capítulo - 3

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Es muy extraño enfrentarte de frente con cosas que no puedes explicar, con una aparición, con un fenómeno que de la nada te demuestra que hay un mundo de cosas inexplicables allá afuera, cuando me tocó pasar esa noche terrible en la cabaña, experimente el mayor miedo en mi vida que para mí marco un antes y un después.

Terminamos de trabajar al rededor de las cinco de la tarde y emprendimos de vuelta el camino a la ciudad, los trabajadores del pueblo cercano se veían algo nerviosos de estar ahí, lo hicieron todo el día y no se que habrá ocurrido con el paso de las horas pero después era un sentimiento que se veía también en los demás, que incluso antes los que iban de la ciudad que en teoría no conocían ninguna de las historias que rodeaban esa zona, esas montañas, nos paramos en el pueblo de regreso, invite a todos a comer por qué nadie lo había hecho hasta entonces, los chicos del lugar comieron con nosotros antes de irse a sus casas, tuve mucha suerte de que me dieran sus contactos por qué horas más tarde cuando llegue a la oficina, recibí un mensaje de texto del contratista diciéndome que si se requería de nuevo ellos ya no irían a la cabaña, el pretexto era de que se encontraba muy lejos pero la paga era buena, tenían un contrato con nosotros que estaban arriesgando por esa negativa y además ya habían ido en múltiples ocasiones a lugares que se encontraban aún más alejados.

Todo era muy extraño, lleve la cámara del carro para revisar si algo había pasado pero me dijeron que no estaba funcionando, eso era evidentemente mentira por qué la revisabamos constantemente, así que le pedí al chico de soporte técnico que le diera una buena revisada que necesitaba urgentemente las imágenes de la noche anterior y me prometió que las recuperaría.
Pase los siguientes días concentrado tanto en otras propiedades que olvide por un tiempo la experiencia tan fea que habia tenido en aquel lugar, hasta que mi jefe me dijo que habia alguien interesado, que la tenía que mostrar y quería que me llevará a Andrés su hijo para que fuera tomando experiencia, Andrés era un buen muchacho, sumamente inteligente a pesar de solo tener diecinueve años de edad, aunque la mayoría ahí no lo quería por qué pensaba que solo iba a trabajar por ser hijo del dueño, a mí me tocó hablar a fondo con el por qué entramos a trabajar el mismo día, la verdad es que creo que había heredado los talentos de su padre agradecí también el hecho de que no tenía que regresar solo, iba a ser una locura, un ridículo si le decía a mi jefe que me daba miedo una cabaña, jamás paso por mi cabeza contarle y quizás por eso se le hizo a el muy fácil decirme que ya tenía dos clientes más citados para el siguiente día del primero y decirme que nos quedaramos esa noche en la cabaña, para que no hiciéramos en la noche el viaje de regreso, en esta ocasión me prepare muy bien, llevaba gasolina extra por si llegaba a fallar el generador por si se nos acababa, llevaba un cuchillo de cazador que era de mi padre y llevaba también y no me avergüenza decirlo una cruz,  una pequeño crucifijo bendecido en el Vaticano que era de mi mamá, la tomé de su casa sin decirle, era su reliquia más preciada así que tenía la duda de que me la fuera a prestar sin tener que explicarle por qué la necesitaba.
Unas horas después Andrés paso por mi en la camioneta de su papá, una todo terreno que están hechas a prueba de todo, eso me tranquilizaba aún que por no ser de la empresa esa no tenía camara.
Era un día muy lindo pintaba serlo cuando emprendimos el camino, pero en cuanto salimos de la ciudad, en cuanto llegamos al pueblo notamos el cielo negro que anunciaba una tormenta.
Desde ahí llame a mi jefe, le dije que era probable que nos cayera una lluvia fuerte, que si estaba seguro que los potenciales clientes irían a pesar de eso, me dijo que si, le dije que sentía un poco de riesgo y me dijo que para eso nos había prestado su camioneta para que no hubiera pretextos; así, así no había una respuesta que le pudiera dar, no tenía excusa, era hora de continuar.
Intente sin sonar alarmista explicarle a Andrés lo raro que era aquel lugar, aquella zona y quizás no lo hubiera hecho pero me sentí obligado a llegar a avisarles a los chicos del pueblo que estaría allá arriba en la cabaña otra ves; CUALQUIER COSA VETE A LA ZONA DONDE HAY SEÑAL Y NOSOTROS VAMOS, eso me hizo sentir mucho más tranquilo, Andrés iba un poco incrédulo burlándose de mí pero no quise decirle nada y es que prefería pensar que no iba a pasar nada y que yo iba a quedar como un loquito, prefería eso a que el se diera cuenta de lo tenebroso que podía llegar a ser aquel lugar.

Intente sin sonar alarmista explicarle a Andrés lo raro que era aquel lugar, aquella zona y quizás no lo hubiera hecho pero me sentí obligado a llegar a avisarles a los chicos del pueblo que estaría allá arriba en la cabaña otra ves; CUALQUIER COS...

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