XVII

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Otabek se encontraba esperando a su cita, debería estar nervioso, pero extrañamente se sentía lo suficientemente tranquilo con ello.

Era la primera vez que se veían a solas desde se habia mudado y se volvieron a encontrar por casualidad en la universidad, solo fue cuestión de tiempo para que surgieran algunos sentimientos entre ellos y por fin se decidieron a tener esa pequeña cita.

La vio acercarse a lo lejos, sonrió por inercia. 

—Lo siento ¿Esperaste mucho?— saludo tímidamente.

—No te preocupes... Te ves muy bien— dijo con una sonrisa lo cual le provocó un sonrojo.

Vestía su conjunto de falda negra tableada con blusa blanca con moño en el cuello, las medias largas con zapatos negros y la pequeña bolsa cruzada qué traía colgando, además del peinado, maquillaje y joyeria que escogió minuciosamente le daba un toque. Se había esforzado es su outfit y le alegraba que Otabek lo haya apreciado.

—¿Qué quieres hacer primero?— le pregunto para dar inicio a su cita.

—¿Una película?— pregunto con una sonrisa.

—Con gusto— respondio tranquilamente.

Ambos se fueron al cine, Otabek se dio el lujo de comprar el combo de palomitas mas grande que tenían para impresionar y luego entraron a mirar una película de terror. A pesar de que ninguno era muy fan del genero lo disfrutaron al máximo y no desaprovechaban las oportunidades de sostenerse la mano con el pretexto de estar asustados.

Cuando termino fueron a comer un helado, mientras esperaban su orden trataban de ponerse al corriente.

—Se escucha genial, deberías de mostrarme todas las fotos que sacaste de esos lugares— dijo Otabek.

—Me encanto vivir en muchos lugares, pero también extrañaba establecerme en un solo lugar— respondió tranquilamente.

—Era malo no poder tener amigos, ya que me mudaba constantemente a causa del trabajo de mis padres... me moría por venir a la universidad y por fin dejar de moverme— explico rápidamente.

—Yo jamás pensé que te vería en la misma escuela, la ultima vez que nos vimos fue cuando teníamos como 10 años— dijo Otabek.

—Lo sé, pero realmente me alegra que lo hayamos hecho... te eche de menos— dijo con un poco de rubor en las mejillas.

—A mi también— respondio con una sonrisa.

En ese momento llego la mesera con su orden. 

—No comas aun, déjame tomar una fotografía— dijo sacando de inmediato su celular.

—A ti siempre te gustaron estas cosas— dijo Otabek obedeciendo. Después de algunas tomas comenzaron a comer.

—Oh por Dios, esto es realmente delicioso... es el mejor helado que he probado— dijo con una sonrisa encantadora haciendo sonreír a Otabek.

—Es lindo verte sonreír tan de cerca, vaya que te extrañe mucho, no habia dia en el que no pensara en ti— dijo Otabek provocándole un sonrojo.

—Yo también te extrañe mucho, Beka— respondio con una sonrisa tímida.

Al terminar con el helado fueron a jugar videojuegos, luego a comer y durante toda la tarde se la pasaron platicando sobre el tiempo en que estuvieron separados, los amigos que hicieron, sus pasatiempos y también sobre sus experiencias amorosas.

Otabek no había tenido muchas relaciones lo cual la hizo sentir un poco aliviada, ya que no tenía tanta experiencia, de hecho ni siquiera había besado a alguien antes y todo esto se lo hizo saber a Otabek.

El como el caballero que era le hizo saber que no le debía nada por esa cita y que avanzaría al ritmo en que se sintiera en confianza, no pudo evitar sonreir al escucharlo y se sintió aún más tranquila.

Cerca de la noche Otabek le propuso que fueran a su casa para que saludara a sus padres, a ellos los había puesto felices saber que se habían reencontrado. Al llegar todo el lugar estaba vacío incluso sus hermanos se habían ido.

—No tengo idea de donde están, pero deja averiguarlo... Por lo mientras si quieres sube a mi habitacion, es la segunda puerta a la izquierda— dijo caminando hacia la sala.

Obedeció en silencio y fue hasta la habitación, aquel lugar era como lo imagino, lleno de cosas que caracterizaban a Otabek como los posters de bandas de rock, los libros que le gustaba leer y los instrumentos que utilizaba para componer música.

Con una sola mirada pudo darse cuenta que a pesar de tener mucho tiempo sin verse aún compartían muchos gustos y eso le enamoraba más.

—Toma, te traje un postre qué mi mamá me dejó... Dicen que fueron a visitar a mi abuelita, pero que no tardan en volver— dijo entrando con un plato en las manos.

Sonrió cuando miro el delicioso pastel de fresas qué preparaba su madre, sentía que habían sido siglos desde la última vez que lo probo.

—Y también pensé que querrías ver esto— dijo mostrándole en la otra mano un álbum de fotografías.

Ambos se sentaron en el suelo mirando y recordando viejas anécdotas conforme pasaban las fotografías, aprovecharon el tiempo para mostrar las propias continuando con la conversación.

Terminaron recostados en la cama hablando de lo que fuera hasta que simplemente se quedaron en silencio, solo mirando uno al otro. Otabek aprovecho para darle un beso qué acepto sin protestas, comenzó con uno tierno, ya que era su primero, pero luego aumento de intensidad hasta que termino encima.

Ambos se acariciaban por encima de la ropa mientras continuaban besándose, fue hasta que sintió como Otabek metía la mano bajo su falda que le pidió parar.

—Lo siento... No quiero... esta noche... no me siento... — trato de hablar, pero Otabek solo le beso la mano.

—Perdoname tú a mi por querer llevar todo rápido... No hay prisa, será cuando te sientas bien— dijo acariciándole la mejilla.

—En verdad lo siento, Beka— dijo con vergüenza.

—No te disculpes... Esperare hasta cuando tú lo desees— respondió dándole un beso en la mejilla.

Se abrazaron fuertemente y luego bajaron a la sala para ver una película mientras esperaban a que llegara la familia de Otabek. En ningún momento se soltaron de la mano y tampoco se separaron hasta que escucharon el ruido de la puerta abrirse.

Después de abrazos y las típicas pequeñas conversaciones de reencuentro con los padres de Otabek, volvió a casa siendo acompañada por Otabek.

[...]

Entro a su habitación y se recargo en la puerta aun sintiendo como su corazón latía rápidamente. Otabek se había despedido con una pequeño beso en los labios prometiendole que mañana almorzarían juntos.

Se fue hacia el baño y se sento frente al tocador comenzando a quitarse el maquillaje y joyería. Después de un largo día lo que le gustaba era cuando se quitaba todos los accesorios del cuerpo, quitarse la ropa y meterse a su pijama.

Vaya que ser una chica era muy difícil y más cuando debías de esconder una ereccion entre tus piernas.

Escucho su teléfono vibrar y al revisarlo miro un mensaje de Otabek sonriendo de inmediato.

"Me la pase muy bien hoy y te veías muy linda. Nos vemos mañana "

De repente escucho que tocaban a su puerta.

—Yuri... ¿Ya estas dormido?— pregunto su abuelo.

—No, abuelito ¿Necesitas algo?— respondió.

—No, solo quería hablar contigo sobre tu cita, pero hagámoslo mañana... Descansa— se despidió alejándose.

Yuri sonrió y luego continuo preparándose para dormir mientras pensaba en lo lindo que era su abuelo cuando aún lo llamaba de "él", a pesar de que desde los 13 años Yuri ya era "ella".

Cuando Estamos SolosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora