál era la causa de su desordenado llanto, pero al no obtener respuesta de él se dirigieron a Argentina quien con tranquilidad explico la situación mientras acariciaba en circulos la espalda del más pequeño.

Fue cuestión de tiempo que el resto de países llegaran al lugar y preocupados se acercaran a buscar respuestas, si en algo coincidían todos es que el sufrimiento de Tonga no duraría mucho, por lo que no habría problema con que se desahogara durante todo el día.

Pero sin duda la actitud tan desinteresada de Japón había castrado a todos los presentes, en especial a Australia, quien tenía conocimiento sobre los sentimientos de su compañero por el asiático.

-Deberías mostrar un poco más de compasión por él- Rusia hablo con molestia al japonés quien le miro con el mismo desinterés -Incluso Inglaterra se ha preocupado un poco por él-

Japón simplemente mantuvo su expresión y llevo su taza de té a la boca sin tomarle mucha atención -Ya está, me cargaré a piñas al pelotudo ese- exclamó con molestia el argento quien se alejó del afectado para levantarse de su lugar, lo que tenía planeado hacer quizá le costará su posición, pero no podía quedarse de brazos cruzados ante aquella situación.

Se supone que aquel grupo debía apoyarse en las buenas y en las malas, aunque al principio la gran mayoría no coincidía en muchas cosas, habían quedado en que se apoyarían por lo menos cada que se reunieran, y aunque todos ponían de su parte el japonés seguía mostrándose tan duro como una piedra.

-No, Argentina, no lo molestes, está bien si a él le parece poca cosa mis sentimientos- Tonga toma de la muñeca al de colores celestes, sin querer mirarlo a la cara, su voz se escuchaba quebradiza, no podía negar que el desinterés del japonés le entristecía, pero no podía hacer nada al respecto, le parece injusto que quieran obligar a alguien a imponer sentimientos falsos con tal de mantener apariencias, prefería mil veces que el japonés le brindará sentimientos sinceros por encima de venderle una falsa máscara.

Aunque sus palabras sorprendieron a algunos, otros no podían entenderlas del todo, Australia suspiro, realmente Tonga no tenía remedio, sin más que hacer algunos se dirigieron a la cocina en busca de algo, otros se quedaron un rato más en la sala, mientras el de cruz regresaba a la habitación que se le había sido asignada con la excusa de que no quería molestar a nadie con sus chillidos, al irse se llevó consigo la carta y el fajo de billetes que eventualmente tiro a la basura una vez estuvo en su habitación.

Volvió a ver la carta arrugada y algo húmeda por las lágrimas que cayeron encima, el remitente era el transporte naval de Australia a Rusia, el destinatario, él, la nota en sí, explica que debido a que durante el viaje no se siguieron las recomendaciones apropiadas para el cuidado de su mascota, y a un mal posicionamiento de las cargas, una caja pesada cayó encima de la que resguardaba al animalito y por consecuencia termino matándolo, entre todo lo que decía, pedían una sincera disculpa por aquello, le regresaron el dinero que había tenido que pagar para el transporte del animal y un extra como compensación a su error.

Su querido señor Raydher murió por culpa de esos hombres, él no solo era una simple mascota como todos creían, era su amigo de toda la vida, desde que le diagnosticaron con insomnio y depresión a los trece años, ese pequeño animalito lo había acompañado en todos sus malos momentos, él y toda su generación. Solo cuando estaba con él podía sentir paz y eventualmente descansar como un bebé, pero ahora que ya no estaba no sabía que hacer. ¿Qué pasaría con él después de esto? ¿ONU lo echaría del grupo por su nueva posición?

A pesar de todo, él ama este trabajo, le hace sentir importante, no quiere ser despedido.




























Hola, espero les haya gustado este capítulo.

Es el más largo hasta el momento y la verdad no creo sacar otro igual de largo :v

Aquí Tonga tiene depresión e insomnio, el conejito que tenía era su fiel amigo, fue una recomendación de parte del médico que lo diagnóstico ya que podría ser peligroso medicarlo con pastillas debido a sus instintos suicidas, ya era un animal viejo, pero aún así, era todo lo que tenía el tongano por lo que su muerte debilitó sus fuerzas.

Argentina padece de insomnio igualmente y aunque a él le recetaron pastillas para manejar sus horas de sueño no suele tomarlas por decisión propia.

Rusia es más expresivo y sincero.

Creo que por el momento no tengo nadamás que decir.

Cualquier dato que tenga que soltar con forme avance la historia será soltada.

Si tienen dudas puedan dejar sus preguntas aquí.

ෆ╹ .̮ ╹ෆ

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