DIESCINUEVE

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Taehyung estaba en su casa no suya, acariciando al gato negro que se había posado en sus piernas, no le gustaban los gatos, pero no iba a maltratarlo, bueno tampoco era necesario acariciarlo tanto; pero igual lo hizo, pensaba que detestaba los gatos, hasta que aquella bola de pelos negra le había mostrado un lado más sensible, abierto y quizá hasta ¿Inofensivo? En fin, ahora paseaba sus dedos por sus orejas, sintiendo el ronrroneo y mirando la televisión. Cuando llegó a esa casa le gruñía, rasgaba sus zapatos y hasta huía de él, era un completo fastidio, pero ahora estaba, cambiado, distinto y hasta podría decir que cariñoso.

Ahora que lo pensaba, ¿estaba describiendo al gato realmente?

La señora Jeon entró por la puerta hace un rato, junto a su prometido SeokJin, le preguntó a Tae donde estaba su hijo y este, aunque le dolió mentirle, le dijo que no sabía nada.

Seguido, mientras la mujer iba a buscar a su hijo, Taehyung mantuvo una corta e indiferente conversación con Seokjin resultaba que tenían el mismo apellido, el mayor trabajaba como contador de una prestigiosa empresa, ganaba bien, o eso supuso Taehyung; vivía en el centro de la ciudad y le dio los típicos consejos que se dan a adolescentes resumidos en:
1- Obedece a tus padres
2- enfócate en tus estudios
Y por último: no consumas drogas, y tuvo que admitir que eso le pareció un ataque directo al futuro hijastro de Seokjin.

Después de la breve charla, Wheein bajó las escaleras con lágrimas en los ojos, el de anchos hombros la abrazó, consolándola; Taehyung se mantenía como expectador, porque en parte se sentía culpable.

Minutos después ambos adultos se quedaron en la mesa del comedor hablando.

Tae se había colocado los audífonos sin música para escuchar desde el mueble en la sala, pero no era un chismoso (quería creer)

— ¿Le has dicho del matrimonio? — Se animó a preguntar.

— Si, esta mañana, pero se escapó después de eso — Sorbió tomando otro pañuelo.

— Cariño, lo debe aceptar, además es nuestro caballero de bodas — Le dio una leve caricia en el pelo.

— Falta un mes, Seokjin, es poquísimo para hacerlo aceptar la boda — Cubrió su rostro con ambas manos frustrada.

Taehyung lo decidió mentalmente, hacer que Jungkook acepte el casamiento y sea partícipe de él seguro le sumaría puntos, sonaba una tarea complicada, el chico era terco como un burro, debía haber alguna manera en la que entrara por su lado más blando.









...








— Joder, necesitaba esto — Se extendía por el sofá de Yeonjun, quien le miraba incesante.

— ¿Te la puedo chupar? — Soltó de la nada mirando exactamente "esa" zona.

— No empieces, Yeonjun — rodó los ojos poniendo el móvil en su pecho y sintiéndolo vibrar.
— además, no me estás haciendo un favor, te estoy pagando — Se acomodó una vez más en el mueble.

Jungkook lo pensaba un poco, el hecho de que fue peligroso ir con Yeonjun, porque el chico quería algo de él. Se maldecía internamente, llamaría a Taehyung.

El teléfono sonó una vez y el castaño contestó.

— Hola, pastelito — Rió atontado.

— Jungkook, ¿Dónde te metiste? — se lanzaba en la cama de él nombrado, en esas deliciosas sábanas desechas donde habían dormido ambos.

— Estoy bien, o eso creo por ahora — Seguía viendo de reojo a Yeonjun. — Te mandaré mi ubicación en un rato por si este tipo me hace algo — Susurró colgando casi al instante y dejando a Tae demasiado preocupado.

— Jungkook — Se acercó lento, como un maldito tigre. — Solo un besito — Le respiro en la boca robándole el aliento y al tiempo besándole con calor.
Jungkook no quería, ni debía, pero estaba muy mareado para decidir qué hacer.

— No, no — Suspiraba — Taehy... ¡No me uses! ¡Ni siquiera te gustan los hombres! — Gritó empujándolo al suelo. Ese idiota, él no estaba para ser el experimento de ningún cretino.

— ¿Tae? ¿Quién mierda es ese? — Refunfuñó levantándose y acercándose nuevamente al pelinegro, subiendo una pierna por encima de este y tomando sitio en el regazo de aquel tenso chico.
— Vamos corazón, Tae quiere, yo quiero — Era astuto, confundir a Jungkook con aquel nombre que murmuró con tanto deseo para obtener lo que quería.

— Tae, no, no ahora — Le acarició la mejilla, mientras le resbalaba una lagrima de los ojos.
— No te lo haré bien, mereces más que esto — Murmuró a punto de llorar.

— Maldito Tae, realmente no te merece, Jungkookie — Pensó en voz alta, sin duda arruinó su oportunidad, o eso creyó, hasta que el pelinegro le jaló de la camisa y le besó increíblemente necesitado.

— Me gustas, Taeh... — Cortaba en cada beso, Yeonjun sonreía, que tonto era Jeon, tan necesitado de afecto que aceptaba cualquier tacto mientras tuviera ese nombre en mente.

Pero la dosis fue muy fuerte y se quedó dormido en medio beso.


























N/a

Oigan siento que esto da material para una manga, o algo así 🙈

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Estudiante de intercambio-- Kooktae Donde viven las historias. Descúbrelo ahora