UNDÉCIMO CAPÍTULO

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CAPÍTULO XI

La siguiente semana estuvo tranquila, me quedé la mayor parte del tiempo en la cama, porque el doctor le había dicho a Aurore que estuviese en reposo durante una semana.

Al menos no estaba aburrida porque me pasaba todo el rato tocando la guitarra mientras veía la calle a través de mi ventana. Al principio no me parecía bien la idea de no ir a trabajar, pero al final me empecé a acostumbrar.

Era lunes, y me acababa de levantar, así que me dispuse a bajar a desayunar, pero al instante, se escucharon unos pasos de tacones viniendo hacia mi habitación,y como ya imaginaba,apareció Aurore y se paró en el umbral.

-Buenos días Bella, dúchate ya, que vamos a tener visita-decía mientras levantaba más la persiana.

-¿Quién va a venir?  murmuré.

-Mi hijo y mis nietos,bueno, te dejo para que te arregles- se  iba a girar pero volvió a hablar- Por cierto, arréglate más de la cuenta, que mi hijo puede llegar a ser un poco estricto-

-Vale- sonreí y me dejó sola.

Me levanté y me acerqué al gran armario, había mucha ropa, pero yo prefería la ropa cómoda, como el pijama, pero como era un día especial, opté por un vestido blanco ceñido al cuerpo, con tirantes y unos tacones negros con brillos plateados. Nunca me había vestido así y parecía una princesa.

Luego me solté el pelo y dejé mis rizos tal y como me habían quedado después de la ducha.

No me maquillé,porque como decía mi madre, el maquillaje solo hacía perder tu esencia. Me costaba recordarla sin llorar.

Al terminar de arreglarme, Evolet apareció y me dijo:

-Bella, los invitados ya han llegado- sonrió, pero la sonrisa se le esfumó al ver la cama- ¿Has hecho la cama? No tenías que hacerla, Aurore me va a matar, o incluso a despedir- se estaba empezando a agobiar.

-Tranquila, a mí me gusta hacerla, y ella no te va a despedir por eso- mentiría si dijese que no tuve que aguantarme la risa- Ahora bajo-

Salí de mi habitación y ya se podía escuchar hablar a los invitados.

Bajé las escaleras e intenté parecer una diosa   empoderada,me puse nerviosa porque todos me estaban mirando, excepto un chico rubio que estaba con el teléfono.

Me acerqué a ellos y Aurore me presentó.

-Hijo, esta es Bella, la chica de la que te hablé- me dio la mano.

-Encantado de conocerte ,Bella, soy William- dijo con una sonrisa- Y este es Alan- señaló a un niño pequeño, más o menos de la edad de mi hermana.

-Hola- dijo con su pequeña voz.

-Y él es Aaron- le dio un codazo porque seguía con el móvil, entonces levantó la mirada e hicimos contacto visual, para mí fue algo bonito, pero para él no lo tenía tan claro, porque puso una cara de asco al verme -¿No vas a saludarla?-

-No sé a quién quieres que salude- puso los ojos en blanco.

-¿A la chica qué tienes en frente puede ser?-me miró.

-¿Quién es esta niñata? ¿La novia de Alan?- se burló.

-¿Perdona? Sólo tienes un año más que ella, así que cierra la boca, que calladito estás más guapo- saltó Aurore.

-Abuela, no la defiendas, que hable ella, ¿no crees?- me miró.

-Yo ...Tengo diecisiete años- bajé la cara avergonzada.

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