QUINCE

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Definitivamente no podía huir de su mente ahora, era abrumador, antes podía evitar esos pensamientos fugaces con una sacudida de cabeza, pero ahora estaba maldito.
Vivía en la casa de él, dormía en su maldita habitación y más encima estaba preocupado porque no llegaba.

— Estúpido gay — Sollozó dramáticamente en el suelo de la habitación, específicamente detrás de la puerta, queriendo saber la ubicación de Jungkook.

No podía ni llamarlo, nunca le pidió el número, ni pedírselo a la señora Jeon, pues le prometió vigilarlo y ya lo había perdido.

Lo único que vió al entrar fueron las bolsas de compras goteando justo a lado del florero que recibe la casa.

Le dejó la puerta medio abierta y por lo que dedujo al no encontrarlo, se fue de casa.

Debía dejar de darle vueltas a lo que planeaba hacer: ir a buscarlo; sí, estaba lloviendo a mares, no sabía dónde podría estar y no tenía una mínima idea de las calles, pero iría.

Tomó un paraguas y salió de casa intentando no pensar un destino demasiado trágico.











...






Se odiaba, no recordaba la última vez que fue empujado con tanta violencia por dar un beso, pero esta definitivamente sería inolvidable.

Le daba vergüenza recordarlo, había sido tan Tenorio y estúpido que Taehyung no se lo perdonaría nunca.

Probablemente estaba exagerando y en dos días nisiquiera recordaría el hecho, pero por ahora su mente estaba carcomiéndose y quemándole el rostro por la terrible cantidad que sangre que ahí yacía.

No sabía a dónde había parado, solo que estaba mojado y con frío, tal vez era la entrada al edificio de Jimin, la verdad no tenía ni idea.

— Te odio, Kim Taehyung, con tu estúpida ropa de abuelo, tus tontos anteojos, tu maldita sonrisa. — Se detuvo para sorber, estaba desbloqueado un recuerdo que no tenía ni idea que existía.

Su primer crush, era segundo de primaria, ¿creías que los infantes no sentían atracción? Estás equivocado, sin embargo es diferente, y es el amor más puro e inocente que alguna vez tendrán.

No recordaba el nombre del niño, pero le recordaba a Taehyung.
Era de su tamaño en ese entonces, con lentes, mejillas regordetas y una sonrisa extraña.
Lo odiaba, no sabía de dónde sacaba su motivación para molestarlo, pero ahí estaba.

El Jungkook pelinegro con ojos de bambie y  para nada intimidante se había encaprichado con aquel niñito tonto.

Un día, el tonto niño se cayó del columpio, Jungkook estaba cerca de ahí, sentado en la banqueta y tomando su leche de fresa, solamente mirándolo.

El pequeño con anteojos había empezado a llorar, no había nadie que lo consuele, entonces Jungkook se acercó. Miró a su compañero de aula y este dejó de llorar para poner una cara de miedo.

"No me hagas daño" Le pidió.

Fueron esos ojos llorosos y pucheros que movieron algo en el pequeño Jungkook, el cual no lo pensó más y le dió un beso, un beso robado cerca de sus labios.

El niño lo empujó con miedo, era el golpe más raro que le habían dado. Y corrió. Dejando a Jungkook anonadado y con demasiadas ganas de llorar.

Recordaba aquello con una sonrisa nostálgica, buscaba en su memoria que había pasado después, pero no había nada.
Maldito inconsciente y sus extrañas formas de funcionar.

Taehyung lo encontró, no sabía cómo, no tenía idea de dónde estaba, pero ver a un emo con la pose de Sasuke de Naruto y los ojos rojos, era definitivamente Jeon.
Se acercó lento, chorreando agua de sus ropas, sin el paraguas porque había volado en un descuido, llegó donde estaba él.

No lo notó en un principio, estaba inmerso en sus memorias. Pero escuchó lo que dijo.

— Te odio, te odio porque me... ahg maldita sea — Cortó en medio de sus palabras.

— Jungkook — Le llamó, el pelinegro lo miró con ojos bien abiertos y las cejas alzadas, con un gesto sorprendido.

— Taehyung — Repitió soberbio y volviendo a mirar al frente.

El castaño se sentó a su lado sin permiso y empezó a hablar.

— Lamento haberte empujado así, no me atraen los hombres, pero fui muy duro contigo, lo siento. Me gustaría que nos llevemos bien, quizá si te conozco un poco más no me caerías tan mal — Bromeó al final.

Jungkook repetía las palabras en su cabeza, aceptándolas, una disculpa, eso era lo que necesitaba. Giró su rostro y le sonrió.

— Pienso igual, quizá puedas ayudarme en mi tarea, ñoño — Le batió el pelo jugueteando, ambos reían y sonreían demasiado.

Y no sabían que ocurría realmente.

— Vamos a casa — Propuso Tae

— Vamos a mi casa















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👋 bay

Estudiante de intercambio-- Kooktae Donde viven las historias. Descúbrelo ahora