Capitulo 6

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Dos semanas después y día de mi cumpleaños, invité a Julia a cenar en el bar donde nos conocimos a las nueve de la noche.

Sabía que ella no tenía ni idea de la fecha de mi cumpleaños y pensaba invitarla a una cena especial, aprovecharía aquel momento para declararle lo que sentía por ella.

A las nueve menos cuarto, cuando estaba a punto de terminar mi turno en el trabajo, entró mi encargado y me pidió de malas maneras que tenía que descargar un camión de mercancía antes de marcharme.

Rápidamente le mandé un mensaje a Julia, disculpándome por mi eminente retraso.

"Lo siento Julia, pero tengo que retrasarme por culpa del encargado, llegaré en media hora. Prometo que te compensaré. Un beso."

Ella contestó inmediatamente.

"No te preocupes, tomaré algo mientras espero. Besitos. "

Cuarenta minutos después, me extrañó no encontrarla sentada en la mesa que había reservado y le pregunté al dueño del bar.

- Hola Carlos, ¿has visto a Julia? -

- Si, estuvo aquí, me comentó que te retrasarías. Después pidió un refresco y cuando volví a traerlo hablaba bastante alterada con alguien por el móvil.

Solo pude escuchar cómo ella suplicaba bastante disgustada. Lógicamente le pregunté si pasaba algo, pero ella me contestó que no tenía importancia, asegurando que se trataba de un problema en el trabajo y la dejé tranquila allí sentada.

Luego desapareció dejando el refresco sin tocar. La verdad es que me sorprendió bastante que se fuese sin decirme nada, pero no te puedo decir nada más, lo siento. -

《No me lo puedo creer, todo esto no tiene sentido. En primer lugar, Julia no trabajaba, segundo, ella jamás se iría de ningún sitio sin abonar su consumición y mucho menos, me dejaría plantado sin ninguna explicación. 》

De inmediato sentí una terrible presión en el pecho y le llamé al móvil insistentemente. Saltaba el contestador y cada segundo me costaba más respirar con normalidad.

Decidí llamar a sus padres, ellos estaban convencidos que Julia estaría cenando conmigo.
Mi corazón palpitaba a toda velocidad, sentía dentro de mí que algo malo le había sucedido y fui directamente al cuartel de la policía.

Esta vez haría las cosas bien desde el principio, no me arriesgaría a ir de héroe tratándose de Julia.

Según me dijeron, hasta que pasaran veinticuatro horas de su desaparición, no podían hacer nada.
Pasaban las horas y Julia no daba señales de vida y la ansiedad me consumía minuto a minuto.

Cuando volví a coger el móvil para volver a llamarla, me encontré que estaba apagado, debí quedarme sin batería, lo guardé en el bolsillo y seguí buscando por todas partes.

JULIA

A cien kilómetros de distancia, Julia estaba encerrada en un diminuto habitáculo bajo tierra, se encontraba desorientada y mareada por un fuerte golpe en la cabeza que alguien le propinó antes de encerrarla allí.

En aquel lugar nadie la encontraría jamás. Se encontraba en una de las decenas de hectáreas pertenecientes a una mansión propiedad de un empresario de la medicina.

Allí se celebraban fiestas clandestinas, los invitados todos ellos hombres muy influyentes de diversos sectores, acudían a las fiestas sin tener ningún tipo de detalle sobre la localización.
Eran invitados por una elegante carta sin remitente:

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Estimado señor,

Nos complace invitarle a la fiesta que tendrá lugar esta misma noche.
Deberá acudir solo a la dirección donde se le indicará y le aconsejamos que venga con bastante dinero en efectivo, puesto que no aceptaremos ninguna otra forma de pago.

JOULEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora