A2: italiano

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Las peleas al día siguiente me parecen aburridas, no queda ninguna persona lastimada con gravedad, y quizás esté mal, pero ese es el chiste de estas peleas

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Las peleas al día siguiente me parecen aburridas, no queda ninguna persona lastimada con gravedad, y quizás esté mal, pero ese es el chiste de estas peleas.

Me siento a gozar de cada persona que sube a ese cuadrilátero con una botella de agua entre mis manos e intentando gozar de lo poco que pueda. Me siento un poco cansada, no tuve una buena noche, las pesadillas que comúnmente tengo se mezclaron con las que el laberinto filosofal creó. Las únicas que puedo recordar letra por letra son las del laberinto.

—¿Todo bien? Te siento un poco perdida— Azura se sienta a mi lado y me toma la mano para dibujar las líneas con sus dedos.

—Sí, sí, no dormí bien, eso es todo.

—¿La pesadilla de siempre? — asiento— es que no puedo creer que no recuerdes ni un solo momento de ellas, de verdad, es medio raro, todos podemos recordar, aunque sea un microsegundo, pero tú no— habla con ese tono enojado, frustrado, como si aquello le cayera un poco mal— ya ni siquiera sé si creer que tienes esas pesadillas o no— se ríe y eleva las cejas, el comentario que hace no es de mi agrado, y tampoco tengo la energía para dejarle eso en claro. He repetido todos los días de mi vida que me es imposible recordar aquellos detalles, que no está en mis manos no recordarlo.

—Pues perdón, le diré a mi mente que comience a grabar bien las cosas que pasan — suelto con sarcasmo.

Ella no me responde, únicamente se levanta y vuelve con los de aire.

—¿Por qué está enojada? — Aleksander regresa conmigo.

—No lo sé, siempre se enfada conmigo por cosas muy pequeñas, a veces ni siquiera me dice por qué está enojada, se pone cortante de la nada—confieso, Aleksander tiene una mueca de confusión decorando el largo de su rostro.

—¿En serio?

—Sí.

—Wow, pero ¿Qué culpa tienes tú de no recordar las pesadillas? — inquiere y suspira.

—No lo sé, es que, aunque lo intento, no puedo recordarlas— digo un poco cansada— pero ya, olvidemos esto, soy consciente de que tengo sueño y me quiero dormir el resto de la tarde.

—Respira un poco, mereces descansar, falta poco para que las peleas terminen— toma mi mano y le deja leves caricias.

Me recuesto en el suelo, escucho los golpes y las apuestas de fondo, sin embargo, en este momento no es algo que realmente me interese, mis ojos se sienten tan pesados, desperté cuatro veces a lo largo de la noche, siento que mi cuerpo va a caerse y tengo un par de bolsas negras colgando debajo de mis ojos, se ven como si me hubieran golpeado. El sueño es algo que valoro mucho, me gusta dormir, es tan refrescante, te sana y es difícil no tenerlo, porque después me veo como un zombi durante todo el día.

Siempre es muy notorio que no descanse, mis ojos llorosos siempre me delatan ante todos.

Vuelvo a ponerme de pie en cuanto escucho aplausos, yo aplaudo porque el resto lo hace y bostezo un poco.

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