Episodio 5.5: Mi debilidad

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Luego del lío del compromiso forzado, por fin había logrado empezar a salir con la princesa jabalí y ahora descansaba en la casa de las glicinas de la familia Fujihana junto a su compañero Zenitsu.

-No hay nada mejor como bañarse en un ofuro amplio- Su amigo rubio y él compartían el baño- Lástima que todos los residentes sean varones, sería más interesante si hubiesen jovencitas lavandose al otro lado.

-Zenitsu- No le agradaba para nada su comentario- Las chicas merecen respeto, aún no entiendo cuál es la gracia que encuentran los demás en espiarlas a la hora del baño. Dejenlas en paz.

-Tanjiro, vamos, no te hagas- Le picaba la mejilla con un dedo- No me digas que no te gustaría poder ver a Inoko sin nada encima, con la piel tersa y recién perfumada luego de un baño ¿A qué no?

-No sé a qué quieres llegar- Apartaba la mirada sonrojandose- Pero a mi novia nunca la espiaría y le faltaría el respeto de esa forma, justo porque la quiero le daría su privacidad.

-Jijiji, pues eso no dice tu amiguito- Se burlaba de él- Ay, Tanjiro, no debes sentir pena. Me decepcionas, como hombres que somos, tenemos ciertas debilidades y al parecer la tuya es la "copa c". Aunque si la salvaje esa sigue comiendo como cerda quizás hasta llegue a "copa d".

-¿Copa qué...?- Se cubría con la toalla la leve erección que tenía- Zenitsu, basta, no mires allí, es de mala educación.

-¡Oye, tú y yo tenemos lo mismo abajo! No sé de qué tanto te avergüenzas- Le explicaba- Y me refiero a que te gustan los pechos grandes, claro esta. Por un momento creí que tendrías otras preferencias, pero al parecer resultaste ser alguien de gustos comunes.

-¡¿Qué estás diciendo?! ¡Yo no soy así!- Le rociaba con algo de agua mientras salía del baño- Ah, iré a cambiarme, no pienso hablar de esas cosas obscenas.

-¿Eh? Pero los amigos hablan de eso todo...- Ya no le insistió y decidió relajarse en el baño- Bien, arregla tu "problema" todo lo que quieras. Te daré el tiempo que necesites, descuida.

Ruborizado y poniéndose como podía la yukata, fue rápido corriendo hasta la habitación que compartía con Agatsuma en esa residencia.

Llevó la caja de Nezuko a otro cuarto paralelo y una vez se aseguró de estar solo allí, por fin pudo atender su hombría que ya le estaba oprimiendo.

Lo dicho por Zenitsu solo le había hecho recordar las innumerables veces que al llegar allí, Inoko se había ofrecido a bañarse con él, con la intención de ayudarle a lavar su cuerpo porque uno de sus brazos seguía incapacitado por la lesión.

Obviamente, intentó explicarle a la joven lo incorrecto de aquella propuesta por ser ambos del sexo contrario, a lo cual siempre ella contestaba:

-¿Y qué tiene que tú seas macho? Para tu información, yo siempre me bañé con todos mis hermanos y no porque tuvieran una salchicha entre las piernas me hice a un lado ¿Qué tanto problema se hacen los humanos en algo tan simple? Idiotas-

¿Cómo decirle a su novia que si se aparecía sin nada ante él perdería la cordura y volvería a intentar acariciar de más como la vez en el jardín que terminó asustandole? Le era difícil encontrar las palabras adecuadas, así que solo se limitó a negarse y mencionar que el rubio sería quien le ayudaría para mantenerla tranquila.

Seguía molesto con su compañero, por su culpa, ahora no podía evitar imaginar cómo sería compartir baño con su prometida.

Acariciaba por encima de la tela toda su longitud, palpitaba y crecía irguiendose, y cómo no, si pensaba en esos rechonchos pechos que muchas veces se asomaban entre la tela del escote de la chica.

A veces creía que le provocaba a propósito al andar así. Luego veía que era imposible y exageraba, tan solo se debía a que paraba en movimiento constante y con lo descuidada e inocente que era ella ni le importaba acomodar su ropa.

¿Su amigo tendría razón? ¿Le excitaban los pechos? ¿Qué quería decir? ¿Acaso significaba que mientras una chica tuviese grandes atributos le iba a atraer? ¿Era eso posible? ¿A eso se reducían sus sentimientos?

Trató de encender su imaginación, como si tuviera a su novia en frente suyo, intentando recrear cómo se vería sin ninguna sola prendra. Ya había visto más de una vez los hombros descubiertos, tan delgados y del tamaño perfecto para ser sujetados entre sus manos.

Y su cuello... cómo anhelaba comprarle las joyas más finas para adornarlo, le encantaba besarlo o restregar su nariz allí, donde el aroma natural a frutos silvestres era más intenso. Su cintura y ombligo, también había logrado verlos aunque apenas un solo momento, lo suficiente para apreciar que la piel lechosa de la menor tenía unos lindos matices rosaceos.

Sus posaderas y caderas, le daban nervios tan solo verlas en movimiento, grandes y llamativas incluso con la ropa puesta. Estaba seguro disfrutaría sujetandolas al momento hacer el amor con ella, claro, cuando llegase el momento.

Y sus piernas, bendeciría al dios que se había tomado la molestia de esculpirlas, al igual que sus brazos y manos. Cada rincón de Inoko para él era perfecto... Su busto solo era una parte más, quería poder recorrer cada centímetro de ella y enamorarse más.

Vio su muñeca y estaba manchada, tras venirse, cerró los ojos intentando recuperar el aliento sin creer que iba a quedarse dormido y volvería a encontrase con su querida chica jabalí en sueños no tan "rosas".

-Umm ¿Qué hora es?- Frotaba sus ojos y cuando se percató, había un peso encima suyo, se alteró al ver de quién se trataba- ¡¿Inokoo?!

-Deja dormir, Monjiro- Hashibira solo se acomodaba mejor y cubría más con las sábanas- No has dejado de gritar mi nombre una y otra vez. Si tanto me extrañabas pudiste haberme seguido a la montaña.

-¿Tu nombre? Espera...- Sentía su rostro enrojecer cuando notó cierta zona de su cuerpo aún no tranquila- ¿Yo te estaba llamando?

-¿No te lo acabo de decir? Cuando llegue te habías meado encima, Monitsu no dejaba de reírse por lo que le partí el labio- Contaba bostezando- Luego de cambiarte de ropa y mantas, me iba a ir a descansar pero seguías llamándome. Por eso me quedé aquí, ahora cierra el hocico y déjame dormir, Gompachiro.

Quería practicar el seppuku en ese instante ¿Acaso su novia le había escuchado al tener un sueño húmedo? ¿Le había visto en "ese" estado? ¿Y encima había terminado apreciandolo sin nada encima?

-Descansa, Inoko- Besó la frente de la joven adormilada antes de acostarse a su lado- Lo siento si fue un problema para ti cuidarme.

-No fue nada para la reina de las montañas- Se enorgullecia de sí misma- Por cierto, tu cosa parecía estar viva ¿Cómo haces ese truco? ¿Me lo enseñas la próxima vez?

Agradecía en el fondo que su querida princesa fuese inocente en varios aspectos, pero a pesar de ello iba a explotar de vergüenza.

-Ino-chan, por favor...-Era capaz de darle un cabezazo para que perdiese la memoria por segunda vez- Solo, olvida lo de hoy y duerme.

Estaba decidido.

Iba a controlar su libido y a pesar que le doliese, tendría que reprimir sus ganas de tocarse toda su estadia en aquel lugar, no quería provocar otra vez ese tipo de sueños y menos cuando cabía la posibilidad que Inoko le escuchase.

Adicto a su dulce y ácido aroma-R18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora