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JeongHan suspiró con fuerza, llevando su mano hasta uno de sus ojos donde no tardó en frotar en un intento bastante estúpido de quitar la pesadez en ellos, luego bostezó sin reparo agradeciendo la capucha en su cabeza y sobre todo el hecho de aque...

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JeongHan suspiró con fuerza, llevando su mano hasta uno de sus ojos donde no tardó en frotar en un intento bastante estúpido de quitar la pesadez en ellos, luego bostezó sin reparo agradeciendo la capucha en su cabeza y sobre todo el hecho de aquel estúpido buso gigante de SeungCheol fuera lo suficientemente holgado como para que las mangas no le permitieran a las demás personas, que también caminaban por los pasillos, ver su gran boca abierta. Francamente, era estúpido que se sintiera cansado cuando se suponía que había dejado de lado todas sus obligaciones ese fin de semana para descansar de forma correcta, y de hecho lo hizo, durmió y holgazaneó tanto como quiso.

Sin embargo, la noche que en verdad debía descansar, el muy imbécil de SeungCheol había llegado bastante de madrugada gritando como demente y llamándolo desde la sala para que escuchara la basura que tenía por vida amorosa, porque claro que lo era; SeungCheol era jodidamente atractivo, debía admitirlo, tenía ese porte de alfa dominante que cualquier omega deseaba, acompañado de esa sonrisas sinceras y esos hoyuelos marcados que, si no había logrado derretirte con todo su aroma y cuerpo de dios griego, definitivamente sí lograba ponerte a sus pies. El detalle siempre había estado en que el alfa era más bien muy tonto, siempre detrás de las personas que no le convenían y que, por cierto, nunca intentaban negárselo.

En este caso, era el jodidísimo Lee JiHoon, el omega más precioso de la maldita universidad y no sólo lo era por su estatura ideal, sino por todo lo que conllevaba su existencia; desde su aroma a fresas, hasta sus sonrisas encantadoras y seductoras que había logrado dejar a su lado a nada más y nadie menos que el maldito Joshua Hong. JeongHan no tenía la más mínima idea de quién eran alguno de los dos, él sólo repetía lo que SeungCheol había llegado a lloriquearle la noche anterior. Él ciertamente no creía tener el tiempo y mucho menos la paciencia como para babear tras un alfa, como solía hacerlo su amigo con los omegas; lo de él era salir de fiestas, enredarse con cualquier inútil que no le causara muchos problemas y luego centrarse nuevamente en sus extenuantes clases.

Su elección de carrera había sido su segunda peor elección en la vida, la primera había sido aceptar ayudarle al imbécil de SeungCheol.

─ ¡Hannie! ─exclamó de repente el azabache, sonriendo en su dirección.

JeongHan de inmediato se dio la vuelta con la clara intención de desaparecer, estaba jodido, pensó que lo había olvidado. Es decir, la noche anterior se veía malditamente ebrio, creyó que entre sus lagunas mentales se perdería el maldito momento en el que, aceptando ser abrazado, le prometió ayudarle con aquel omega.

─ ¿A dónde vas? ─preguntó el alfa, pasando un brazo por sobre sus hombros.

Estaba muy, muy jodido.

─ Cierra la boca un segundo porque en verdad estoy molesto contigo.

SeungCheol pareció ignorar eso porque al instante chilló emocionado, apretujándolo entre sus brazos e impidiéndole caminar. Olía jodidamente fuerte, era claro lo emocionado que estaba y ciertamente, JeongHan sentía que quería vomitar. No tenía idea del foso oscuro en el que se estaba metiendo.

ᨳㅤֶ֢ ㅤ۫  𝐃𝐞𝐣𝐚𝐦𝐞 𝐚𝐝𝐨𝐫𝐚𝐫𝐭𝐞 ᵎDonde viven las historias. Descúbrelo ahora