GEMELOS

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Hace algunos años...

Los llantos de un bebé llamaron la atención a una familia que buscaba personas después del terremoto ocurrido, personas que pudieran rescatar en el equipo de búsqueda y rescate.

Se aproximaron a cierto lugar donde provenían los llantos, encontrando a esa hermosa y maltratada criatura.

Un hermoso bebé de cabellos pelirrojos y ojos azules, pequeño y llorando a todo pulmón. Estaba solo y desamparado. A su lado, lo que parecían ser sus padres y otro bebé idéntico a él, los tres muertos.

— ¡Son gemelos! ¡Mira, Pablo! Este pequeño... Quedó solo, quiero cuidarlo, no, necesito salvarlo de esta situación. Posiblemente esté herido.

La madre del pequeño Paul Verlaine, de apenas ocho años, tomó al bebé pelirrojo en sus brazos. A ese bebé que aún podía llorar y moverse.

Por su parte, el otro bebé en verdad parecía muerto al igual que sus padres, dos hombres jóvenes Alfa y Omega, uno de cabellera pelirroja y el otro de cabellera negra.

El inicio de la nueva vida del pequeño bebé Chūya fue al ser salvado de entre los escombros, adoptado por los Verlaine, y llevado a Francia con sus nuevos y amorosos padres y hermano mayor.

Chūya creció en una familia que lo amaba sin importar su origen. No había sospechado nada de su adopción, pese a ser asiático, pero en algún momento los escuchó hablando sobre eso, en un viaje que tuvieron a Japón por asuntos de trabajo.

— Yo... ¿Soy adoptado?

No lo podía asimilar. Hace un mes se había enterado de su condición Omega, hace un mes había sido atacado por un Alfa, y ahora se enteraba de algo terrible para él.

Sentía mareos y náuseas terribles que se veía en la necesidad de ocultar. Estaba preocupado por todo, su vida había dado un giro drásticamente después de esa noticia.

— Chūya, cariño. Debemos regresar a Francia mañana. Alista tus maletas.

Anunció su madre asomándose por la puerta.

— No iré.

— ¿Qué? Pero no tienes mucho qué hacer en Japón. Tu vida está en Francia, con nosotros, hijo. 

— Haré mi vida en Japón, mamá. Por favor, no insistas.

🐣🍼🐣🍼🐣

Ryūnosuke despertaba constantemente en el transcurso de la noche. Tenía a su Rashōmon de peluche, pero le hacía falta algo. Algo muy importante para él.

Su sollozo despertó al joven Osamu que dormía en una cama al lado de la cama dónde acomodó a Ryū. El castaño se levantó y fue a recostarse al lado del niño luego de encender una lámpara.

— Ryū, ¿qué tienes? ¿Qué sucede, pequeño?

— Mami... Mami nu eshtá.

Musitó, tallando sus ojitos con sus puños cerrados.

— Él tuvo que ir de viaje por su trabajo, Ryū. Lo veremos muy pronto.

— ¿Muy pion-to?

— Así es. Por eso, debemos dormir para que ese día llegue más rápido.

🐣🍼🐣🍼🐣

A la mañana siguiente, en una de las calles de la ciudad...

Chūya caminaba solo de regreso a casa del profesor de Ryū, cuando miró a un chico idéntico a él, pero con cabello más largo.

EL NOVIO DE MAMÁ [SOUKOKU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora