CUARTO CAPÍTULO

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CAPÍTULO IV

Iba montada en el coche, y el tipo que se llamaba Liam estaba conduciendo, mientras que su acompañante estaba fumando y bebiendo una bebida energética. No me atrevía a hablar, tenía miedo...

El viaje se me estaba haciendo eterno, y lo peor era que no sabía qué iba a pasar después...

Más tarde, se empezaron a ver más casas y mucha luz, no sabía dónde estaba.

-Ya hemos llegado- dijo Liam.

- Pero, este no es mi pueblo, y no sé porqué habéis dejado tirado a Cody- musité. Temía por mi vida.

- Ya sabemos que este no es tu pueblo, estúpida, y a tu novio era mejor dejarlo tirado, es un maldito cabrón-

-No es mi novio- negué con la cabeza.

-Pues lo que sea, tu amigo, me da igual, como si es tu vecino al que te estás tirando-

Ya ni me apetecía explicarle que ni siquiera era mi amigo, que le acababa de conocer...

- ¿Pero qué queréis de mí?¿Dónde me lleváis?- en ese momento no sabía ni dónde estaba.

- Pues nada guapa, qué vamos a querer, al contrario, te hemos hecho un favor alejándote del Cody de los cojones, y no te vamos a llevar a ningún sitio, te las tendrás que arreglar tú solita- dijo mostrando una sonrisa con malicia.

- P... Pero yo no quería venir aquí- no me salían las palabras.

- Pues te jodes, nosotros sí- le dio un codazo a su acompañante y suspiré nerviosa.

- Bueno, pues ha sido un placer llevarte con nosotros Bella. Espero que te vaya todo muy bien. Ha llegado el momento en el que nos tenemos que separar y seguir nuestro camino- dijo dando media vuelta.

- ¡Espera, por favor! - se paró girándose - Aún no me has dicho dónde estamos.

- Es verdad- hizo una pausa - ¡Bienvenida a Nueva Orleans Bella!- y se marchó con la acompañante cuyo nombre nunca supe.

***

Al irse, todas las dudas me vinieron a la cabeza : estaba sola en Nueva Orleans, sin dinero, no sabía qué hacer, ni dónde ir. No pude más y rompí a llorar, todo me vino de golpe. ¿Acaso podía empeorar más la situación? Tenía ganas de pedir ayuda, contarle todo a la policía, lo que había pasado... Pero se me vino a la mente esas palabras de mi padre amenazándome de muerte si contaba algo, esa navaja que sin piedad clavaría en mi pecho... Decidí entonces no contar nada, al menos de momento.

Intenté poco a poco calmarme, fijándome en mi alrededor, era todo muy bonito y estaba iluminado con luces, también vibraba un ambiente muy armonioso con música clásica y había gente tocando instrumentos. El lugar me atraía demasiado, y, por un instante, dejé de pensar en lo ocurrido y estaba centrada en ese maravilloso paisaje.

Estuve paseando por las calles un buen rato.

Justo me paré enfrente de unos edificios muy coloridos, me quedé paralizada, eran muy bellos. De repente, una señora mayor se acercó y me dijo:

-Son preciosos, ¿verdad?- era una señora mayor de unos 65 años,con el cabello negro azabache sin ninguna cana ni arrugas; me imagino que tendría bastante dinero como para estar yendo a centros de estética.

-Emm,sí, buenas noches- musité- Perdone, ¿sabe usted cómo se llaman los edificios?- me interesaba mucho.

- Me imagino que no eres de por aquí- negué- Entiendo, pues se llama Barrio Francés- dijo.

- ¿Francés?- me resultaba raro estar en América y que se llamase francés.

- Sí, es que en su historia hay influencias francesas- no lo recordaba, y eso que era buena en los estudios.

-Ah ok, gracias-

- Hija, ¿pero estás aquí sola?¿Dónde están tus padres?-no sabía que decirle.

- Em, en el apartamento, solo estamos de vacaciones y salí a dar un paseo- mentí, porque no me atrevía a contarle nada y poner aún más en peligro mi vida.

- Ajá...- no pareció muy convencida.

- ¡Abuelaaaa ven! - se oyó una voz que parecía estar dirigida a la señora con la que hablaba y apareció un niño pequeño, era pelinegro.

- Perdona, me tengo que ir-

- Descuide, gracias por la ayuda- no la conocía y ya me caía bien, me hizo un saludo de despedida con la mano.

- Ah, por cierto, y antes de que se me olvide, no me trates de usted, me hace parecer más mayor- me sonrió y se fue.

Seguí andando un poco más, y al rato, me senté en el primer banco que vi, pensando qué hacer, dónde alojarme, y aunque el frío era más fuerte que el sueño (solo tenía una camiseta pequeña y unos joggers), intenté dormirme entre sollozos. Estuve soñando y me vinieron los recuerdos de una tarde, aquella tarde...

Era un día soleado, estábamos mi hermana pequeña y yo jugando a que éramos astronautas, estábamos cubiertas con papel de aluminio.

-Bella, dame un poco más de papel, que hay que dar más forma al casco- me dijo con su vocecita de niña pequeña.

-Toma- se lo entregué.

Estábamos muy tranquilas hasta que llegó un niño de pelo castaño :

-Hola, ¿puedo jugar con vosotras? - nos dijo.

-Claro, por supuesto- le dije. Me sonrió y no sé por qué, pero me sonrojé.

Estuvimos toda la tarde jugando. Tengo que confesar que esa tarde fue increíble, no paramos de reírnos y gastarnos bromas...Él también quería ser astronauta como yo, me dijo que algún día me llevaría a la Luna...

Entonces en ese momento se oyó una voz llamándole, era su madre, que ya se tenían que marchar.

-Lo siento Bella, me tengo que ir de viaje, mis padres han encontrado trabajo en la ciudad y nos vamos a vivir allí. Me lo he pasado muy bien y espero que nos volvamos a ver, que seguro que sí, porque no sé cuánto tiempo pasará, pero te buscaré...- me dio un beso en la mejilla y se marchó.

Se acababa de ir y ya le estaba echando de menos.

☆☆☆

¡Holaa! Después de mucho tiempo, aquí tenéis el cuarto capítulo.
Quiero dedicárselo a mi clase de 2°E, y en especial, a mi buen amigo Javi, por su apoyo y escuchar todas mis locuras. 🤪

¡Espero que os guste! :)

Con cariño,
Carla 🍂

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