xxxix. Before and after

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Capítulo 39

Antes y después
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Antes y después————————

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—Caius, hermano.—Marcus soltó un suspiro cansado mientras que veía al rubio mirar al bebé que dormía en la cuna como si fuese un ser extraño.

—¿Lo has visto? Tiene sangre y... y respira... y es muy pequeño y...

—Lo sabemos, Caius.—Aro entró acompañado de Jane, ambos venían de ver como continuaba Blair su transformación.

Entonces, el pequeño niño entreabrió los ojos y comenzó a llorar en busca de comida.

—Está llorando.—afirmó Caius, él parecía estar a punto de entrar en pánico.

—Sí, Caius, está llorando. Los bebés lloran.—bufó Marcus.

—¿Por qué no deja de llorar?—se desesperó el rubio.

—Quizá tenga hambre.— opinó Jane.

—¿Y qué le doy de comer?—el sádico abrió los ojos horrorizado ante la idea de que su hijo tuviese hambre y él no supiese qué darle.

—Comida.—obvió Marcus.

Aro rodó los ojos divertido y se acercó para coger en brazos al pequeño. Rápidamente sintió los pensamientos hambrientos del niño pero eso no fue lo que le sorprendió.

Habían averiguado qué era.

Lobo, vampiro y humano.

Lo nunca visto, lo inimaginable.

Ese niño sería un antes y un después en el mundo sobrenatural. No solo por sus poderes, sino porque los despiadados reyes Vulturis ahora tenían un hijo. Un hijo al que se habían jurado proteger y amar pasara lo que pasara.

Aro caminó hasta agarrar un biberón que había mandado ha rellenar con sangre humana y empezó a darle de comer a su hijo.

La mirada casi curiosa de Caius no se alejaba de ellos, buscando no perderse ningún movimiento que su hermano hacía.

Marcus, sin embargo, sonrió levemente y se sentó en el sofá.

—Jane, ¿cómo está nuestra mujer?—le preguntó.

—Bien.—respondió ella—Blair es nuy fuerte, creemos que despertará entre mañana y pasado.

—Menos mal.—se escuchó el suspiro aliviado de Caius. Marcus rio por lo bajo.

—Gracias por todo lo que has hecho por Blair, Jane, si no fuese por ti probablemente ni siquiera nos miraría a la cara.—siguió hablando el castaño.

—Eso no es cierto, amo. Están destinados a ser el uno para el otro, quizá hubiesen tardado más pero habrían acabado enamorándose.

—De todas formas, gracias. Blair necesitaba una amiga entre tanto pensamiento de antes de Cristo.—Aro soltó una risita divertida.

—¡Oye!—se indignó Caius, pero fue ignorado.

—No tiene que agradecer nada, amo.

La charla fue interrumpida cuando Alec entró a la habitación con una sonrisa casi emocionada.

—Amos—los llamó—Blair despertó.

The Kings • Aro, Caius y Marcus Donde viven las historias. Descúbrelo ahora