CELOS DE OMEGA MATERNAL

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Dazai había llevado a presentar a Chūya con Mori, una tarde después de clases. El Doctor Mori estaba de acuerdo en esa relación, y veía en Chūya a un chico serio, tranquilo y de confianza, un buen Omega predestinado para su hijo Alfa.

Los jóvenes vestían camisetas de pareja, del mismo color, que los hacía ver más atractivos. A su lado, bolsas con golosinas y frituras para compartir más tarde.

— Ustedes dos se ven bien juntos, es bueno que su celo aún no haya llegado a ninguno de los dos. Una vez eso llega, es bastante molesto y necesitan marcarse como destinados. Yo no quiero que ese ocurra pronto. Están pequeños todavía.

Dazai y Chūya sonreían, sujetados de la mano y entrelazando sus dedos, sin pena alguna. Sentían amor y cariño por el otro, y no era un simple capricho, sino sentimientos reales. Mori estaba feliz con Chūya para su hijo, pero a la vez preocupado por ellos dos. ¿Qué haría él, si suceden cosas no planeadas en la relación de ambos estudiantes? ¿Cómo se enfrentaría a los padres de Chūya sin conocerlos? Mori no quería ni siquiera imaginar que los chicos se casaran a escondidas, y mucho menos si tuvieran un bebé tras caer en el celo.

— Suegro, ¿puede ir Dazai a una pijamada en mi casa hoy por la noche?

El médico separó la mano de su hijo de la de Chūya, y lo atrajo hacia él, de manera repentina, para abrazarlo con fuerza. El castaño estaba confundido. ¿Acaso Chūya había dicho algo malo?

— No me quitarás a mi Osamu tan pronto, Chūya-kun. Primero deben conocerse mejor... ¿Qué pasa si ustedes tienen un niño? Eso no... Tienen que terminar sus estudios, entrar a la universidad, superarse, convertirse en adultos antes de formar una familia... Son niños...

Fue en ese momento, en el que Chūya sintió un ligero mareo que no pasó desapercibido por Mori, ya que se recargó en la pared para evitar caer al suelo.

— No me digan que ustedes ya...

Habló serio. Chūya se llevó ambas manos a su boca para no vomitar, sintiendo que el regaño y el castigo para los dos llegaría pronto.

— Sí, papá... Chūya y yo... Engañamos a los de la tienda y fingimos ser mayores de edad para comprar vino tinto, Chūya fue débil ante el vino y tiene rato queriendo vomitar... Perdón, papá.

Reveló serio, y no mentía. El alma de Mori regresó a su cuerpo una vez escuchó algo no tan severo. Sintió un alivio.

— "¿Perdón?" Mi Osamu-kun no irá a ninguna pijamada a solas con su novio. No, mientras yo viva.

Pero ya compramos todo...

— Pues haremos pijamada de tres y en mi casa.

✨✨✨

En el transcurso de cuatro años, Mori siguió entrometiéndose para proteger a su hijo del celo, del Omega Chūya y de cualquier otro que quisiera llevarlo por el llamado "mal camino".

Vigilaba la salida de clases de Dazai, al verlo pasar por una de las ventanas del hospital donde trabajaba y era el dueño.

Le llamaba constantemente, esperando que contestara, sino, habría interrogatorio en casa.

No le permitía las pijamadas con Chūya, y lo inscribió en una universidad para ser profesor de primaria, pero Osamu tenía otros planes en mente, como enseñar a los niños pequeños y bebés.

Incluso, en vacaciones, tenía planes de llevarse a Dazai a su viaje por cuestiones de trabajo, todo, por no dejarlo solo con Chūya, nunca se sabe lo que podía suceder.

El castaño se despedía de Chūya, triste, recordando aquellos lindos momentos que pasaron juntos. Traía unas fotografías y un ramo de rosas rojas para su amado Omega.

— Chūya... Tengo que viajar con papá, por su trabajo. Él no quiere dejarme solo y tengo que obedecer. No me gusta desobedecer a papá, vivo en su casa...

Chūya lo abrazaba con fuerza y derramando lágrimas, sin intenciones de dejarlo ir.

— No te vayas, por favor... Me harás mucha falta... ¿Cuánto tiempo será?

Se separaron. Dazai sonrió y limpió las lágrimas del pelirrojo con un pañuelo.

— No importa cuánto tiempo me vaya, Chūya. Nunca me olvidaré de tí, ni de que eres mi Omega destinado. Prometo que volveremos a estar juntos.

— También lo prometo, Dazai.

Unieron sus meñiques, sin saber que en realidad, el destino haría que Dazai olvidara a Chūya, pero terminaría enamorándose nuevamente de él más tarde.

Chūya estaba lavando su ropa durante la noche, cuando sintió unas terribles náuseas al percibir el aroma de la cena de su vecina. El primer síntoma de la futura y sorpresiva llegada de Ryū, ya que las últimas veces usaron preservativo. Chūya no estaba enterado.



Va muy rápido, pero son capítulos relleno.

EL NOVIO DE MAMÁ [SOUKOKU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora