DUODÉCIMO CAPÍTULO

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CAPÍTULO XII

Salí del edificio lo más rápido que pude. Quería salir de allí, quería estar sola. Aurore decía que con el paso del tiempo todo se solucionaría y yo volvería a estar bien, aprendiendo a vivir sin ellas, pero yo no lo veía tan claro.

Fuera, en la calle, hacía mucho frío, pero había que tener en cuenta que no quedaba tanto para que empezara la Navidad.

Debí haberme abrigado más, pensé, porque solo vestía unos joggers grises y una sudadera negra.

Sinceramente no tenía ni idea de dónde ir, así que opté por caminar, sin importarme el destino. Tampoco estaba preocupada por si al estar sola me pasaba algo, porque a esas horas apenas había gente paseando, solo me encontraba a mí misma en un enorme terreno, que parecía un callejón sin salida.

Estuve caminando un largo rato, hasta que por fin fui perdiendo de vista los edificios y solo había campo. Entonces me senté en la hierba, que debí de haber pensado antes que estaría húmeda, ya que me manché.

No sabía qué hora era, pero no sería más tarde de las seis. El tiempo se me pasaba muy rápido, porque me entretenía a observar como el cielo iba cambiando a colores más rojizos, y el paisaje era lo mejor, con el río Misisipi prácticamente al lado.

Recuerdo que ese día, después de pasar todo lo que pasó, apareció él. Conocí a alguien especial en mi vida, que quién me iba a decir ahora que se terminaría convirtiendo en una de mis personas favoritas. Y mientras escribo esto, un día cualquiera de otoño, a mis 37 años, me despierta una sonrisa como la del primer día.

Como estaba embobada, ni siquiera escuché cuando alguien se sentó al lado mío.

-Es bonito, ¿verdad?- me susurró una voz ronca, pero esta me sobresaltó y pegué un rebote -Ey tranquila, no era mi intención asustarte-

-No pasa nada- dije en un hilillo de voz.

-Entonces, ¿te gusta?- preguntó, pero yo estaba en mis cosas.

-¿El qué?- pregunté sin prestarle atención.

- Decía que si te gusta el paisaje- suspiró.

-Ah, sí claro, es muy bonito- intenté sonreír.

-Por cierto, soy Owen- me estrechó la mano.

-Yo Bella- él sonrió.

-Bueno Bella, ¿qué haces aquí sola? Es decir, no te estoy juzgando porque te guste estar aquí, solo que me parece como si estuvieras...Como decirlo... Un poco perdida en ti misma- se rascó la pequeña barba que tenía.

Y tanto que estaba perdida, ahora ya no sabía ni quién era. Pero me parecía raro que Owen lo hubiera descifrado fácilmente.

-Bueno, me gusta estar sola, ¿puedo preguntar qué haces tú aquí también?- me pasé los dedos por un mechón de pelo que se me había soltado.

-No me gusta la presión social, me estresa, pero también necesitaba un poco de paz- dijo, sin más.

Y así estuvimos hablando durante un rato, pero no le conté nada sobre lo ocurrido, porque ya estaba suficientemente en peligro como para contárselo a más gente.

-¿Qué hora es?- preguntó levantándose del pasto.

-No sé, no tengo reloj, lo siento- me disculpé.

-No importa, pero serán casi las ocho- levantó la mirada al cielo- Yo me tengo que ir-

-Te acompaño- le dije.

Estuvimos sin hablar casi todo el camino.

A los diez minutos ya estábamos prácticamente al lado, y descubrí que Owen vivía solo a pocos minutos de la casa de Aurore.

- Bueno Bella, encantado, ya sabes, si quieres salir a dar una vuelta o tal, llámame- sacó un bolígrafo y me apuntó su teléfono en la mano.

- Lo mismo digo, pero a todo esto... ¿Quién se lleva un bolígrafo para dar un paseo por el campo?- me reí.

"En aquellos tiempos, él era el culpable de mis risas más sinceras"

-Nunca se sabe cuando puedo conocer a una chica cuyo nombre es igual al de una princesa de Disney y le tengo que dar mi teléfono- sonrió- Bueno Bella, esta es mi parada, hasta mañana si la bestia quiere- nos reímos al unísono.

-Adiós, Owen-me despedí.

- Adiós, ya nos veremos- entonces le perdí de vista.

Sin duda alguna, me había caído muy bien y esperaba verle más veces. Llegué al edificio, y al principio me planteé no entrar, pero acabé entrando . Subí al ascensor, y cuando estaba enfrente de la puerta de Aurore, llamé al timbre y al instante apareció ella con una sonrisa de alivio.

- ¡Ay Bella! ¿Dónde estabas? Estábamos todos muy preocupados, casi íbamos a llamar a la policía- suspiró.

- Solo ella- añadió Aaron cuando pasó cerca y yo le miré mal-

-Solo estaba intentando despejar los pensamientos- dije bajando la cara.

- Bueno, nos alegramos de que estés bien- dijo Aurore, pero Aaron le cortó.

-Repito, solo ella se alegra, y tú mojigata, ¿por qué te has ido?- dijo, pero le ignoré y subí a mi cuarto.

Entré, me puse el pijama y me metí en la cama. Ya no quería saber nada de Aaron, era un maldito cabrón, bebido o sin beber.

Me dormí rápido, cosa que era muy raro en mí.

☆☆☆

¡Hola holaaaa! Aquí os dejo un nuevo capítulo.

¡Espero que os guste!:)

Con cariño,

Carla🍂

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