25 : 𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋

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Aidan:

Cuatro y media de la mañana y el frío podía lograr que no sintiera más los dedos, o la más mínima neurona de razón.

Siento en un ángulo de la tina, sin pensar, sin sentir, solo cansado de todo lo que me rodea, todos los días lo mismo.

Entiendo haber cometido muchos errores últimamente, ella no fue uno de ellos, pero su sonrisa sigue atormentadome cada día más, haciendo que me hunda en la nostalgia

A medida que pasan los años, me he dado cuenta de que he amado menos de lo que podía.

Es como si la mitad de mi vida nunca hubiera experimentado los placeres del amor.

Pero entiendo perfectamente lo que siento, entiendo menos quién soy, pero sé que estoy loco de amor por ella.

No la amo como amiga, la amo como amo la niebla, el sol, las cosas naturales, mi amor por ella es inhumano e infima es la sensación de repulsión hacia ella, hiciera lo que hiciera, será siempre la mejor de las peores y la mejor de las mejores.

Oh Dios, ¿A que parece esa mujer cuando me mira? lo diga el amor porque yo no sabría cómo decirlo.

Me parece una mujer de tal humildad que defino a cualquier otra mujer como desdeñosa en comparación.

Estoy dentro de la red de mis nervios, escupo el aire, no lo respiro.

Recuerdo el asombro del primer abrazo, la felicidad del último beso, que, independientemente de dónde ese fuera posado, era todo lo que más deseaba.

Con los brazos que tiemblan, estiró mi mano al de fuera de la tina y tomo mi cuaderno para escribir algo más

« Te escribo desde este frío que no quiere acabar nunca, desde este ruido tan silencioso de ser ensordecedor que hace de cada vida un desierto.

Puedo entender que no estés aquí, que me has dejado para ir con quién has elegido, puedo entender que me has dejado a mi, no a mis palabras que he elegido como flores, como anillos para tus dedos.

Cada vez que ti estás más cercana a la felicidad, yo me acerco a la muerte, más mi amor por ti no morirá después de mi ida.

Eres hecha para momentos peculiares, intima a los astros más que las otras, solamente a lo desconocido puedes unirte.

En un beso, en la enésima poesía, en un dolor tremendamente fuerte de provocar la insensibilidad, buscamos la gran ocasión de externarnos de la vida sin pasar por la muerte.

Ahora me ocupo de mi fin porque exijo distraerme de este amor, qué tal vez es aún más terrible, porque no muere.

Cariño, la vida es tan sola sin ti.

Desde que dejaste estos brazos míos he estado solo y llorando, imaginandome que pude haber hecho de mal.

No puedo continuar desde que te fuiste

Tantas noches me he inquirido quién te está abrazando fuerte, no puedo evitar sentir que debería ser yo, siempre más estoy perdiendo el sueño por la noche.

𝘗𝘪𝘦𝘭 𝘥𝘦 𝘝𝘪𝘥𝘳𝘪𝘰  ▍Aidan Gallagher [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora