35

888 108 11
                                    

— Espera ¿Qué?

— Me acostaré contigo, como tanto lo deseas.

Se inclinó hacia mi y besó mis labios en un beso acalorado. Mis ojos se encontraban abiertos debido a la impresión de su comportamiento, pero no tardaron en cerrarse y en responder a ella. Jadee al sentirla sentarse a horcadas sobre mi, su lengua batallaba ardiente contra la mía y sus manos halaban mi cabello con cada roce de nuestros cuerpos cubiertos. 

— Jennie —murmuré agitado cuando ella comenzó a mordisquear mi mandíbula y llegaba hasta mi oreja.

— ¿Qué sucede? —preguntó en un susurro y sentir su aliento caliente en mi oreja envió un escalofrío que recorrió mi espalda.

— Estamos en un auto —. Ella soltó una pequeña risita y se quitó su blusa incentivando a que hiciera lo mismo.

— ¿Y desde cuándo te importa el lugar? —preguntó y
volvió su boca a mis labios.

— ¡Al diablo! Tienes razón —. La apreté más a mi pecho para sentirla más cerca, claro si se podía.

Con algo de dificultad logre girar para quedar yo encima de ella, se veía como un ángel con su cabello castaño desparramado en el asiento, su mirada atenta y sus labios rojizos por los besos.

Volví a capturar sus labios, y de sus labios salió un jadeo que logró enloquecerme. Bajé mis labios por su cuello, donde jugué un poco lamiendo y mordiendo levemente.

Besé sus pechos por encima de su brasier negro y ella pasó sus uñas por mi espalda. Al fin obtendría lo que quería y ella sería mía.

— ¡Kim! —. Abrí mis ojos exaltado ante su grito.

Miré a mi alrededor y estaba acostado todavía en la parte trasera del auto de Jennie, alcé mi cabeza y la vi a un lado junto a la puerta abierta.

— Llegamos a tu casa, sal del auto.

Solo había sido un sueño. Un maldito sueño.

— ¿Por qué me despertaste? —le pregunté mientras
lograba sentarme.— Estaba por hacerte llegar al infierno.

— Eres un sucio —acusó con una visible mueca de asco.

Me ayudó a bajar del auto y llegar hasta mi departamento. Aún estaba atontado por el sueño, pero es que ese beso se sintió tan real que podría jurar que no había sido un sueño. Llegamos a mi piso y ella abrió la puerta, no había nadie aquí.

— ¿Dónde está Rosé? —le pregunté.

—Debe estar por ahí, no lo sé —contestó con dificultad ya que casi podía decirse que me estaba arrastrando hacia dentro.— ¿Podrías ayudarme un poco? Pesas un mundo y yo no sé si no te has fijado que yo apenas puedo conmigo misma.

Me incorporé bien y ella exhaló con alivio. Caminamos hasta mi habitación y ella me ayudó a acostarme.

Al fin a dormir en mi cama.

— Llegaste vivo y entero, me largo de aquí.

— No te vayas —le pedí con un pequeño puchero.

—Ya me tengo que ir.

— Quédate, ya está muy tarde como para que andes sola por ahí —. Ella me miró pensativa.— Por favor.

— Bien —aceptó y se sentó en el suelo, pero antes de que pudiera sentarse me eché hacia atrás brindándole un lado en mi cama. Ella tardó varios segundos pensando y luego se acomodó en mi cama. Se giró y quedamos frente al otro, trataba de entender porqué mi necesidad de que se quedara.

— ¿Puedes darme tu mano?

Despacio sentí sus cálidos entrelazarse con mis fríos dedos, su mano era algo más pequeña que la mía, incluso más suave.

Cerré mis ojos y acerqué nuestras manos entrelazadas a mi pecho, tal vez asegurándome de que no se iría cuando cayera rendido.

.

Comencé a despertarme por mis inmensas ganas de ir al baño, sentía mi cabeza latir y cerré los ojos tratando de apaciguar un poco el dolor. Miré a mi izquierda y Jennie aún se encontraba a mi lado, acurrucada a mi almohada y hecha bolita.

Eta como una linda muñeca de esas que solo te dan ganas de apretarles los cachetes, mi corazón latió desenfrenado y mi dolor de cabeza había desaparecido en ese instante ante la tan hermosa imagen frente a mi. Podría apreciarla por horas y no me aburriría.

¿Debería de tomarle una foto o...

— Arriba TaeTae, ya traje a tu bebé y...

— Shh —siseé a mi amigo cuando lo vi entrar. JiMin alzó sus manos sorprendido.— Cállate Hyung, vas a despertarla.

—¿Qué hace ella ahí? —me pregunto en voz baja.

— Nada de lo que probablemente tú mente pervertida esté imaginando —le aseguré saliendo de la habitación con cuidado.

Fruncí el ceño extrañado al no ver a JiSoo por ahí.

— ¿Dónde está JiSoo Noona?

— ¿Sabes qué hora es?

— ¿Me ves con cara de qué se cuál hora es? ¿

— Son las cinco de la tarde, Noona se fue hace dos horas.

Nos acercamos a la meseta y preparamos café, el dolor de cabeza volvió junto a mis ganas de ir al baño. Después de ir al baño nos mantuvimos hablando hasta que escuchamos los pasos de Jennie aproximándose por el pasillo. Sonreí levemente al verla, pero así como apareció, desapareció, tanto mi sonrisa como Jennie.

— Adiós —se despidió por lo bajo y pasó de largo hasta llegar a la puerta.

La abrió y salió dejándonos desconcertados, me puse de pie, y estaba por salir detrás de ella, hasta que Hyung me detuvo.
— Si se fue así es por algo, déjala.

— Pero... no, no puedo dejarla.

Intenté caminar de nuevo, pero JiMin me volvió a detener.

— Déjala... se fue, ya está, ella necesita pensar.

Gruñí por lo bajo y volví a sentarme para terminarme el
café.

.
.

Hola hermosas personitas que apoyan este libro, hoy vengo a hacer un poco de auto spam a una novela Taennie que se está escribiendo.

Se llama Thursday y cuenta con cuatro capítulos cortos que les juro que los harán llorar (Claro, dependiendo de la persona)

Y si les gusta, me encantaría que comentaran y votaran para no dejarla en flop. Ya tiene tres capítulos publicados por si quieren pasar a leerlo.

Dulce Obsesión ; TaennieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora