Tᑌᖇᑎ Oᑎ TᕼE ᑕᗩᗰEᖇᗩ - [ᑕᕼᗩEᑎᑎIE]

ᴅᴀᴍɴ ᴊᴇᴀʟᴏᴜꜱʏ.

Al principio, justo cuando Chaeyoung había llegado a mostrarle este nuevo challenge de Tik Tok, le había parecido una buena idea hacerlo y aún más cuando su novia había sugerido invitar a su grupo de amigos.

Dios, ella había dicho que sí y que no tendría ningún problema por eso. Amaba estar con sus amigos y pasar buenos momentos con ellos, pero jamás llegó a pensar que también iría la hermana menor de Irene.

Porque sí, su problema no era con sus amigas, sobretodo porque estaban allí con sus parejas. No, su maldito problema era con Bae Suzy.

Ella no era idiota, sabía de sobra que la hermana menor de su amiga tenía este pequeño enamoramiento con su novia y, aunque sabía que Chaeyoung y Jennie eran novias, seguía coqueteando descaradamente con la neozelandesa. 

Y Jennie no podía evitar sentirse jodidamente celosa.

Ya habían dejado de grabar, ya esa chica debería buscar que hacer y alejarse de su novia, pero al parecer estaban teniendo una divertidísima conversación en la sala de estar mientras que Jennie se encontraba con sus amigas en el balcón. O al menos eso pensaba ya que su novia reía a carcajadas por lo que fuera que le estuviera diciendo la tal Suzy.

—¿Jen? – escuchó. Sacudió la cabeza, volviendo a la realidad cuando escuchó a su hermana llamarla.

—¿Qué? – preguntó de forma tosca, cruzándose de brazos y sin apartar la mirada de su novia.

Para la mayor era divertido. Su hermana tenía el rostro totalmente rojo y por alguna razón, inflaba el pecho de vez en cuando. Jennie no parecía más que un pequeño gato enojado.

—Estoy segura de que si tuvieras un dardo, Suzy sería el blanco. – se burló Jisoo, ofreciéndole a su hermana un vaso con agua. — Solo están hablando, cálmate.

Sin embargo, no era tan fácil.

La forma en la que Suzy miraba a Chaeyoung no le gustaba para nada. La forma en la que le hablaba, con ese estúpido tono de voz coqueto, dios, lo detestaba. Quería arrancarle la mano cada vez que la levantaba para quitarle un mechón de cabello del rostro a su novia, y lo haría, sin duda, pero era la hermanita menor de Irene.

Y no la culpaba.

Chaeyoung era aquel tipo de personas que llamaba la atención a pesar de estar en medio de una multitud. Te daba aquella energía extraña que te hacía sentir realmente atraída en solo cuestión de segundos.

Y ni hablar de lo que era su novia en el aspecto físico.

Su cuerpo realmente era como el de una diosa. Y su rostro... joder, sin duda Dios y el Diablo habían unido fuerzas para tallarlo con total lentitud y cuidado, perfeccionando hasta el más mínimo detalle de él.

Jennie dejó salir un gruñido desde lo más profundo de su garganta cuando vio a Suzy levantar la mano para quitar el inexistente mechón de cabello del rostro de Chaeyoung por milésima vez en el rato que llevaban hablando. Sin embargo, una pequeña sonrisa burlona apareció en su rostro cuando su novia se hizo hacia atrás y ella misma se lo quitó, mirando hacia donde estaba Jennie.

Y la mayor de la relación se sintió una total idiota. Los ojos de Chaeyoung la miraban de la misma forma en la que ella miraba a la menor, con aquella adoración y amor que realmente era difícil de definirlo con palabras.

La sonrisa en su rostro creció cuando vio a Chaeyoung despedirse de Suzy, señalandola a ella en el proceso. Un par de segundos después, Rosé se encontraba frente a ella, colocando sus brazos sobre los hombros de Jennie mientras que las manos de la mayor se posaban en la cintura de la rubia y le daban un suave apretón, pegandola a su cuerpo.

Solo se miraron directo a los ojos durante unos segundos antes de unir sus labios en un beso que Jennie se encargó de profundizar, como si quisiera dejar impregnada a la menor con su esencia mientras la apretaba cada vez más contra su cuerpo.

Y Chaeyoung simplemente se dejaba hacer. Sabía la razón del porqué Jennie actuaba de aquella forma, y por alguna razón tóxica, muy en el fondo de su corazón, le encantaba cada vez que la mayor la celaba.

Ambas tuvieron que separarse del beso luego de un par de minutos, justo cuando en sus pulmones comenzó a hacer falta el tan anhelado oxígeno.

—¿Mía? – murmuró la mayor, enterrando su cabeza en el cuello de Chaeyoung, comenzando a dejar pequeños besos y mordidas suaves que lograban hacer que la piel de la menor se erizara.

—Tuya. – respondió Chaeyoung, soltando un jadeo cuando sintió las manos de Jennie bajar ambas manos hasta su trasero, donde dio un fuerte apretón.

Jennie sonrió con suficiencia, levantando la mirada sobre el hombro de su novia, mirando directamente a los ojos de Suzy. Una risita ronca abandonó su garganta cuando vio el rostro de Bae totalmente rojo.