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Aidan:

- ¿Halo? - se escuchó sutilmente desde la otra línea

Inmediatamente cada parte de mi se entumeció, hasta que todo lo que podía hacer es mirar la pantalla

- ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? - escuché nuevamente

Finalmente reaccioné y pude contestar

- ¿____? - llamé - Hola

Una sonrisa idiota se formaba en mi rostro sin que yo me percatara de aquello, probablemente un impulso consecuencia de mi alegría

- No - podría asegurar que esa no era su voz - No soy  ____, pero si quieres puedes decirme lo que deseas decirle y se lo diré

Esa no era su voz

Esa era una voz más fuerte, una voz más rauca y opaca, nada a comparación con la suya, límpida y fluente

Era una voz masculina

- ¿Eh? - tal vez no quería adelantar mis pensamientos en algo erróneo - ¿Ella donde está?

- Está durmiendo - contestó - ¿Entonces? ¿Que necesitas?

- Yo... - ¿Como podía decirle a un desconocido que deseaba con fuerzas sobrehumanas volver a ver quién estaba con el? - ¿Podrías decirle que la invito a una cena familiar está noche? Volverá mi madre y necesita estar acá - me limité a decir

- ...Claro - escuché después de unos segundos de silencio, el tono era inseguro, las palabras podían definirse titubantes - Adiós - sin despedirme, corté la llamada

Con el teléfono aún en la mano, deje caer mi brazo de el descansa brazos de mi silla, comenzando a dejar caer más de una singular lágrima de mis ojos que luego de estancarse en mi mentón tremante, caían al piso.

Creo que ya las había retenido bastante.

[...]

Las horas habían pasado y, como pude, arreglé el hogar para la llegada de mi madre.

No me esperaba nada, mucho menos que ____ viniera hoy a la cena aunque si realmente necesitaba que estuviera aquí.

Sentaba frente a la puerta con aburrimiento, en espera de que el timbre de mi casa sonará y abrir la puerta diciendo un sonoro

“Hola mamá”

De hecho, pocos minutos después el ruido del timbre me hizo pegar un pequeño brinco sobre mi propia silla

Con cautela abrí la entrada con una sonrisa plástica sobre mis labios.

Muchos captarián la falsedad en esta, pero que se puede hacer cuando también el primer respiro en la mañana pesa como el mundo en mis brazos

- Hola ma...- borré la sonrisa y corte la frase que estaba por salir de mi boca

Ella estaba frente a mi, ella había venido y estaba frente a mi

Por un largo momento, me quedé inmóvil.

Mu mente estaba vacía, como una hoja de papel limpia, sin dibujos ni palabras.

No podía pensar ni moverme.

Todo lo que podía hacer era quedarse sentado, sin moverme, esperando capacitar que ella no venía sola

- Aidan - y ahí fue cuando, como siempre, su voz hizo eco en mi mente, despertando cada neurona de esta

- ¿Ah? - la miré directo a los ojos, luego a su acompañante - ¿Quién...? - di a entender mi pregunta sin hablar demasiado

- ¿Podemos pasar? - ignoró mi cuestión y prosiguió con sus argumentos

- Si ... - les abrí aún más la puerta, para que ambos pudieran pasar

Escuchaba el sonido delicado de sus manos posarse sobre los objetos que veía y tocaba con discreción, el susurro del viento entre los castaños, el ruido sordo de sus pies sobre el suelo, el repiqueteo de su respiración.

Era como musica.

Antes de poder cerrar la puerta una tercera presencia impidió el terminar de esta acción

- Hola mamá - finalmente dije al verla fuera de la puerta con una de sus mejores sonrisas

𝘗𝘪𝘦𝘭 𝘥𝘦 𝘝𝘪𝘥𝘳𝘪𝘰  ▍Aidan Gallagher [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora