Capítulo 7
La boda
―Te creiste que soy tan estupido para no darme cuenta de que querias escapar.― Daven me tomo del brazo y me arrastro fuera del taxi.
Estabamos de nuevo en la entrada del hotel.
La gente que estaba a nuestro alrededor nos miraba curiosos, por la manera en que me agarraba.
Entramos por otra puerta al hotel, una que no tenia acceso nadie, supongo a de ser la de servicio.
Puso una clave en un aparato y la puerta se desbloqueo. Daven me empujo hasta el final del pasillo, llegamos a una especie de cuarto oscuro. Sin soltar mi brazo prendio el interruptor, lo que me dio paso a ver muy poco pero lo suficientemente claro para saber en donde me encontraba.
Habia mucha sangre seca en el suelo, el penqueño foco que colgaba de unos cables iluminaba una mesa con sogas, cinta adhesiva, cadenas y muchas cosas con las cuales alguien podía ser torturado.
Volvieron los nervios, es que no es por ser tonta, pero lo era, ya sabía a lo que me enfrentaba, y aun así estaba intentando escapar.
Supongo es una reacción natural del ser humano, es lo que hacemos cuando nos sentimos en peligro o amenazados.
Huir.
Daven me llevo hasta la mesa, tomo una soga, me volvió arrastras hasta una silla que estaba tirada en una esquina.
Me sentó ahí, fuerte, brusco, intentando que yo me diera cuenta de con quien trataba.
Era real, no estaba tratando con cualquier sicario, este hombre era calculador, sabe lo que hace y no se deja por nada ni nadie, es un verdadero asesino.
―Pon las manos atrás. ― Soltó frio.
―No tienes por qué hacer esto, no me volveré a escapar lo juro. ― Suplique.
― ¡CALLATE Y HAZ LO QUE TE ORDENO! ―Gritó.
Sus gritos me asustaron, no tenía más remedio que obedecer, la vulnerable ahí era yo, la que no tenía escapatoria era yo, estaba encerrada en un poso sin fin.
Termino de atarme y se alejó, tomo su teléfono y empezó a teclear un numero para después llamar.
Estaba lleno de ira, la parte descubierta de su cuello, me dejaba ver la vena que pasa por ahí, estaba tenso, realmente no estaba ahí.
Sus cejas hundidas, sus ojos verdes entre cerrados, su nariz respingada tomaba aire fuertemente, sus labios rosados entre abiertos. No paraba de caminar de un lado a otro, tocándose el cabello con frustración.
Algo no estaba saliendo como él quería y era obvio que había sido mi culpa. Lo que aún no entendía, era porque no terminaba con toda esta farsa de una buena vez por todas, que me matara y acabaría ya con todo esto, me estaba rindiendo, pero también estaba empezando a entender el infierno que vendría si firmaba un papel el cual me uniría en santo matrimonio con un demonio de los peores.
Era obvio que me tocaba una vida de mierda, las ultimas horas habían pasado sucesos que no tendría yo el por qué vivirlos.
Le dispare a un guarda espaldas.
Me ataron, encerraron.
Mataron a una señora en mi cara.
Le firme un "contrato de confidencialidad" el cual no era más que comprometerme a mí misma a hacer cosas inhumanas.
Me parecía mucho.
Estaba agotada, agotada mentalmente de todo esto, mi cabeza no daba para más.
Estaba mareada, la falta de alimento y agua me empezaron a pasar factura y aunque en la suite había comida, preferí no tocarla por miedo de que estuviera envenenada.
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Sentencia De Muerte © BORRADOR
Teen FictionEl amor que sienten Jessica y Daven es tan imposible como el amor del blanco por el negro, el agua por el fuego y la luna por el sol. Ambos estarán dispuestos a cambiar, dejar todo lo vivido y volver a crecer, dejar de ser agua y fuego para unirse y...