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El timbre de la residencia del rizado resonó por todo el lugar, gruñó bajito, apenas se había salido de bañar, lo único que llevaba era una toalla al rededor de su cintura, le importó poco y fue abrir.

"Alice, llegaste justo a tiempo, pasa". Se hizo a un lado para que la chica pudiera pasar.

Entrecerró sus ojos para verla mejor, se había hecho algo en el cabello, definitivamente ya no era rubio.

"Deja de verme así y dime si te gusta". Peinó su cabello con gracia.

"Realmente me encanta, ese color te queda muy bien". Sonrió acercándose a ella, tomándola de la cintura.

"Todo se me ve bien". Se encogió de hombros, abrazándolo por el cuello, acercándolo lo suficiente para rozar sus labios.

"No puedo negar eso, preciosa". Susurró para después atacar sus labios, cargándola sobre sus brazos hasta llegar a su habitación.

El resto ya es historia.




Louis por fin había llegado a casa, de camino había pasado por algo de helado, no tenía mucho que hacer, evitaba a toda costa llegar a casa, se aburría mucho, ¿Porqué la familia de Harry no pudo llegar después?

Al entrar unas risas provenientes de la sala de estar llamaron su atención, confundido caminó hasta ahí, encontrándose con una amiga de su madre y su hijo.

Trisha y Zayn.

Inmediatamente sus mejillas se sonrojaron al recordase la conversación de hace meses con su madre sobre Zayn. Su madre debía estar confundida, no podía gustarle al morocho.

"Hijo, estás aquí, llegas justo a tiempo". Sonrió levantándose de su lugar para abrazarlo.

"Sí, ¿llegué a tiempo para qué?". Al separarse de su madre les sonrió a los inesperados invitados. "Hola, un gusto, hace tiempo que no los veía".

"Louis, cielo, pero mira que grande y hermoso estás". Una alegre Trisha se levantó de su lugar para abrazar con cariño al castaño.

"Muchas gracias, tú sigues igual de jovial y hermosa". Correspondió gustoso el abrazo.

"Basta, que después me la creo". Bromeó separándose de él. "Por cierto, ¿Recuerdas a Zaynie? Así solías llamarlo".

"Claro que lo recuerdo. Hola, Zayn, ¿Cómo haz estado?". Se sentó a su lado, tenía muchos años que no lo veía.

"Hola, Louis, estoy excelente y por lo visto tu también". Le sonrió de lado.

Ambas madres al ver a sus hijos charlar se fueron al comedor para darles más privacidad, por alguna extraña razón tenían fijación de que sus hijos terminaran juntos.

"Y dime Louis, ¿Qué haz hecho estos años?". Le miró con interés.

"Nada fuera de lo normal, en un año entraré a la universidad, estoy muy emocionado". Su brillante sonrisa se hizo presente.

"Eso es genial, me da mucho gusto que te vaya de maravilla".

"Gracias, ¿Qué tal tú?". Se acomodó para verle mejor.

𝘕𝘰𝘵𝘩𝘪𝘯𝘨 𝘪𝘴 𝘭𝘢𝘴𝘵 𝘧𝘰𝘳 𝘦𝘷𝘦𝘳   | 𝘓𝘚 |  [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora