La cena

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Para el momento en que llegué a casa, supe que sería egoísta de mi parte boicotear la cena de los Lee. Mi madre ya había pasado mucho tiempo murmurando recetas de pasteles, y buscando en su armario algo correcto para vestir. Incluso había comprado una nueva camisa para papá, y había escudriñado lo que los chicos pensaban ponerse. Obviamente ella estaba esperando por la cena, no es que yo lo entendiera, pero no quería arruinarlo todo por decirle mi odio recién descubierto por Hyukjae.

Y papá ya se sentía lo suficientemente mal por Sangtae. La última cosa que necesitaba era oír acerca de comentarios chiflados hechos por inmaduros de octavo grado.

Entonces esa noche pasé por los movimientos de hornear pasteles con mi madre y me convencí de que estaba haciendo lo correcto. Una cena no podía cambiar la vida de nadie, solo tenía que superarla.

El viernes en la escuela evité al mocoso de ojos oscturos lo mejor que pude, pero mientras me vestía, me encontré mirando la pintura que mi padre me había dado y me puse furiosa de nuevo. Hyukjae nunca había sido mi amigo, ¡nunca! Él no había hecho una casa en el árbol, había arrojado mis huevos, y se había reído de mí a costas de mi tío. ¿Por qué estaba jugando a que éramos amigos y vecinos felices?

Cuando mi madre dijo que era hora de irnos, salí al vestíbulo con la intención de decirle que no iría, no podría ir a lo de los Lee a la cena, pero ella se veía tan hermosa y feliz que no pude. Solo no pude. Tomé un respiro profundo, envolví un pastel, y crucé la calle arrastrando los pies detrás de mis padres y hermanos.

Hyungsoo abrió la puerta. Quizás debí haber estado enojado con él, también, por contarle a los Lee sobre mi tío, pero no lo estaba. No le pedí que no lo dijera, y ciertamente, él no era quien se burlaba de Sangtae.

La Sra. Lee apareció tras Hyungsoo, nos hizo entrar rápidamente, y revoloteó por el lugar. Luego, la Sra. Lee y mamá se fueron con los pasteles, mis hermanos desaparecieron en el vestíbulo con Sora, y mi padre siguió a Hyungsoo a la sala de estar.

¿Y no era estupendo? Que me dejaran solo en el vestíbulo con Hyukjae.

Me dijo hola, y me perdí. Clavé la mirada en él, espetando:

—¡No me hables! Te oí hablando con Kyuhyun en la biblioteca, ¡y no quiero que me hables más, ni ahora ni nunca!

Comencé a caminar hacia la sala de estar, pero me detuvo.

—¡Hae! ¡Hae, espera! —susurró— ¡No soy el chico malo aquí! Ése fue Kyuhyun. Siempre fue Kyuhyun.

Lo miré.

—Yo sé lo que escuché.

—¡No! ¡No sabes! Yo... yo me sentía mal, ya sabes, por los huevos y por lo que había dicho de tu jardín. No sabía nada de tu tío o en qué tipo de situación estaba tu familia, ¿okay? Solo quería hablar con alguien sobre eso.

Nuestros ojos se encontraron por un momento, y por primera vez el negro de los suyos no congeló mi cerebro.

—Escuché tu risa. Te hizo una broma sobre mí, que soy retardado, y te reíste.

—Hae, tú no entiendes. ¡Quería pegarle! ¡Realmente quería! Pero estábamos en la biblioteca...

—Y en vez de eso, te reíste.

Se encogió de hombros, lucía miserable, y avergonzado.

— Sí.

Lo dejé. Solo caminé hacia la sala de estar y lo dejé. Si estaba fingiendo, era un buen actor. Si estaba diciendo la verdad, entonces Hyungsoo tenía razón, era un cobarde. De todos modos, no quería estar en ningún lugar cerca de él.

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