Capítulo 14

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El día de la fiesta por el embarazo de Rashta había llegado y desde la mañana el palacio estaba en movimiento, Maud por su parte estaba comiendo algunas galletas, mantenía una bata y su piel aún húmeda y sus cabellos revueltos delataba que recién salía de la ducha, sus damas seguían en dudas si debían asistir, puesto que por una parte es un deber real, pero de forma moral sería un atropello para la dignidad humana de la emperatriz, pero después de tanto debate ambas damas se alistaron y peinaron, para luego proceder a vestir a la princesa que parecía ida.

- "tenemos su regalo, la manta... ya ha sido modificada, espero que se sienta bien para entregarla –aquellas palabras sacaron del trance a la princesa que mostró una sonrisa para colaborar en su arreglo- recuerde las palabras que debe mencionar, hoy no usará la crinolina, este vestido no será necesario, usaremos capas, Allison tráelas y hagamos esto rápido"-

Después de algunas capas y un corsé, el vestido estaba listo para colocarse, un peinado recogiendo aquellos cabellos negros, optaron de igual manera no usar joyería, sentían que no era necesario, poniéndole una corona, se destinaron a pasear por los alrededores, aún no querían ingresar a la fiesta.

Después de algunas capas y un corsé, el vestido estaba listo para colocarse, un peinado recogiendo aquellos cabellos negros, optaron de igual manera no usar joyería, sentían que no era necesario, poniéndole una corona, se destinaron a pasear por l...

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(Perdónenme, no quería recurrir a imágenes, pero siento que no entenderían mi fea descripción, así que, así esta Maud, gracias dibujantes que pueden justo plasmar lo que quiero poner :3 )

Al cabo de una hora desde que comenzó esa fiesta se dispusieron a ir, encontrándose en el trayecto con la emperatriz, ambas se miraron de forma tranquila, el dolor era trasmisible y en su mirada ambas mostraban el desconcierto de lo que pasaría.

- "Navier... tranquila, que la que quedará mal hoy será ella, no por su puesto en sociedad sino por sus modales... tú eres el palacio y ella la fachada de una hermosa casa en ruina, no vale nada. Espero que eso ayude"-

La emperatriz asintió, para que ingresen a la fiesta, con el anuncio de un sirviente todos callaron ante la entrada de la emperatriz y la segunda al trono, pero más fue el asombro que cuando se acercaban aquellas damas a la amante, notaron que la princesa llevaba un vestido violeta, y la de cabellos blancos un lila, ambas degradaciones del mismo morado, color que se pintó el reino en el nacimiento de la noble. Todos empezaron a susurrar, la amante ignoraba eso o al menos aparentaba, el emperador por su parte reconocía los murmullos.

"Dios, acaso no tiene pudor esa mujer, ¿no vistió el rojo de la emperatriz la fiesta anterior?"

"Si fuera la amante correría a quitarme ese vestido o ni siquiera me lo hubiera puesto"

"Esperemos que la princesa haga algo, yo no dejaría que me falten el respeto"

"Es cierto que es su fiesta, pero hasta yo sé que esos colores están prohibidos dentro de palacio y más cuando están ellas"

Él le había advertido varias veces a su amante que no usará ese color, pero sus caprichos fueron tan grandes que sin que se dé cuenta, mandó hacer ese vestido del color que pidió que no use. Trataba de ver que gesto hiciera su hermana, pero el que más temor le causaba era esa sonrisa que cargaba.

𝓛𝓪 𝓗𝓮𝓻𝓶𝓪𝓷𝓪 𝓭𝓮𝓵 𝓔𝓶𝓹𝓮𝓻𝓪𝓭𝓸𝓻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora