El sonido fuerte de la puerta al ser cerrada todavía resonaba en su cabeza cuando entró en aquel bar, acababa de tener una de sus tantas peleas con su madre, ¿la razón? lo mismo de siempre, dinero, el cual sigue faltando a pesar de que trabaja más horas de las que su cuerpo aguanta; esa misma tarde había tenido una discusión con su novia la cual le reclamaba el poco tiempo que pasaba con ella, siempre enfocado en algo más, pero no era su culpa tener que trabajar y estudiar si quería por fin salir del infierno al que llama hogar y alejarse de todas las cosas que lo hacen infeliz.
Para ser Jueves el lugar estaba lleno de adolescentes que buscaban lo mismo que él, una forma de escape o solo pasar un buen rato, caminó hacia la barra tratando de esquivar a las personas que danzaban en el centro del lugar recibiendo un par de insultos cuando no le quedaba más remedio que empujarlos.
Cuando llegó pidió una cerveza y se dedicó a observar a su alrededor; llevaba yendo a ese bar desde que podía conseguir unos billetes para comprar unas cervezas, al dueño no le importaba cuántos años tenías siempre y cuando puedas pagar lo que consumas. A lo lejos pudo divisar un grupo donde estaban algunos compañeros de su universidad, no los conocía del todo pero beber solo lo estaba deprimiendo un poco así que decidió acercarse a ellos.
— Pero mira a quien tenemos acá — una rubia de la cual no recuerda su nombre y tenía un falso acento español se aproxima a él.
— ¿Disculpa?
— Sara y tú son la pareja más famosa de la facultad, por eso te recordamos — le explica el chico que estaba al costado de ella.
Ah, genial.
— Por cierto, ¿dónde está?, ya nos acostumbramos a verla pegada a ti como chicle — Auron podía reconocer la malicia en el comentario mas no se tomó el tiempo de corregirla, solo quería compañía, no importaba de quien se tratara.
— Está estudiando, ya sabes como es ella — fingió una sonrisa y le dio el último trago a su cerveza.
Si los voy a soportar, necesito algo más fuerte que una cerveza.
— Toma, prueba esto — Ari, de ella si se acuerda, colocó un vaso en su mano — Es algo fuerte, pero no lo suficiente para marearte rápido.
Auron dudó por un momento, los recuerdos de su hermano diciéndole que no acepte nada de extraños viene a su mente.
A la mierda, de algo me tengo que morir.
Se llevó el vaso a los labios y probó un poco, pudo saborear en la mezcla algo de whiskey, ron y otro licor dulce. Hace una mueca cuando el líquido baja por su garganta; Ari tenía razón, no era demasiado fuerte. Se terminó el contenido del vaso de un tirón y se lo devolvió a la castaña.
— ¿Más?
— Si, por favor.
Ella vuelve a rellenar el vaso mientras le da una mirada extraña a la rubia y se lo entrega.
Ya más relajado, Auron continúa consumiendo aquella bebida y entabla una conversación con la rubia, Ari y el amigo de estas dos. Luego de unos minutos deciden irse a bailar, para este momento Auron se sentía todavía con sus cinco sentidos funcionales pero no pasó mucho hasta que su poca tolerancia al alcohol hiciera de las suyas.
— Necesito una botella de agua, ya regreso — le comunica a la rubia, quien le ha dicho su nombre más de una vez en toda la noche pero él sigue sin poder recordarlo.
A empujones y mientras se tambalea regresa a la barra, cuando va a pedir una botella de agua se da cuenta que ha perdido la billetera.
Me lleva la vieja piruja.