ALFA, OMEGA, BETA Y DELTA

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Ryūnosuke dormía plácidamente en medio de la cama de Chūya. Había dejado de usar su cuna desde hace unas semanas, debido a que prefería el colchón más ancho que una cuna de cuatro paredes. Ver dormido a Ryūnosuke, brindaba paz y tranquilidad a Chūya, quien en ocasiones, pasaba noches de desvelo porque su pequeño hijo tenía demasiada energía.

Dazai los acompañaba. Se había quedado en casa de Chūya hasta ver que su pequeño alumno mejorara de salud. Se encontraba sentado en una orilla de la cama, al lado del Omega pelirrojo.

— Esto me causa mucha satisfacción. Siempre y cuando él ya esté mejor de salud. No podría quedarme tranquilo si durmiera estando enfermo.

— Ryū-kun tiene mejor temperatura ahora. También me alegra mucho.

Un silencio de segundos fue un poco incómodo. Ambos voltearon a verse y se sonrieron, uno con pena y el otro con una paz interior, después de tocar la mano del contrario de manera accidental.

Chūya carraspeó nervioso, y tomó una frazada no muy gruesa para cubrir a Ryū, después de todo la fiebre ya se había ido y podía brindarle un poco de calor. Dazai no podía dejar de sonreír. Era feliz con sus niños, en especial con Ryū y con el Omega progenitor de Ryū. Tenía deseos de formar parte de su familia y de poder cuidarlos y protegerlos. Sería persistente en sus decisiones.

Ryū-kun es tan lindo como su mami.

Chūya se sonrojó al instante, queriendo ocultar su rostro detrás de una pequeña almohada que traía en sus manos.

— N-No digas cosas innecesarias, sensei. Además, Ryūnosuke no se parece a mí. Él sí es lindo, yo no... Yo...

Dazai se distrajo con un carrusel de Ryūnosuke. Un pequeño carrusel que tenía una llave, que al girarla podía tocar una melodía musical y los caballos del carrusel se movían.

— Interesante. Tuve uno de estos en mi infancia. A Ryū-kun le gustan los juguetes antiguos.

— Sí... Por cierto, tengo curiosidad sobre algo...

— Dime.

— ¿Cuál es tu condición? ¿Eres un Omega, un Beta, Alfa, Delta quizás?

El de cabellera castaña rió divertido, mostrándose feliz, pero en su interior estaba llorando por un dolor que ha cargado desde hace varios meses.

— Veo que estás muy interesado en mi condición. Quizás... ¿Empiezo a gustarte y quieres saber si soy un Alfa para emparejarte conmigo, Señor Nakahara?

El rostro de Chūya de nuevo estaba rojo como un tomate. Quería negarlo pero, ¿cómo negar algo que estaba en sus posibilidades?

— ¡N-N-No es así! ¡Dije que era curiosidad! ¡A mí no me gusta nadie!

Bien. ¿Puedes adivinar?

Preguntó juguetón.

— ¿Eh? Está bien... Eres un Omega. ¿No es cierto?

En ese momento...

— ¡Mamiiiiii! Dadush. Apá-galla.

Ryūnosuke gritó soñoliento desde la cama, tallando sus ojitos con sus puños.

— Inoportuno Ryūnosuke.

Dijo Chūya entre dientes, mientras iba a apagar la luz.

— Mami. Ten-go pipí. Y quiello a Da-shōmon.

EL NOVIO DE MAMÁ [SOUKOKU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora