Los Wang una familia de locos

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Travesuras y más travesuras

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Era un día como todos, el señor Wang se dirigía a su oficina, pero ese día había un rotundo silencio cada que pasaba el señor Wang por los pasillos y después los murmullos no se hacían esperar.

—¿Llegaron los inversionistas? —, pregunto a la secretaria.

—Si-si se-señor...—, se aclaró la garganta, —...están en la oficina esperando—.

—Gracias Clara—, agradeció y entro en la oficina.

En cuanto el señor Wang entro a la oficina los inversionistas se quedaron mudos y sorprendidos.

—Comenzamos—, pregunto el señor Wang con una gran sonrisa sacando los documentos que necesitaba para poder iniciar la reunión.

—Claro—, respondió uno de los inversionistas tratando de concentrarse en los documentos que tenía en la mano.

Pasada una hora terminaron la reunión con un gran resultado, ya que los inversionistas habían quedado encantados con la idea que había presentado el señor Wang.

—Entonces nos reuniremos en una semana para ver los demás detalles—, indicó otro de los inversionistas alistando sus cosas para poder retirarse.

—Caballeros, una cosa más—, indicó el señor Wang antes de que todos comiencen a salir de la sala.

—Fue una broma de mis hijos el que mi cabello este de este color, no crean que siempre traigo el cabello azul—, aseguró ya que esa mañana al bañarse sus hijos cambiaron su shampoo por algún tinte y esa era la razón por la que traía el cabello color azul.

Dos de los inversionistas relajaron su rostro y asintieron entendiendo que cuando uno tenía hijos a veces no se podía controlar todo lo que hacían, por lo que solo le dieron su apoyo, ya que al ver el cabello azul supieron que sus hijos debían ser unos pequeños demonios.

—Y porque permite que eso pase, créame que, si no hubiera sido por sus ideas, hubiera rechazado la propuesta—, habló uno de los inversionistas con un poco de molestia e incomodidad en su voz, el cual era el de mayor edad y más experimentado en el mundo de los negocios.

—Son niños, es cierto que son traviesos, pero tampoco es para castigarlos, pienso que ellos están en la etapa de hacer travesuras y si solo los grito llegara un tiempo en el que ni siquiera confíen en mí, ya que pensaran que solo sé gritarlos; como papá quiero que confíen en mí y cada que tengan un problema me lo digan, cada que hagan alguna travesura en el colegio me la cuenten y no solo me lo oculten hasta que los maestros me llamen y me digan que hicieron—, comentó el señor Wang ganándose la aprobación de todos, —...además cuando ellos tengan sus hijos y les hagan lo mismo no podrán quejarse y ese será mi momento de reír—, explicó con una gran sonrisa.

—Usted es una persona muy sabía—, aprobó el inversionista al escuchar sus razones y saber que el señor Wang no solo veía por sus negocios, sino también estaba involucrado en la crianza de sus hijos y quería ser parte de ello, aunque eso implicara ir a trabajar con el cabello azul.

—Además, quien no quiere probar un look nuevo y atrevido, piénsenlo es igual que los negocios—, dijo divertido, siendo apoyado por los otros inversionistas, los cuales también comenzaron a reír, ya que de alguna manera tenía razón, los negocios y un nuevo cambio de look eran lo mismo, no sabías si a todos les gustaría o lo aprobarían.

Por otro lado, la señora Wang ese día tenía una reunión con unas amigas, si bien no eran las mejores amigas del mundo compartir con ellas era agradable cuando no se ponían de chismosas, ya que eso no le interesaba a la señora Wang, ella solo quería distraerse, además que ya les había prometido que iría por lo que no asistir no era una opción.