Aceptar el sentimiento

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Sinopsis:
El día que Damian Desmond acepta que le gusta Anya Forger, pero no lo dirá en voz alta.

A Damian Desmond no le gustaba Anya Forger.

No le gustaban sus ojos verdes, tan grandes y expresivos, en los que podría perderse por horas soñando que lo miran con cariño. No le gustaba esa extraña sonrisa que le daba cada que intentaba burlarse de ella o le ganaba en algo; tampoco le gustaba su sonrisa norma, esa que usaba con las personas que apreciaba y era tan radiante.

Definitivamente no le gustaba su cabello, ese hermoso cabello rosado, que parecía tan suave y le daban ganas de pasar sus manos sobre el para comprobarlo por su cuenta. Y mucho menos le gustaba su risa, esa risa que escuchó de vez en cuando en clases, mientras Anya hablaba con Becky, y que estaba seguro de que así se reían los angeles.

No, a Damian no le gustaba Anya ni un poquito.

¿Cómo podría él, un respetable miembro de la familia Desmond, gustar de una plebeya como Anya? Ni siquiera estaban en los mismos círculos sociales.

No, a Damian no le gustaba Anya, eso estaba muy por debajo de sus estándares. Por eso, cuando estaban en el almuerzo, y él miraba disimuladamente (aunque en realidad no) a Anya comer en otra mesa con Becky, y Ewen le pregunto "Te gusta Anya ¿No?" Damian inmediatamente respondió.

—Sí, claro. Apenas puedo contener el vómito con sólo mirarla.

Porque a él no le gustaba Anya Forger, no importa que su corazón gritará lo contrario.

▪️▪️▪️

A Anya, a veces, le costaba entender los pensamientos de Sy-on boy.

Por lo general cuando ella leía los pensamientos de Damian se encontraba con cosas como: "papá no prestará atención a está nota que obtuve", "por qué Demetrius es tan perfecto", "necesito convertirme en un académico imperial, apuesto a que papá le prestará atención a eso".

Anya podía entender esos pensamientos, aunque no le servían mucho para la Operación Strix.

Los pensamientos que ella no podía entender eran los que decían cosas como: "ella es tierna", "por qué mi corazón sigue latiendo tan rápido", "tengo que dejar de mirarla", "por qué eres tan linda Anya".

Así que naturalmente, como hace con las cosas que no entiende, Anya le pregunta a Becky.

—¿Qué significa cuando un chico piensa que eres linda?

—¿QUÉ? — fue la respuesta sorprendida que le dió su amiga.

—Nada, olvídalo.

▪️▪️▪️

A Damian no le gustaba cuando Anya lloraba.

Lo descubrió cuando, el segundo día de clases, ella estaba disculpándose con él por haberle pegado el día anterior mientras estaba hecha un mar de lágrimas.

Lo comprobó una segunda vez cuando estaban apostando por ver quién se quedaba con el último dulce del conocimiento, que supuestamente te hacía más inteligente, y él no pudo soportar verla llorar por la presión así que abandonado el juego para que ella ganará.

Y ahora, después de tanto tiempo de convivir con una Anya alegré, verla llorar acurrucada contra aquel árbol, por una razón que Damian desconocía, le estaba partiendo el corazón.

Se acercó a ella lentamente, sin querer asustarla, Anya lo debió sentir ya que levantó la cabeza para mirarlo.

Ella era la niña más pequeña de su grado mientras que él era el más alto, así que en este momento, con Anya sentada en el suelo,  se veía tan pequeña y vulnerable que algo en el pecho de Damian se estrujó con un sentimiento de protección. Estaba decidido a hacer pagar a cualquiera que la haya hecho llorar, pero antes tenía que secarle las lágrimas.

Damian sacó de su bolsillo un pañuelo de seda amarilla y, girando su rostro porque no se atrevía a ver a Anya a los ojos, se lo entregó.

—Ten — le dijo extendiendo el pañuelo frente a ella para que lo agarrará.

Anya tardó unos segundos en tomar la tela, pero luego de vasilar lo suficiente optó por aceptar el gesto de Damian.

—Gracias — habló débilmente la niña. Fue entonces cuando Damian se animó a mirarla.

Se estaba secando las lágrimas, pero su mirada triste y preocupada seguía allí. ¿Quién diablos era tan tonto como para hacer llorar a Anya?

—¿Qué fue lo que te ocurrió? — le pregunto con toda la preocupación que sentía en ese momento.

Anya se encogió en su lugar por esa pregunta, pero rápidamente sacudió la cabeza en negación y respondió.

—No quiero hablar sobre eso.

Damian entendió, no pensaba precionarla para que hablara, pero aún así se sentó juntó a ella para hacerle compañía mientras se calmaba.

Anya se acercó a él y se quedaron en un cómodo silencio, aunque Damian estaba seguro de que se podía escuchar el latido de su corazón desbocado.

—Se que nunca lo dirás, pero gracias por preocuparte por mi Sy-on boy.

Damian miró de reojo a Anya, la linda y tierna Anya, y fue entonces cuando lo acepto.

A Damian Desmond le gustaba Anya Forger, pero aún no lo diría en voz alta.

Damian & Anya (Recopilación De One-shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora