Dulce Obsesión ; Taennie

22

Miren lo hermosa que se ve Jennie Kim con el cabello naranja, estoy que le rezo.

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— ¿Estabas escuchando? —pregunto mi prima.

— No, claro que no ¿Me creen chismoso acaso? —pregunté haciendo una mueca al escuchar las palabras estúpidas que salieron de mis labios. Las tres entrecerraron sus ojos, claro era que no me creían.

— Por supuesto que si —contestó Jennie.

— No preguntes si no quieres saber la respuesta —. Ahora mi turno de entrecerrar mis ojos había llegado, mire a Manoban y la señalé con mi dedo.

— Con razón pusiste nervioso a JungKook, tienes cara de ángel, pero de seguro eres peor que estás dos juntas —acusé y me volví para mirar a mi prima.— Y a ti Roseanne, tío debió de dejarte en un internado, pero de monjas.

Mi mirada se posó en la de Jennie que miraba con aburrimiento mi rostro.— Y de ti, de ti no me esperaba nada de eso.

— ¿Qué? ¿Qué cosa? —preguntó ahora confundida.

— Y yo que te veía como la madre de mis hijos —dramaticé y coloqué mi mano en mi pecho para hacerlo más dramático. Ella rodó sus ojos y me miró divertida.

— ¡Ay pero que terrible! Y yo que pensé que solo querría una noche conmigo.

— Los bellos labios que besarían las frentes de los niños, fueron profanados por los de Rosé... no se si podré superarlo —. Le di fin a mi teatrito encaminándome a la cocina en busca de algo que comer, regresé y Roseanne me miraba molesta.

— Los tuyos han tocado cosas peores, muchas veces.

— Y Rosie es más cosa que tocar a esa... teñida y hueca de Kim SeolHyun.

— No soy una cosa —. Giró sus ojos, molesta.

Jennie y yo teníamos una guerra de mirada, ambas muy diferentes entre sí. Ella me miraba como si me quisiera matar y yo con ganas de comerla toda.

Rosé me miraba pensativa, tal vez con ganas de decirme algo pero de su boca no salía nada.

— Chicos, chicos ¿Por qué no nos calmamos un poco? —. Los tres nos giramos a verla y asentí, pero volví a mirar a Jennie.

— Estoy dolido de verdad Jennie —confesé y volví a colocar mi mano en mi pecho.— Tan dulce y correcta que te veías.

— Hagamos un trato, te consigo una noche con Jennie y me cedes tu cuarto ¿Trato? —propuso y Jennie la miró sorprendida.

— Trato —. Y yo acepté sin dudarlo.

— ¿Qué? ¿Acaso mi dignidad vale menos que una cómoda cama?

— Por mi pobre y poca agraciada espalda si.

— Si me quieres convencer lo estás haciendo muy mal.

— Tampoco deberías de ofrecerla como juguete sexual.

— ¿Lo ves ChaeYoung? Ella si sabe lo que es ser una buena amiga —. Ella se acercó a Manoban y la abrazó.

— Okay, okay ¿Qué tal un beso? —sugirió. Jennie La miró por cortos segundos y se giró a verme.

— Está bien —aceptó y se acercó a mi. Cuando estuvo lo suficientemente cerca se paró en puntillas, sus manos se apoyaron en mis hombros y sus labios apenas rozaron los míos.— ¿Puedes agacharte un poco? No llego.

Bobamente obedecí, me incliné y choqué despacio contra sus labios. Y cuando quise mover mi boca para obtener un poco más, se alejó.

— Listo, su cama ya es tuya Rosie.