A3 : Lost Souls

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Ha pasado tiempo desde que me quedé dormida en el tronco con Caspian, las semanas han transcurrido y ahora estoy a un par de días de cumplir mi primer mes en este lugar, por desgracia, solo he logrado saber del estado de mis hermanos y madre por m...

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Ha pasado tiempo desde que me quedé dormida en el tronco con Caspian, las semanas han transcurrido y ahora estoy a un par de días de cumplir mi primer mes en este lugar, por desgracia, solo he logrado saber del estado de mis hermanos y madre por medio de las noticias, me alegra que estén bien, han ido a varios eventos porque Agus creó algo que ayuda al mar y a las criaturas que habitan en él. Es el más inteligente, incluso, me atrevo a afirmar que es más inteligente de lo que era Klaus.

Las cosas parecen ir con normalidad, como cada semana, nos hemos enfrentado, yo he ganado las últimas dos peleas, Caspian ha perdido una, que fue contra Evander, Azura ha tenido una mala racha y está enojada por eso, ha perdido todas, y Aleksander, él es el más calmado de todos, se esfuerza, a veces gana y otras pierde, pero perder parece impulsarlo a mejorar. Necesito su paz mental ante estas cosas. Siempre repite que habrá más oportunidades y que si no las hay, al menos se queda con el regocijo de que lo ha intentado.

Personalmente, las cosas han mejorado un poco, no en todos los aspectos que espero, pero si en el hecho de que me siento, por alguna extraña razón, más tranquila de lo que solía estar en Agua. La paz me ha llenado y me estoy enfocando en lo que pueda hacer, aunque en ocasiones me exijo más de lo que puedo hacer. Caspian y Aleksander me detienen de hacerlo.

Hay momentos en los que entreno hasta las tantas de la noche sin darme cuenta del tiempo, y es cuando llega Caspian a detener mis manos temblorosas.

—Vamos, es todo por hoy— es lo único que dice y me obliga a salir. Le agradezco por ello, porque si fuera por mí, me mantendría en ese lugar hasta el amanecer.

—No tienes por qué exigirte tanto ¿Sí? Lo haces bien, has solo lo que tu cuerpo te permita—siempre asiento, pero no suelo cumplirlo.

La amistad que estamos entablando parece ir funcionando, al menos nuestras conversaciones ya no se resumen en frases llenas de sarcasmo y sonrisas del mismo estilo.

He descubierto cosas que me agradan de él, le gusta leer, escribir, escuchar música, su soledad, tiene una muy estrecha relación con ella, y los sitios silenciosos, algo básico y quizá, común, pero eso no le quita que me parezca interesante descubrir sus pasiones y lo que me gusta hacer en el tiempo libre.

He notado que, cuando algo le emociona, nada ni nadie puede hacerlo callar, y no me molesta en absoluto, al menos me ahorra los silencios incómodos que puedan surgir en el proceso. Nunca fui una persona que supiera como entablar una conversación fluida. Y tampoco lo culpo por emocionarse al hablar de sus pasiones, porque soy igual o incluso peor cuando llego a ese punto.

Sonríe mucho cuando me habla sobre las historias que tiene pensadas, sin embargo, sus ideas se quedan solamente en eso, no avanzan, dice que tiene miedo de escribir y equivocarse en el proceso, que tiene que mejorar. Y yo siempre le repito que, si no escribe, no mejorará, necesita de errores en el camino para colmarse de conocimiento.

La mayoría de la música que suele escuchar es relajante y siempre busca sitios alejados para escucharla, hemos salido juntos las últimas tardes, y sabe que sigo entrenando cuando no me aparezco, es cuando acude al edificio de agua a detenerme.

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