CAPÍTULO 2: TETAS QUEMADAS

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Valeria Andrade


Siento como alguien tira de mi brazo queriendo que despierte y gruño a ver si entiende que quiero dormir. Maldita necesidad de madrugar para ir a escuchar aburridas clases sólo para poder ser alguien en la vida.

—Nena, despierta. Necesito tu ayuda —susurra Iván en mi oído y entierro el rostro en la almohada, ignorándolo.

Lo oigo respirar hondo, siento el colchón hundirse a mi lado segundos después. Sus dedos juegan con mi cabello con delicadeza, apartándolo de mi cara para poder verme. Una sonrisa tira de mis labios y decido abrir los ojos para encontrarme con el bello rostro de ese hombre.

—Hola —murmuro con voz inocente mientras se acerca a besar mi mejilla.

Suelta una risita ronca viniéndoseme encima para acostarse a mi lado, acomodo mi cabeza sobre su pecho y lo abrazo por el duro abdomen. Sus muestras de afecto y su manera de mirarte con devoción son privilegios que sólo obtienes cuando él necesita algo. Maldito interesado.

—¿A qué debo tu visita? —cuestiono adormilada, que vaya al punto—. ¿En qué necesitas ayuda?

—Sabes muy bien en qué.

—Ash, a veces odio ser tu amiga —se ríe.

Con mucha pereza me levanto de la comodidad de mi cama y me apresuro al baño donde hago mis necesidades y cepillo mis dientes. Él se mantiene sentado en el borde de mi cama, niego mientras salgo de la habitación dirigiéndome a la suya donde encuentro a una chica durmiendo sobre su cama. data-p-id=d062769f58f5579f42d92b3cdd1fc04e,Tomo aire por la boca para no reírme, me preparo para mi mejor actuación y...

—¡¿Quién eres y qué mierda haces en la cama de mi novio?! —chillo con mucha furia.

La chica se despierta de un salto cubriendo sus pechos. Sus ojos se explayan cuando me ve y a trompicones se pone a buscar su ropa como loca.

—Lo siento, yo no sabía, él... —intenta decir, pero yo ya me metí en mi papel. 

—¡Cállate, maldita sea! —grito con lágrimas en los ojos, da un respingo apresurando su tarea.
En ese momento Iván aparece bajo el umbral de la puerta con cara de shock y luciendo muy arrepentido por su infidelidad.

—¿Cómo pudiste? —le reclamo sonando dolida y golpeando su pecho—. Te di todo de mí y me fallas de esta manera.

—Nena, yo...

—¡Todos son iguales, maldición, hombre no es gente! —Dios, que buena actriz soy—. Mi mamá me dijo que no me metiera contigo y no le hice caso porque te amaba. ¡Pero ahora encuentro a otra mujer en la cama donde tantas veces me hiciste tuya!

Agacha la cabeza, arrepentido, a la vez que la chica pasa por mi lado como alma que lleva el diablo.

—¡Tu, grandísima idiota me las pagas! —intento írmele encima, pero Iván me toma de la cintura impidiéndomelo—. ¡Suéltame que me la jodo!

—Vete si quieres conservar tu cabello —advierte él y ella ni lo duda. 

La pobre huye como un papel, sigo pataleando y gritando profanidades hasta que escucho la puerta de la salida cerrarse.

—Bueno, ya no volverá —él echa a reír—. No vuelvo a hacer esto, esa muchacha no merece ese trato.

Frunce los labios acostándose en la cama.
—A la próxima le digo a Laura.

—Déjame a Lau tranquila que sabes que no anda bien —advierto—. Y no me cambies el tema, si no sabes cómo correrlas; déjales claro lo que les espera contigo y allí ellas decidirán si aceptan o no.

Más Allá de Todo  [+18] (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora