Episodio 22.7: Tan solo toques

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El de cabellos burdeos estaba encima de la azabache desnuda en el tatami de su cuarto. Su parte inferior estaba volviendo a despertar tras la situación.

-¿Tocarme?- Inoko intentaba procesar lo dicho hace unos segundos por el mayor, cuando notó el estado de su hombría y ató cabos- Ahh... ¿Te refieres a... aparearnos?

La expresión asustada que había puesto en sus bellísimas orbes esmeraldas fue suficiente para quitarle todo el valor inicial a Tanjiro.

-¡Olvídalo! No dije nada, olvídalo por favor Inoko- Se levantó y se acomodó las ropas dándose la vuelta- Amh, creo que también me daré un baño. Sí, necesito un baño con urgencia.

-Tanjiro, pero...-La situación se había tornado incómoda para ambos- Tú antes dijiste que no resistias y...

-¡Inoko!- Sonaba la voz de su abuela llamándole desde la cocina.

Ya no pudieron seguir hablando de lo ocurrido, la menor solo se vistió lo más rápido que pudo para ayudar con la cena mientras el de cicatriz fue en dirección al baño, intentando tranquilizarse con cubetazos de agua fría.

-Lo arruiné todo- Se golpeaba la frente con la loza del baño algo frustrado- Ahhh ¿Por qué fui tan codicioso? ¿Qué esperaba? ¡Era obvio que iba a rechazarme!

...

Desde la cena de ayer, no había entablado ni una sola palabra con su esposa. Inclusive se acostó temprano y fue el primero en levantarse, para no enfrentarla.

La tremenda vergüenza hacia que a pesar de tenerla desayunando en la misma mesa, no pudiese ni verle un minuto. Lo único que apenas había salido de sus labios fue un corto y formal "Buenos días".

-Necesito hacer algunas compras en el pueblo- Fujihana notaba la tensión de los recién casados y decidió darles un empujoncito- Tanjiro-san ¿Puedo dejarles a cargo la casa?

-Claro, no tengo inconvenientes- El de haori a cuadros asentía- Pero Hisa-san ¿Seguro no necesitará ayuda? Puedo acompañarle para cargar sus compras, no debe esforzarse a su edad.

-No será necesario, no traeré mucho- La anciana le sonreía- Además, Inoko estaría muy triste si se queda ella sola. Ya regreso, no olviden limpiar sus trastes.

No habían heridos que atender en esas fechas, por lo que terminaron quedándose a solas ambos en la residencia de glicinas.

Había mucho silencio desde que la mujer de edad avanzada había salido.

-...- Inoko ya no soportaba más- Tanjiro, sobre lo de ayer...

-¡Lo siento, Inoko! Hablamos después- Sin dejarle terminar se retiró de inmediato del comedor.

-¡Tanjiro! ¡No huyas, cobarde!- Fruncía el ceño molesta porque no dejaba de ser ignorada por el cazador.

...

Corrió lo más rápido que pudo hasta llegar a una habitación en desuso donde pudiese esconderse.

¿Estaba exagerando? Tal vez, pero prefería guardar distancia lo más que pudiese, aún no se sentía preparado para hablar a su esposa de sus deseos impuros y lo desesperado que sonó ayer.

-¡Ya basta de tonterías, Tanjiro! No puedes esconderte por siempre- La puerta se deslizó con fuerza, lo habían encontrado en menos de un minuto- Tenemos que hablar, quieras o no. No tolero más esto.

Se había olvidado por completo de las habilidades sensoriales de la joven, nunca podría ocultarse de ella.

Ya no tenía escapatoria, era ahora o nunca.

Adicto a su dulce y ácido aroma-R18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora