オメガが消えた [テギ]

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Vante se aseguraría de recordarle a todo el mundo qué pasaba cuando se metían con Vante, ahora el chico que estaba en las garras del moreno vio en la fría mirada de éste, lo insignificantes que eran para él.

El mayor regreso a casa en la madrugada, se sentía agotado, la lluvia se había mezclado con la sangre de su traje dejando rastro por donde fuera que caminase, pero poco le importaba pues tenía a sus empleados que se encargarían de arreglar todo. Fue directo a su bar donde tenía su alcohol, tomando una botella de ron y bebiendo de esta sin control, solo quería beber hasta la inconsciencia, no podía dejar de pensar en lo manchadas que estaban sus manos, era un asesino sin piedad ¿De verdad Yoongi merecía esto? Estar con un asesino, que no le importaba acabar con quien se le pusiera enfrente, acaba de asesinar a unos jóvenes y apesar de que se arrepentía, lo volvería a hacer sin dudar, era un monstruo sin corazón, había perdido la cuenta de todas aquellas personas que asesinó con sus propias manos. Miró atentamente sus manos, llenas de manchas que se tornaban café, recordando que hace unas horas estaban empapadas en sangre, los recuerdos venían a su cabeza, como si estuviese haciéndolo de nuevo, gruñó y apretó con fuerza la botella que tenía en su otra mano, destrozandola, creando nuevas heridas en sus manos, había vuelto a ese punto de histeria, se sentía tan perdido, todo daba vueltas a su alrededor, en un intento de salir de ahí cayó al suelo, hiperventilando, siendo preso de todas aquellas cosas malas que lo atormentaban desde que era muy joven.

—¿Tae?

Escuchó la dulce voz de Yoongi, no quería que lo viera en ese estado, su amado no podía ver lo horrible que era, no quería que lo terminará mirando con miedo o repulsión como todos lo hacían. Pasó sus manos por su cara, olvidando la gran herida que tenía en una de ellas

—Vete Yoon... Dame unos segundos e iré contigo — intentó decirlo con calma, para no preocuparlo

—¡Estás sangrando! Déjame ver — Yoongi corrió hacia con su amado, tomando sus manos

—No me mires, déjame aquí... Déjame solo — intentó apartarse del mayor

—No me iré, no si estás de esta manera — tomó con suavidad el rostro de Taehyung, que lo evitaba desde hace un rato