Cuando llegue con mi madre, había fallado en el intento de no llorar. Todo lo que estaba pasándome esos días era demasiado para mí.
-¿Qué te pasa cariño? -me preguntó con un tono de preocupación.
No dije nada. Simplemente la abrace. Ella soltó las bolsas y me abrazó también.
-¿Podemos volver a casa? Por favor.-dije en lo que era casi una suplica.
-Claro, mi niña. Vamos.
Estuvimos caminando en silencio. No era uno incómodo, al menos no para mí. Sabía que mi madre se moría por preguntar pero no lo hacía por mí.
Llegamos a casa y volví a ir a mi habitación. Me tumbe en la cama y cerré los ojos, pensé en cosas en las que no debería pensar si quería sentirme mejor; pero no pude evitarlo.Mi primer beso con Joe:
-Hola.- Dijo el con una sonrisa encantadora.
-Hola. No pareces de por aquí. ¿Te has perdido?- Dije bromeando. Yo también sonreía. Sabía que el intentaba ligar conmigo y no me desagradaba la idea.
-No me he perdido. De hecho estoy justo donde quiero estar ahora.
-¿Y eso porqué?.- dije haciéndome la inocente.
-Porque estoy hablando con la chica más guapa que he visto nunca.
-Será que no has visto a muchas chicas entonces.
Pasamos hablando toda la tarde. Por la noche ya nos estábamos besando. Nos pasamos así todo el verano del 87. Cuando llegó el invierno la cosa cambió.
-Es que no entiendo porque tienes que pasarte el día ahí.- Me dijo el en un tono más alto del que me gustaría.
-Se llama trabajar. Y claro que no lo entiendes, cada vez que tú necesitas dinero solo tienes que pedirle la tarjeta a papi y se arreglan todos tus problemas.
No le hizo gracia que dijera eso. Ni siquiera respondió.
Así nos pasamos todo el invierno. Nuestra relación se limito a:Las cosas no eran como a él le gustaría, discutíamos, nos gritábamos, me pedía perdón un rato después, nos enrollabamos y vuelta a empezar.
Me desperté de golpe. Hasta ese momento no me di cuenta de que me había dormido. Entonces pensé en lo mucho que odiaba el hecho de que hasta que no pasó lo de esa noche, no me di cuenta de lo detestable que era Joe en realidad.
Mi madre llamó suavemente a la puerta y entró despacio.
-Tus hermanos han venido hoy a cenar ¿Vas a querer cenar con nosotros hoy?
Mis dos hermanos mayores Dylan y Dave, vivían en otra casa con sus novias: Allison y Lily. Lily estaba embarazada de Dave y Allison y Dylan se iban a casar dentro de poco así que no venían mucho por casa.
-Sí, yo...- solté un suspiro.- Ahora voy.
Mi madre me sonrió dulcemente y cerró la puerta.
Me levanté con calma, mire al espejo y salí.-Hola Maeve, ¿Qué tal todo?-Me dijo Lily. Me caía muy bien.
-Si, hace mucho que no te vemos. ¿Cómo te va?-Continuó Allison. Ella también me caía muy bien. A veces sentía que si rompían con mis hermanos, yo lo pasaría peor que ellos.
-Todo bien.- intenté sonreír, pero solo me salió una media sonrisa triste.
Noté que alguien me abrazaba por detrás. Me puse muy nerviosa al momento.
-Que alta estás, enana. Vamos a tener que dejar de llamarte así.- me calme en el momento que oí la voz de Dylan.
-¡Abrazo de grupo!- gritó Dave desde el fondo de la cocina. Vino corriendo y me abrazó también. Siempre eran muy cariñosos. Me encantaba que fueran mis hermanos. Aunque nunca se lo diría en voz alta.
-Chicos... -intente decir pero me estaban aplastando la cara.
-Venga, dejadla ya. Que las estáis agobiando.-Dijo Lily. Pero se estaba riendo.
Cuando me soltaron puse mala cara, y todos empezaron a reír. Pero oímos que la puerta se abrió, y que Frank entro por la puerta, así que la diversión acabó. A ninguno nos caía bien.
Nos sentamos a cenar, yo mas bien me dedique a juguetear con la comía, seguía sin tener apetito.
-Niña, ¿Por qué no me haces un favor? Se me ha acabado la copa y sigo teniendo sed.- Me dijo Frank.
-Tienes la botella ahí mismo.-Todos nos miraban, espectantes.
-Sirveme un trago, que no te cuesta nada.
-¿Es que te pasa algo en las manos? Porque si no es así puedes hacerlo tú mismo.
-Ya te lo sirvo yo. No discutaís.-dijo mi madre. Intentando poner paz.
Cuando hizo un ademán de coger la botella, la paré.
-No eres su criada, mamá. Puede hacerlo el.
Se quedó quieta, Frank cogió la botella enfadado y se levantó de la mesa.
-Maeve.-Me llamó Allison.- Mañana voy a ir a mirar vestidos de novia. ¿Te gustaría venir?
Lo pensé un momento. Estar con Allison y Lily siempre me gustaba. Además estar en la cama todo el día no iba a cambiar lo que me había pasado.
-Sí, claro.-Conteste. Mi madre pareció sorprendida, pero aliviada al mismo tiempo.
Los gemelos estuvieron haciendo bromas durante el resto de la cena y supongo que fué una buena noche en comparación con las anteriores.
Hasta que llegó la hora de dormir. Ahí siempre se arruinaba todo.
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Red lip & summer nights
عاطفيةLas mejores historias no siempre tienen el mejor comienzo. Jaden y Maeve son la prueba de ello.