Disclaimer: Esta historia trata el tema del incesto. Si no es de tu agrado, te recomiendo que leas otra de mis historias.
Si no es así, puedes continuar.
[...]
—Beka, me alegra que estés aquí, bienvenido— dijo su madre alegremente mientras lo abraza fuertemente.
—Me alegra estar aquí, gracias por aceptarme mamá, juro que será solo unas semanas— respondió separándose de ella.
—Los días que sean necesarios... No te preocupes, puedes irte cuando te sientas listo— dijo la señora dándole unas palmadas en el hombro.
—Yuri... Ven a saludar a tu hermano— grito para que lo escuchara.
El chico ignoro la orden y continuo escribiendo en su celular. Otabek blanquea los ojos y se acerca para sentarse a su lado.
—¿No vas a saludar a tu hermano?— pregunto cruzando los brazos.
—Tú no eres mi hermano, mi hermano es un hombre exitoso, no un hombre patético y divorciado— respondió bajando su celular.
—¡Yuri!— le grita su madre enojada.
—Tengo cosas que hacer— se levanto subiendo a su habitación.
—Déjalo, mamá... De por sí nunca le gusto la idea de que me casara— dijo Otabek tratando de tranquilizarla.
—Tal vez Yuri vio algo que nosotros ignoramos de esa mujer, pero será mejor que cambiemos de tema— respondió suspirando.
—Sube y acomódate, toma un ducha y bajas a cenar— le dijo acariciándole la mejilla.
Otabek asintió y subió las escaleras, miró un poco la puerta de la habitación de Yuri y suspiro. Entró a su habitación y dejó sus cosas sobre la cama, miró dentro de la caja y tomó la fotografía con su ex esposa el día en que se casaron.
El matrimonio de Otabek había durado sólo 5 años, pensó que todo iba bien hasta que descubrió que lo engañaban cuando abrió un sobre con algunas fotografías que le mandaron anónimamente. Obviamente llegó el divorcio y la repartición de los bienes, había sido un golpe para su economía y en lo que se recuperaba de ello pidió volver a casa de su madre junto con su hermano de 18 años, Yuri.
Se sentía extraño de volver, sobre todo después de lo extraño que se volvió la relación con su hermano, cuando Yuri era pequeño siempre se mantenía pegado a él, cuando se volvió un adolescente poco a poco se separaron y llegaron al punto en el que estaban después de que Otabek se caso.
Arrojo la fotografía que tenia en las manos al bote de basura, no valía la pena seguir lamentándose por su matrimonio fracasado, en unos días seria un hombre libre. Tomo una ducha y cuando estuvo a punto de vestirse se dio cuenta que su maleta se había quedado en la sala, seco su cabello y se amarro la toalla en la cintura para bajar por ella.
Al mismo momento en que salió de la habitación Yuri salió de la suya, se encontraron de frente en el pasillo y el rubio solo desvío la mirada.
—Ponte algo de ropa... No vives tú solo en esta casa— dijo Yuri sin mirarlo.
—Mi ropa se quedó en la sala, iba por ella— respondió Otabek algo confundido por la actitud de Yuri.
—Como sea— bufo bajando las escaleras.
Otabek se quedó de pie unos segundos cuando escucho gritar a su madre.
—Vuelve aquí, Yuri— grito enojada y luego se escucho la puerta.