Capítulo cuatro

215 14 3
                                    

Kurt estaba callado, más de lo normal y eso extrañaba a los mellizos, sin embargo se le veía risueño, como si algo bastante bueno haya sucedido en el transcurso de su mañana, la curiosidad mataba al pelinegro pero tampoco se animaba a preguntar, le sorprendía que su hermana no le diera tanto interés.

—. Oigan, ¿Y si hacemos una pijamada mañana? Parece que a papá le agrada Kurt. — Soltó la rubia jugando con su vaso de jugo, eso pareció sacar al ojiazul de su ensoñación haciendo que alzara su mirada de la comida.

¿Pasar una noche en casa de los Rose? Imposible por varias razones, empezando por su rutina mañanera y nocturna que llegaban a tardar más de una hora, ahora incluso más de dos por su desesperación con llamar la atención del padre de los mellizos, eso era otro punto, estar en el mismo ambiente que el colorín no le parecía del todo una buena idea. A ver, era esa obsesión por tener aprobación y lo sabía, pero debía arreglarse primero, cuidar cada mínimo detalle antes de siquiera volver a esa casa.

—. Vamos, es una idea divertida y podré pasar más tiempo contigo. — La chica señaló a su pareja pellizcando su mejilla, se acercó dejando un beso en sus labios pero aún así no parecía convencido.

—. No creo que sea buena idea... Aparte, debo decirle a mis padres, que tenga veinte aún no me hace independiente. — Les recordó buscando zafarse de esa idea, retomó sus alimentos con un gesto serio.

—. Cariño, por favor, di que sí. — Las manos de la mayor de los mellizos se aferraron a su brazo tirando de este, abultó sus labios en un puchero un tanto infantil, vaya situación más incómoda tenía que pasar.

—. Voy a preguntar, si me dicen que sí, iré. — Se resignó a aceptar, la chica celebró alzando sus manos, dejó vario besos en sus labios que fueron correspondidos con ternura.

—. Oigan, dice mi papá que saldrá temprano otra vez y puede pasar a buscarnos, ¿Te vas con nosotros Kurt? — Los orbes color hazel se concentraron en Cobain, en su reacción, en cualquier movimiento en falso pero no hubo nada, solo un encogimiento de hombros.

Izzy empezaba a creer que estaba viendo cosas donde no había nada, pero por la mañana, se había despertado cuando el auto se aparcó frente al hogar del rubio, creyó haber visto miradas escondidas cuando abrió la puerta, reacciones nerviosas, manías de coqueteo y timidez, o quizás solo exageraba porque Kurt parecía desinteresado.


Corrió a los baños con la excusa de que quería ir, los mellizos se quedaron esperando en el pasillo, abrió su mochila quedándose frente al lavabo para sacar sus toallas del rostro, limpió con cuidado tirando los deshechos en un bote y luego tocó sus labios, estaban demasiado resecos. Buscó en los bolsillos de la mochila hasta encontrar un balsamo labial, lo pasó sobre sus cerezos con delicadeza y lo guardó de nuevo tomando una bocanada de aire.

«Aquí vamos de nuevo», se acomodó sus prendas y sus cabellos saliendo de nuevo del baño, caminó junto a los hermanos hacia la salida, sentía que Izzy lo estaba viendo demasiado, pero era una mirada entre curiosa y analítica. ¿Ahora qué sospechaba? ¿Su obsesión por el cuidado de la piel o su necesidad de aprobación por parte del señor Rose?

Cuando llegaron a la entrada del edificio se encontraron con el pelirrojo que estaba apoyado en el auto jugando con su celular, Kurt se sentía un poco tenso así que dejó que los hermanos se adelantaran un poco quedándose atrás para no llamar mucho la atención, al menos no aún. El mayor abrió la puerta de los asientos traseros dándole paso a sus hijos.

—. Debí darlos en adopción cuando tuve la oportunidad. — Los comentarios del ojiesmeralda salían con tanta seriedad que parecía que iban en serio, pero no, era su forma de bromear.

—. Tarde, perra. — Las risas del pelinegro mientras se subía al vehículo fueron bastante escandalosas, Kurt tuvo que admitir que si fue algo gracioso, Axl le golpeó detrás de la cabeza y le cerró la puerta en la cara para ir a abrir la de copiloto.

—. ¿Te irás con nosotros o tampoco soportas a esos dos? — Señaló a los dos mellizos, el rubio soltó una risita yendo hacia el auto, al pasar al lado del colorín sintió una pequeña incomodidad, esas esmeraldas no dejaban de verlo.

—. A veces no, a veces sí. — Se encogió de hombros, dio un respingo cuando el mayor acomodó uno de los broches de su cabello, se le quedó viendo por unos segundos, no fue capaz de sostenerle la mirada mucho tiempo y mejor se subió al auto.

—. ¿Por qué Kurt de copiloto? — Se quejó el azabache asomado su cabeza por los asientos cuando el pelirrojo se subió encendiendo el motor.

—. El día en que puedas demostrar que eres un buen copiloto, te irás adelante... O sea, nunca, Jeffrey. — El ojiverde empezó a conducir recibiendo una mirada filosa por parte del azabache.

—. Oh, hablando de cosas, pá. ¿Kurt se puede quedar a dormir en la casa mañana? — Axl observó a su hija por el retrovisor antes de dirigir sus orbes hacia el ojiazul, Kurt se hundió en su asiento encogiéndose en su lugar.

Izzy no se podía creer que su hermana no lo notara, o quizás era su paranoia, pero esas miradas no eran normales, de parte de ninguno de los dos veía una actitud que estuviera fuera de los límites del coqueteo. Cuando el pelirrojo se le quedó viendo por el retrovisor supo que la cagó, se dio cuenta de los estaba estudiando, que se fijaba en todo lo que hacían, odiaba compartir esa cualidad con su progenitor.

—. No tengo problema con eso, pero dormirá en la habitación de Izzy. — Formó una sonrisa divertida, el azabache se tensó en su lugar, ¿Qué tenía en mente? ¿Qué planeaba hacer? ¿Su papá de verdad sería capaz de quitarle el novio a su propia hija?

—. No es como que pueda quejarme, ¿O sí? — Cruzó sus brazos sobre su pecho dirigiendo su mirada hacia su amigo, el rubio no parecía contento con la idea.

Nadie lo estaba, solo Courtney porque era terca, porque peor era el ciego que no quiere ver.

໒❛ 𝐌𝐎𝐔𝐍𝐓 𝐄𝐕𝐄𝐑𝐄𝐒𝐓 ♡ ❫ ◗ ʚ₍ᐢ 𝙠𝙪𝙧𝙩𝙖𝙭𝙡 ᐢ₎ɞ ᵕ̈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora