05

24 1 0
                                    


Capítulo 5.

Una propuesta.


Levante mi cabeza al escuchar cómo quitaban el seguro de la puerta. Me espere ver a Daven, pero para mi sorpresa y el shock del momento por esa puerta estaba entrando el señor Murat...

Mi reacción fue algo que él esperaba, en sus ojos se veía la maldad, se veía algo así como si hubiese esperado este momento durante mucho tiempo.

Viejo ridículo, ya lo sospechaba, desde que siempre quiso tener algo que ver conmigo y no con mi padre, me quería a mí.

― ¿Estaba detrás de todo esto? ―dije forcejeando mis manos, intentando que la cuerda cediera.

― ¿Que te esperabas, querida? Que solo mi hijo entrara por esa puerta y sea él quien termine matándote. ―Elevo una ceja, termino de entrar a el pequeño almacén. «Si eso se podría llamar almacén» y cerró la puerta detrás de él.

Los siguientes pasos que dio me pusieron nerviosa, llevo su mano a su espalda baja agarrando algo...

Yo sabía que era eso.

Escuché cómo cargó el arma, la sacó y la apuntó directo a mi cabeza.

La verdad...

Me lo esperaba, esperaba que apuntara su grandiosa arma a mi frente.

Desde que me secuestraron, sabía que de alguna manera yo terminaría así.

Muerta,

Terminaría siendo una más de todas las que mataron sin ningún motivo.

Pero en mi caso, ellos querían algo de mí, querían algo más, en alguna parte de mi ser yo sabía que antes de morir ellos harían algo conmigo.

Me detuve a mirar su expresión, intentando mantenerme serena, intentando no demostrar el miedo que corría por mis venas.

La falta de aire se hizo presente en mí, no me di cuenta en que momento empecé a aguantar la respiración.

Suspire.

Mis intentos de escape habían fallado, quizás por esa razón terminaría muerta antes de que hicieran algo.

La verdad, lo prefería así, prefería mil veces que todo acabara ahí a que me torturaran poco a poco y luego ser matada.

Su cara cínica se hizo presente, se veía que estaba disfrutando ver por las facetas que yo estaba pasando.

Yo intentaba no caer en el juego, no quería ceder, no quería demostrarle mi miedo, pero se notaba, era obvio, estaba a punto de morir y él estaba disfrutando de ello.

La puerta fue abierta de golpe y Murat pasó sus ojos encima de la persona que estaba ahí.

Para mi desgracia, era una mucama, ella no podría salvarme.

Porque antes de que pudiera decir una palabra, este cruel hombre, le disparó...

Un grito de horror salió por mi boca, mis ojos se llenaron de lágrimas, y lo único que repetía una y otra, y otra vez era lo mucho que deseaba que nada de esto fuera real.

Intenté tranquilizarme, intenté no ver el charco de sangre que se formó en la puerta, intenté concentrarme en otra cosa.

Pero me fue imposible, la espesa sustancia roja, empezó a resbalar por las baldosas blancas, haciendo un pequeño pozo de dolor.

Sentencia De Muerte © BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora