Capítulo 1.

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24 de junio de 1988.

Siempre me ha gustado el verano. Bueno mejor dicho, siempre he odiado el invierno. No me gustaba el frío, ni las clases, ni mi trabajo.
Todos los inviernos trabajaba en un restaurante pequeño de la cuidad. Ahí siempre olía  a comida quemada, alcohol y tabaco; pero es lo que ayudaba  a qué mi familia pagara  las facturas. Por suerte en verano ya no tenía que trabajar ahí.

Acababamos de salir del instituto. Era el último día de clases y estabamos  en un parque de la zona rica de la ciudad. Yo no vivía ahí. No podría vivir ahí nunca. Pero mi novio Joe si.

Note que una mano se movia  delante de mis ojos.

—¡Hey!.—me dijo Sarah. La hermana de Joe. —¿Me estás escuchando?. —Llevaba toda la tarde sola con ella y no le había escuchado ni un segundo.

—Yo... No perdona. Estaba distraída. —Dije un poco avergonzada al ver la cara de desagrado que puso.
Lo cierto es que ella no me caía del todo bien, era una de esas niñas ricas que se quejan de su vida perfecta. Pero la aguantaba solo porque mi novio quería que fueramos amigas. —¿Qué decías?

—Te estaba contando lo que me ha dicho mi hermano está mañana. —dijo ella tras poner los ojos en blanco.

—¿Y que te ha dicho? —Pregunté con poco interés. La verdad es que no me importaba mucho la tontería que sea que le hubiera dicho.

— Me ha dicho que después de clase iría con unos amigos al campo de golf.— No pude evitar poner los ojos en blanco. — Que
Vendría dentro de un rato con nosotras y los chicos y que aprovecharemos a pasar la tarde juntas.

—Ah. —No pude evitar sonar decepcionada, no me gustaba mucho la compañía de Sarah. Solía  ser la presencia de Joe quien lo compensaba.—¿Te ha dicho a qué hora llegaría?

—Poco antes de que que se haga de noche. Así que no creo que tarde mucho.

El sol estaba empezando a irse y, aunque ya era verano, por las noches aún hacía frío.
Pasamos un buen rato en silencio—Uno bastante incómodo— cuando Sarah me pegó un golpe en el brazo.

—¿Qué haces?— Pregunté irritada.

—Mira ya vienen por ahí.

A lo lejos pude distinguir a Joe y a sus amigos Charlie y Mike. Ellos tampoco me caían bien. Ni siquiera recuerdo cómo es que acabe saliendo con Joe porque los niños pijos nunca han sido mi estilo.
Me encendí un cigarrillo mientras llegaban.

—Sabes que mi hermano odia que fumes. Y yo también.

—Y tú sabes que no me importa demasiado tu opinión y que tú hermano no puede cambiar esto.

Pero cuando estaba apunto de darle una calada noté que una mano me lo quitaba de la boca. Era Joe. Me lo quito y lo tiró al suelo a la vez que me dió un beso en la mejilla.

No me moleste en ocultar mi mala cara, no era la primera vez que lo hacía y tampoco sería la última.

—Para venir a molestar mejor ni vengas. —Dije enfadada.

—Venga no te enfades princesa. Sabes que yo odio que fumes.

—Y yo odio que hagas eso.

A veces pensaba en si realmente quería a Joe, sabía que me gustaba, era alto, moreno y fuerte así que si, sabía que me atraía, pero no estaba segura de que le quisiera de verdad.
De hecho muchas veces me sentía fuera de lugar e incluso inferior con todas esas chicas vestidas de rosa y esos chicos vestidos de marca que iban al club de campo por las tardes. Yo no era rica, ni rubia, y definitivamente odiaba el rosa. Yo llevaba el pelo corto, negro y la ropa rota. así que siempre me miraban por encima del hombro crellendose mejores que yo en todo.

— Venga guapa no te enfades que estás más guapa cuando sonríes.— Dijo Charlie. El era la definición literal de la palabra gilipollas.

Mike estaba apunto de decir una tontería igual a la de su amigo, cuando Joe le hizo un gesto para que se callase.
Entonces ví que un grupo de chicos se acercaban. Y tenían navajas en las manos.

Red lip & summer nightsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora