Más Allá de Todo [+18] (EN PROCESO)

CAPÍTULO 7: PROMESAS

Valeria Andrade.

Cuando era niña se me hacía muy fácil mantenerme en un peso corporal alto, se me hacían muchos gorditos en la barriga y se me inflaban las majillas. Pero no llegaba a verme excesivamente gorda, las mujeres de mi familia se caracterizan por tener las piernas y las caderas anchas, cinturas pequeñas y muy buenos traseros, yo no fui la excepción a la descendencia genética y adoro mi cuerpo. Las medidas que tiene cada parte de él, a mi parecer, son perfectas.

No me importa que una mujer me observe de manera despectiva al pasar junto a ella, porque sé que lo que ella piensa en realidad es en cuánto desearía tener más pechos, o más trasero.

Que un hombre se me quede viendo. No está mal, al contrario, me sube el ego.

¿Qué es doloroso?

Doloroso es cuando tu propio género denigra de manera tan despectiva a otra mujer. De la palabra puta o zorra no me bajan, y como quisiera que ellas tuvieran que pasar por las necesidades que viven cientos de mujeres hoy en día que sufren teniendo que ofrecer su cuerpo a más de veinte hombres por día tan solo para tener un lugar donde vivir y dinero para comer.

Una prostituta es una mujer trabajadora, que debe soportar tratos y comentarios machistas y dejar que tomen su cuerpo como al troglodita que paga el servicio, le parezca. No me ofende que me digan puta, me ofende que entre nosotras mismas nos rebajemos a eso.

Pero aquí estoy, frente a Lisa Clarke quien ha sido la protagonista de todo lo mencionado anteriormente. Aunque admito que la pendejada se le ha quitado un poquito después de nuestro encuentro hace un mes.

«Lo que quería era que la masturbaras».

Y lo haría otra vez, y dejaría que me tocara ella a mí también. Pero joder, es tan insoportable.

—El partido se realizará en una semana —habla la aludida con esa pose de autoridad que tanto la caracteriza—. Con quienes nos enfrentaremos son mujeres de más de un metro y ochenta centímetros de altura, toscas y vulgares, así que la no se sienta capaz de soportar un golpe en la cara por el balón; lárguese ya.

Lo admito, su aura de líder me calienta.

—Olivia regresará en tres días y retomará su posición como armadora —avisa la entrenadora Ava—. Quiero que Isla y Ruby se compartan la recepción, debemos ser ágiles y resistentes, el equipo al que nos enfrentamos es muy poderoso con respecto al ataque, se los enviarán con tanta fuerza que no lo verán venir, por eso —se centra en mí—. Tú te encargarás de impedir que ese jodido balón toque nuestro campo ¿Se entiende? Será tu primer partido, pero con lo que veo en los entrenos sé, que eres la indicada para el puesto.

—Gracias, señora Ava —le sonrío.

—Bien, quiero que descansen, así como quiero que sean imparables con los ejercicios, coman bien y eviten el estrés ¿Estamos?

—Sí —respondemos al unísono.

Me cambio el uniforme por unos jeans holgados, un suéter estilo oversize y encima de él me coloco la chaqueta. El invierno está quedando atrás poco a poco y no falta mucho para poder usar el tipo de ropa que me gusta. Empaco todo lo que me quité en el morral antes de tomar camino a mi clase de francés.

La carrera que elegí para ejercer por el resto de mi vida es una que me apasiona desde que tuve la edad suficiente para decidir mi futuro. Me gusta el color, relacionarme, planear y adoro jugar en la computadora. Es por eso que dentro de dos años seré analista en marketing ¿Qué mejor profesión para mí que esa? Me visualizo en un futuro trabajando en una reconocida empresa gestionando estrategias, promocionando distintos negocios y analizando todas las ventajas y ganancias que cada negocio podría traer.