09 𔘓 cita.

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Kai ya no estaba tan enfermo, la gripe había pasado ya hace unos días y el menor tenía tantas ganas de salir que SooBin no pudo resistirse a eso.

—Un ratito, apenas vas saliendo de la gripe y afuera hace frío y te puedes enferm-

«Deja de tratarlo como un niño, dios»

SooBin rueda los ojos por el comentario de BinBin.

—Está bien, pero vamos, vamos.

Kai jala su brazo como un niño pequeño, dando brinquitos que no llegaban a elevarlo mucho porque ya quería irse.

«Retiro lo dicho, es un niño, trátalo como tal» el alfa lo ignora esta vez y le sonríe a su omega para poder irse al fin.

Caminan unos cuantos minutos hasta que sus visiones captan el pequeño parque al que irían: tenía un castillo de juegos para niños y algunos carritos al lado donde vendían comida; helado, algodón de azúcar y unas bebidas de frutas. Era un lugar bastante grande y agradable, poco concurrido también (SooBin y Kai creían que sería un lindo lugar para llevar a sus hijos algún día).

—¡Mira, mira! ¡Helado!

El castañito lo arrasta con emoción hasta donde venden lo nombrado, deteniéndose para mirar a SooBin y agitar su brazo con una carita de perrito que según él lo convencería.

—Binnie, ¿no crees que sería rico comer helado en una tarde así?

—No, no lo creo.

Kai frunce el ceño.

—¡Pero es helado~! ¡Vamos, Binnie! Tengo hambre, tenemos hambre.

El chico juega con la mano de su alfa y ambos son ajenos a la mirada del chico que vende los helados, quien solo observa la escena con curiosidad y gracia.

—Estás enfermo, el frío te puede hacer mal.

—Ya no estoy enfermo y quiero comer helado, vamos, cómpralo, alfa.

SooBin suelta una risita y saca su billetera.

—Bien, amor, ¿qué sabor quieres?

—¡Menta y chocolate!

«ugh, los niños sacarán sus gustos».

«Cállate y no me arruines el momento»

SooBin compra dos helados: uno de menta y chocolate y otro de vainilla. Con el chico se dirigen a una pequeña banca, donde ambos comen el helado en silencio.

—Mi hyung es el mejor —susurra el omega apoyando su cabeza en su hombro.

—Ya lo sé, no es necesario repetirlo.

Kai le pega un golpecito y ríe, comiendo su helado con una sonrisita.

—Uh, mi bebé es muy desastroso —dice el mayor, un tono burlón endulza su voz cuando saca una servilleta para limpiar el resto de helado que queda alrededor de la boca de Kai.

—Bobo.

—Besa a este bobo, pues.

Sin más que decir, Kai une sus labios con los del contrario, escuchando un pequeño “iugh” de fondo.

—No creí que fueras tan meloso así, Choi.

El mayor levanta la cabeza para encontrarse con TaeHyung, quien lo observa de manera juguetona. Junto a él, un chico sostiene a un bebé en sus brazos.

SooBin se sonroja de pies a cabeza.

—¡H-Hyung! ¿Qué hace usted por aquí?

—Vine a traer a mis monstritos a jugar —suelta un quejido cuando recibe un golpe de la persona a su lado—. Digo, a mis dulces angelitos, mis hijos. ¿Tú? Hey, no te he visto más en el club, ¿todo bien?

—Oh, sí. Kai se enfermó y quería quedarme unos días cuidándolo —SooBin rodea la cintura del omega con su brazo y este levanta la mano tímidamente para saludar, algo así como diciendo “soy yo”—. Te presento a mi omega.

—¡Olvidé presentar JungKookie! Ay, bueno, este es mi omega de igual forma. Es un gusto conocerte, Kai.

—I-Igualmente.

—Oww, es adorable —por fin habla JungKook, dejando a su hijo en manos de su propio alfa—. Yo soy el esposo de este de acá y les presentaría a mis hijos, pero se quedaron por allá jugando con el tío Hoseok. Por ahora, ella es la pequeña YoungEun.

—SooJin habla mucho de ella, dice que es muy juguetona.

—¡Ah, verdad! Tú eres maestro de mi pequeña —dice TaeHyung—. Lamento no acordarme tuyo, tenemos tantos profesores por separado que me sorprende acordarme del nombre de alguno.

Kai ríe.

—No se preocupe.

SooBin observa la hora de su teléfono. Las siete en punto se muestran en grande, por lo que cree que es tiempo de despedirse.

—H-Hyung, no me gustaría ser grosero pero ya es nuestro momento de retirarnos. Espero que disfruten su tarde con sus hijos y es un gusto JungKook.

Kai hace un puchero pero se despide también de ambos y en menos de veinte minutos se encuentran cambiados en su casa. El menor se está congelando y odia darle la razón a SooBin cuando dijo que debió llevar un abrigo o algo.

—Tu nariz está rojita, ¿te sientes bien?

SooBin se sienta con una taza de chocolate caliente y el omega lo toma de una, colocando sus manos alrededor del objeto para calentarse un poco.

Kai se acerca a él cuando se recuesta, acurrucándose como un koala en busca de calor.

—Frío.

SooBin dejó un beso en su cabeza.

—Mi lindo koalita.

Club de alfas ᥀ SooKai. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora