CAPÍTULO 3: LATINA

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Ian Smith.

Los gruñidos se escuchaban hasta donde nos encontrábamos, el ensordecedor grito de padre me hizo encogerme en mi sitio preso del terror de que las cosas se volvieran sangrientas. Miré hacia abajo, viendo cómo madre de rodillas abrazaba a Harper queriendo que se calmara. A mí, a mí me sonreía en medio del terror y la agonía. Intentaba hacer que me tranquilizara mientras mi pequeña hermana yacía entre mis brazos llorando.

Mientras tanto, en el segundo piso de la casa yacían dos titanes luchando una batalla que no tenía caso. Zeus lanzaba rayos de furia por la traición a la vez que Hades los recibía con burla.

Él se llevaba la victoria después de todo.

¿Por qué lo hiciste? —le pregunté a ella en un susurro.

Ella solo se encogió de hombros, sus párpados pesados. Siempre fue una mujer hermosa y llena de vida. Pero ese día no era la mujer que yo conocía. Ella no era nadie para mí.

Diga lo que diga, nada cambiará lo que hice —lágrimas mojaban sus pálidas mejillas—. Pero nunca olviden lo mucho que los amo.

No tienes el derecho de pedirnos eso —la miré con ira y dolor a la vez.

Sonrió con tristeza.

Lo sé, cariño.

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Aprieto la mandíbula tratando de no enojarme demasiado por su atrevimiento mientras pienso en mis opciones. Si me la follo me dejará en paz por algún tiempo, pero... ¿Vale la pena? La chica no ha dejado de contonearse sobre mí desde que me hizo caer sobre este sofá y el que me manosee como si tuviera el derecho de hacerlo está a punto de hacer que mis intentos por no enojarme se vayan directo a la mierda.

Admito que es una chica muy guapa con unos ojos verdes muy cautivadores y un cuerpo llamativo, aun así, ya no me despierta nada desde hace mucho tiempo. En años pasados lo hizo, supo atraparme y tenerme en su cama, incluso casi logra que sentara cabeza junto a ella, después de todo eso es lo que siempre han querido nuestros padres, pero ya no. Me he aburrido de su intensidad para conmigo y su insistencia por tener una relación seria. Yo no quiero una relación seria ahora y después del respaldo que me dio padre para olvidar la idea de un matrimonio entre ambos, no puedo sentirme más libre. Y mi libertad no es negociable.

La primera vez que me la follé lo hice como una burla. No hacia ella. Deseaba burlarme de su padre. Pero Palmer no es estúpida, aunque lo parezca y supo atraparme, obtuvo un estímulo de mi parte por muchas ocasiones. Sin embargo, mi única intención era restregarle a su padre en la cara que me llevé a su hija a la cama, a su más preciada joya, pero en vez de una reacción negativa por su parte obtuve una sonrisa que me erizó todos los vellos del cuerpo. Esa sonrisa nunca la olvidaré.

—Me has tenido desatendida por meses y te extraño demasiado —se contonea ella sobre mí—. Fóllame, te extraño mucho, bebé.

—Deja de llamarme así—siseo con rabia, no quiero volver a ser un patán con las mujeres, pero estoy a punto de arrojarla con poca delicadeza hacia el otro lado.

—¿No te gusta? —la miro mal por su estúpida pregunta—. A mí me encanta.

—Pues a mí no, y ahora quítate de encima —la hago a un lado cuando la paciencia se me acaba.

Su rostro se contrae en una mueca ante el movimiento, no me preocupo, no fue violento y a lo mejor sólo me está queriendo hacer un drama. Lleva una de sus manos a su abdomen quejándose levemente. Arrugo las cejas, pero no digo nada, los accidentes pasan, seguramente antes de venir aquí ya se había hecho daño con algo.

Más Allá de Todo  [+18] (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora