Capítulo Ocho El Horror.

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Cuando Hermione consiguió abrir la ventana para que la lechuza entrara, sentía todo el estómago revuelto, la vista nublada y el corazón acelerado. Sabía que en esa carta venían los resultados de los TIMOS o, dicho de otra forma, el inicio de todo su futuro como bruja. No había a La Madriguera ese año, así que abrió el sobre sola, en su cuarto, conteniendo la respiración. Cerró los ojos un momento, y cuando se sintió capaz de abrirlos, sus pupilas se dirigieron inmediatamente a las letras resaltadas en negro. Nueve gloriosas "E" hicieron que se dispusiera a lanzar un grito de alegría. Entonces, vino el horror. La décima nota, era una simple S.

S era lo que veía Harry por toda su boleta. Él y Ron recibieron sus notas esa misma mañana, mientras compartían el desayuno en la casa del pelirrojo. Harry estaba feliz, porque eso significaba que su sueño de aplicar para la Academia, seguía en pie; Ron por su parte, estaba satisfecho consigo mismo pues, aunque no obtuvo ninguna E, con aprobar todas las materias, seguía siendo un buen candidato para el quidditch. Lo que si lo desilusionó un poco, fue ver lo que Harry sacó del sobre, además de su carta: una insignia de capitán.

Insignia que también estaba en manos de Draco. Pero ni eso ni su boleta recién recibida (en las que sólo había S y E) le habían quitado la apatía. Más bien, lo dejaban indiferente. Sólo quería regresar al colegio, para estar con sus amigos y dejar de lado la soledad que lo había estado embargando todo el verano. Sabía que no podía hacer nada respecto a Hermione, porque él era un hombre de palabra, pero eso no le quitaba las ganas de seguir pasando sus tardes junto a ella. Y quizá, sólo quizá, buscar la oportunidad para darle uso al montón de oro que le dieron sus padres en recompensa por sus logros.

oOo

—Define "bien" —le pidió Ron a Hermione en el Expreso, durante el viaje al castillo —¿Cómo te pudo haber ido sólo bien?

—Pues así, Ronald, mis notas estuvieron sencillamente "bien" —le contestó la chica.

—Déjala en paz, cielo —dijo Luna —Ya nos dirá que le molesta cuando sea capaz de enfrentarlo.

Hermione se mordió un labio. Sabía que la intención de Luna era la mejor, pero no podía evitar que sus palabras la molestasen un poco. Quizá se debía a que lo que decía era completamente cierto. Esa S la seguía molestando en lo más profundo de su orgullo.

—Cambio de tema, por favor —pidió la castaña.

—Este año tendremos nuevo profesor de pociones —la complació Draco —Se llama Horace Slughorn y es un viejo amigo de mi padre.

—¿Snape por fin renunció? —le brillaron los ojos a Harry.

—Ya quisieras —contestó Draco —El que se fue, es Quirrell y ahora tendremos a Snape en Defensa.

—Tendrán a Snape en Defensa —corrigió Ron con una brillante sonrisa —Porque yo ya me libré de esa clase.

—¿Y cómo es él? —dijo Hermione, pero antes de que Draco pudiera contestar un alumno de un grado inferior, entró en su compartimiento.

—Harry Potter, Draco Malfoy, Hermione Granger —dijo el chico, mientras les entregaba unos rollos de pergamino.

El chico salió como había entrado y Harry, Draco y Hermione desenvolvieron los pergaminos. "Club de las Eminencias" era el encabezado de una vistosa invitación para una cena del Profesor Slughorn, el segundo viernes de clases. Draco ya se lo había esperado, pues su padre le había hablado brevemente de dichas reuniones, pero Harry y Hermione estaban sorprendidos de haber recibido dicha invitación de un profesor al que todavía ni conocían. Ron por otra parte, soltó un suspiro. El año aún no había empezado y él ya había comenzado a sentirse excluido. Qué horror.

Hoy es juevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora