El amor es como sembrar un árbol responsablemente: la base de donde surgirán los cimientos y las raíces es una tierra que no es virgen ni pura (porque en la actualidad ya no quedan muchos lugares en donde el ser humano no haya dejado sus desechos antes de irse), es una tierra contaminada de prejuicios, estereotipos, expectativas, idealismo, heridas previas y otras cosas más que no permiten la vida en ella... por lo tanto si intentas sembrar cualquier cosa ahí no brotara más que algo igual de contaminado y enfermo, o en el mejor de los casos, ni siquiera surgirá nada.
Sin embargo, hay ciertas cosas que con paciencia y dedicación, nutrirán y sanarán esa tierra lastimada, el interés genuino, los gestos atentos que procuren el bienestar, la conciencia del proceso que conllevan las cosas, la remoción de lo que causa daño, son algunas de ellas...
No hay que hacer de más, solo lo necesario.
Y entonces la semilla puede crecer, y convertirse en un amor, que como los robles, se encuentre fuerte ante las adversidades venideras, se encuentre siempre bello ante un mundo que lo mantendrá en constante renovación en cada estación del año, pero la realidad también es esta: ese árbol fuerte e imponente puede morir algún día de causas naturales o provocadas, sin embargo, siempre va a quedar la certeza de que creció en una tierra nutrida y quienes lo procuraron y atendieron disfrutaron hasta el último momento su existencia, hasta la última bocanada de oxígeno proporcionado, hasta el último descanso bajo su sombra, hasta el final.
Así es el -amor- que se construye y trabaja, no el que surge de la nada.
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Insomnio y diosidencias: El inconsciente en busca de salidas de emergencia.
PoesiaUna crisis de ansiedad en medio de la noche comienza todo, un self que pide a gritos salir, un montón de dioscidencias esperando ser vistas y un enmarañado cúmulo de inquietudes se intentan desenvolver a través de estos fragmentos, pensamientos y po...